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Violeta Torrejón
Violeta Torrejón
Todo se ha individualizado tanto que parece que ya no mostramos interés por el bienestar del que tenemos más cerca

En la vida nos van sucediendo muchísimas cosas, algunas de las cuales podremos superar solos y otras, por el contrario, necesitaremos la ayuda de los más cercanos. No se trata de que seamos más débiles sino que, según las circunstancias, a veces, necesitamos cierto apoyo para superar determinadas cuestiones.

No sólo se trata de estudiar, sino de saber gestionar el resultado y contar con las herramientas adecuadas para, en caso de suspender, no caer en pensamientos autodestructivos

Actualmente, conocemos a bastantes personas que se están preparando unas oposiciones. Son muchas las horas de estudio, de esfuerzo, de constancia o de lucha. Y es que se trata de tener la mente en su sitio para no dejarse llevar por la pereza y la fatiga que, muchas de las veces, supone estudiar sin saber el resultado final. ¿Y qué pasa si las notas no muestran lo esperado? No hay que sentirse fracasado por no alcanzar esa meta tan alta que nos hemos propuesto.

La nostalgia y la añoranza en estas celebraciones pueden llegar a ser mucho más fuertes que en otros momentos del año

Si damos una vuelta por las distintas calles de cualquier ciudad podemos apreciar perfectamente la transformación que se ha producido desde hace unas semanas hasta ahora, es decir, las fachadas, los árboles y los escaparates están decorados con luces y productos navideños que inspiran un ambiente más cálido con respecto a otras épocas.

Los propósitos no dependen de una fecha; depende de uno mismo proponerse metas alcanzables y llevarlas a cabo cuando se sienta con fuerzas

Quedan escasos días para que finalice este año y, con ello, toda una serie de acontecimientos que nos han sucedido a cada uno de nosotros. Para algunos, cosas buenas que desearán que se sigan repitiendo en el que viene, y para otros no tan buenas y rezarán para que todo pueda cambiar e ir a mejor. Todo depende de la valoración que hagamos, de las experiencias vividas y de la actitud con la que nos tomemos todo aquello que nos va pasando.

Todos a lo largo de nuestra vida conoceremos a diversas personas que tendrán un significado especial en nuestro corazón por aquello que nos aportaron, y a otras, por el contrario, las recordaremos de forma negativa por las experiencias que en su día vivimos. Y no podemos catalogar que unas fueran mejores y otras peores.

Vivimos en una sociedad en la que tenemos la obligación de actuar como lo hace el resto, de comer lo que prueban otros, de tener aficiones conforme al entorno al cual nos hemos desarrollado y sobre todo, a relacionarnos con personas afines a nuestros intereses y clase social

Es inevitable que durante el transcurso de la vida no nos sucedan acontecimientos que nos hagan preocuparnos por lo que nos está ocurriendo y por cómo influirá en el futuro o incluso en el mismo presente. Existen personas que son más propensas a disminuir los problemas y otras que los exageran, pero todo depende de la intensidad del problema y de la manera que tengamos de gestionar y proporcionar soluciones.

La sociedad, como hoy en día la conocemos,  ha cambiado mucho con respecto a generaciones anteriores. Nada tienen que ver los inicios de una aventura amorosa que con el tiempo puede llegar a afianzarse con lo que ahora estamos viviendo. Y claro está, en todo este proceso mucho tiene que ver la tecnología y su manera de influir y modelar nuestra vida. Antes, todo era más cercano o más auténtico, mientras que ahora todo se ha convertido en rápido, entretenido y sustituible.

Estamos inmersos en una sociedad donde todo el tiempo tenemos que estar ocupados, con retos, con la búsqueda del cumplimiento de las expectativas…, es decir, tenemos que tener la mente y el cuerpo siempre activos porque es lo que se espera de nosotros, o más bien lo que la sociedad nos impone como seres que pertenecemos a esferas sociales.

Son muchos los días en los que nos levantamos con, lo que se suele decir, el pie torcido. Podemos mostrarnos enfadados, irritables o demasiado sensibles, y es que los seres humanos no somos tan estables como quisiéramos. Por lo general, existen factores que hacen que nos comportemos de un modo u otro o que, simplemente, un día, cuando nos despertemos, nos sintamos más decaídos con respecto a horas atrás. Todo influye, queramos o no.

Muchas veces suceden situaciones que nos hacen cuestionarnos todo nuestro mundo, entorno o proyecto vital. Es inevitable sentir miedo o incertidumbre ante los cambios, pero más complicado resulta cuando contamos con pocas personas de verdad a nuestro alrededor porque gente existe siempre, pero con la que contar, poca.

La vida es una acumulación de años que se van sucediendo uno tras otro y en ese espacio de tiempo experimentaremos una gran diversidad de situaciones que nos valdrán para ir madurando y aprendiendo, muchas de las veces sin querer, pero será más tarde cuando nos podamos dar cuenta de ello.

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