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Violeta Torrejón
Violeta Torrejón es sociologa, especialista en necesidades específicas del entorno de la salud y del trabajo en mujeres y hombres, también en coaching e inteligencia emocional. Ha trabajado realizando análisis de prensa y como documentalista. También en residencia de ancianos realizando talleres y seguimiento de la adaptación al centro. Cuenta con experiencia en el ámbito educativo en el que ha puesto en práctica todos sus conocimientos. |
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A medida que vamos cumpliendo años, vamos sumando experiencia a nuestra vida y pasamos por momentos que podrán volverse a repetir o no. Algunos de ellos los elegiremos voluntariamente, mientras que otros los intentaremos evitar a toda costa. La vida, en general, es un camino bastante complicado en el que nadie está libre de sufrimiento.
Si miramos a nuestro alrededor podremos ver miles de parejas que, o se han formado hace poco o que ya lo vienen siendo desde hace tiempo atrás. Y todas estas parejas a medida que van avanzando generarán unos códigos que crearán las bases de lo que están o quieren construir. Siempre los inicios son sencillos, no existe cabida para los malentendidos porque el diálogo no estará viciado de reproches ni de emociones que hayan creado un mal ambiente a causa de alguna discusión.
En esta vida tenemos ciertos valores que se van conformando a medida que vamos evolucionando en los años. Durante la infancia formaremos nuestra personalidad, que será determinante para el carácter que tengamos en el futuro. Cuando somos niños, nos educan y enseñan todo aquello que creen que será necesario para poder desenvolvernos el día de mañana.
Existen épocas en las que la vida no va como uno quisiera, momentos que nos pueden desbordar o, en su defecto, que nos hacen dudar de si las cosas más adelante volverán a su cauce. Y es que a lo largo de nuestra existencia viviremos instantes de gran felicidad y otros en los que parezca que todo se tuerce.
El hecho de tener hijos o no tenerlos es algo completamente opcional para las parejas o para la propia mujer en caso de hacerlo en solitario. La sociedad, a veces, según el entorno, nos impone en mayor o menor medida los hitos que debemos haber conseguido cuando alcanzamos determinadas etapas.
Para conocer a alguien hace falta tiempo, momentos de calidad y compartir también determinados valores, ya que las parejas se forman porque dos personas en un instante determinado se sienten atraídas y piensan que es posible que puedan ser compatibles en el tiempo.
Cada una de las personas que conocemos tiene su vida, sus circunstancias y le afectan en mayor o menor medida las cosas que le van sucediendo. Aparecerán personas que nos cuenten verdaderos dramas que están pasando y que nos resulten, realmente tragedias, pero también otros, que se hundan en un vaso de agua y no nos parezca para tanto.
Cuando estamos conociendo a alguien y nuestro entorno lo sabe o, al menos, tiene constancia de ello, es bastante habitual que quieran verle y de ese modo, valorar si nos conviene o no. Los inicios son preciosos y nos gustaría gritar a los cuatro vientos la existencia de un hombre o una mujer en nuestras vidas, pero aquellos que cuentan con más experiencia en el asunto, suelen ser más precavidos y esperar.
Las personas tenemos la tendencia a ocultar aquellas partes de nuestra vida que no nos van realmente bien. A veces, por temor a lo que otros pensarán, y otras por no desvelar la realidad de nuestra situación. Todos, en cierta manera, damos una imagen que nos hemos creado y varía en función de con quién nos relacionemos.
Debido a la situación actual, es bastante habitual que tras varios años de convivencia o de matrimonio, las parejas se separen, lo cual supone un proceso costoso tanto a nivel económico como emocional. Es duro y complicado decir adiós a alguien a quien has querido y con quien has compartido tantos momentos importantes, pero lo es aún más cuando tienes algo en común de lo que jamás podrás desprenderte: los hijos.
Elegir al compañero o compañera de vida y decidir dar el paso de casarse es una gran responsabilidad, porque no se trata tan sólo de la preparación de la boda y de la elección de los invitados y el correspondiente banquete, sino que detrás de todo eso debe quedar la actitud de luchar y seguir con la persona con la que te has casado para toda la vida, independientemente de que las cosas vengan bien o mal.
Existen muchas personas que, en algún momento de su vida, se han planteado ayudar a los demás de una u otra forma, pero lo cierto es que para eso hay que tener tiempo y tener claro en qué ámbito hacerlo. Tenemos la agenda completa de actividades que pueden ser laborales o de ocio, pero siempre con el tiempo justo para aprovecharlo al límite.
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