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Paula Winkler
Paula Winkler
Argentina toda, a mi juicio, no puede darse más el “gustito” de fingir lo que no es, y su gente tendría que pensar, ver y devaluar todas las formas de la ignorancia y la soberbia

A menudo, se escucha en el habla porteña aquello disparatado e insolente de “fingir demencia”, es decir declamar que es sano hacer como que no se ve, que no te das cuenta… Alguna Filosofía contemporánea se ocupó bien de los adeptos a las estéticas del “Als ob” (al “como-si”).

Cuando el ejercicio de la libertad de expresión bordea la ofensa y la pésima parodia

Hace pocos días, cerca de la Navidad de 2024, un canal argentino de “streaming” transmitió un pesebre viviente. Mal guionado (si no fue espontáneo), mal actuado y de pésimo gusto: digo “de pésimo gusto” porque realizar una parodia no es solo juntarse entre varios convencidos, el humor tiene sus reglas.

Crítica literaria

Cuando por primera vez aparece en el mundo literario “La Vegetariana”, la célebre novela escrita a tres voces por Han Kang, la escritora Premio Nobel 2024, su país se encontraba gobernado por Roh Moo-hyun, un abogado que intentó alianzas y se suicidó en mayo de 2009. Supuestamente, una denuncia de corrupción lo torturaba.

Como tantos otros, adorné mi casa, armé el pesebre, recé un poco y me acordé de las Navidades de mi infancia

Cada 8 de diciembre los católicos de tradición hispánica armamos el pesebre. Quienes provenimos de los barcos que trajeron a nuestros padres o abuelos, solemos agregar el árbol y nos ocupamos de adornar la casa con el resto de los dispositivos navideños, sobre todo pensando en los chicos, los tengamos lejos o cerca, en fuga.

Cuando la mitad de la sociedad se hunde en la pobreza y la indigencia, sospecha de todo aquello que no sea resultado de las “ciencias duras” y considera que la cultura es una suerte de adorno suntuario (por atrevido y molesto), señoras y señoritas, algunas afeadas por el bisturí y otras benditas en su rostro y cuerpo por naturaleza, imitan, repiten tonteras y hasta se dan aires de experimentada sapiencia.

El sábado 23 de noviembre, Carolina Peralta, artista visual, diseñadora gráfica, docente, y yo presentamos “Pulpos, mulitas, kiwis. Relatos acerca de una animalidad y algunos nubarrones”, cuentos breves y microrrelatos ilustrados para adultos que escribí y publicó Vinciguerra en agosto de 2024.

Según Aristóteles, Martin Heidegger, Hans- Georg Gadamer y otros pensadores, somos seres hermenéuticos, sociales, lingüísticos. Para Santo Tomás de Aquino, no somos por nosotros mismos pero sí, por el otro, los otros. Sin embargo, no puede negarse que nos estamos olvidando bastante de ello. Se han impuesto, salvo contadas excepciones de Occidente, paradigmas de exagerada competitividad e individualismo, ajenos a la especie.

Si, como decía Octavio Paz, “lo poético es la poesía en estado amorfo”, poco tiene ya la vida en el planeta para ofrecer a la voluntad del poeta. Me refiero a aquellas circunstancias ajenas a quienes escribimos que potenciarían nuestra fuerza creadora. Si siempre hubo guerras, masacres, ignorancia y anomias; egoísmo, estupidez y continúa la lista de los estragos, hoy todo se amplificó.

Annika Coll, experta en emergencias, según El País, cuya noticia es levantada hoy, 4 de noviembre, por La Nación -periódico masivo de Argentina- reflexiona: “En España hay gente que no confía en los mensajes de alerta de las autoridades porque no confía en los políticos” y (…) “la gente se enoja si le dicen que va a nevar y luego no nieva”.

Resulta harto sabido que el arte vive una inversión en sentido de que somos los espectadores los que gozamos de la atracción del texto, del suceso o del objeto que percibimos. Somos los receptores, en efecto, quienes organizamos la experiencia estética.

El premio Nobel de Literatura 2024 le fue concedido a Han Kang, una escritora surcoreana. No por desconocimiento masivo de su obra en algunos países, sin merecimiento al premio más jugoso en dinero y prestigioso en las Letras, a cargo de la célebre Academia de Estocolmo.

Es común oír quejas sobre la Justicia por parte del ciudadano de a pie y del periodismo no especializado. Ello, debido a la demora del Poder Judicial en dictar sentencias, porque no conforman los resultados del juicio, denuncia o reclamación formalizados o porque los efectos colaterales de los fallos, presuntamente injustos, sacan de quicio a la gente en temas colectivos de resolución compleja.

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