Según una encuesta del CIS, la buena educación, la tolerancia y el respeto hacia los demás son los valores que los españoles consideran más importantes a la hora de educar a sus hijos. Visto de otro modo: para la mayor parte de la sociedad, la falta de tolerancia y de respeto hacia los demás es algo criticable. No es de extrañar ver un resultado como éste en un sondeo de estas características, ya que basta un mínimo de capacidad de observación para darse cuenta de que, en general, todos pensamos que esas cualidades son esenciales y que, desde luego lo que nunca haría sería creerse un «iluminador» ni convencerse de que todos los mortales van a aceptar una simple impresión suya sobre algo que no entiende, o un gusto personal o cualquier sentimiento irracional como si fuera una verdad universal. Se necesita tener algo más que el convencimiento de algo para lograr una buena mente (a veces no se logra ni con ejércitos). El problema es que la soberbia, ese defecto radicalmente opuesto a «la tolerancia y el respeto hacia los demás», pesa tanto sobre las espaldas de quienes tienen que cargar con ella, que se olvidan de que el resto de la humanidad está ahí.
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