| ||||||||||||||||||||||
Violeta Torrejón
Violeta Torrejón es sociologa, especialista en necesidades específicas del entorno de la salud y del trabajo en mujeres y hombres, también en coaching e inteligencia emocional. Ha trabajado realizando análisis de prensa y como documentalista. También en residencia de ancianos realizando talleres y seguimiento de la adaptación al centro. Cuenta con experiencia en el ámbito educativo en el que ha puesto en práctica todos sus conocimientos. |
![]() |
En nuestro día a día nos relacionamos con muchas personas. Generalmente, aquellos que nos influyen más, serán los que conformen nuestra familia, amigos o pareja. Será con ellos con los que nos sintamos más cómodos para mostrarnos tal y como somos, pero pudiera suceder que, a veces, la sinceridad pueda sobrepasar determinados límites o la propia confianza excederse de unos rangos y dar lugar a ciertos problemas personales.
Somos seres de rutinas y estamos acostumbrados a realizar las mismas actividades día tras día o en su defecto, similares. Conocemos los lugares por los que transitamos de forma habitual, nos relacionamos con personas afines a nosotros y los trayectos suelen repetirse en el tiempo. Es decir, nos sentimos seguros en nuestro círculo de relaciones y de todo lo que tenga que ver con el entorno que nos rodea.
El amor es algo que se debe demostrar día tras día, es algo que tiene que estar presente cuando dos personas se quieren y desean tener “algo” juntas. Ya no se trata tanto de futuro, porque la vida es la que se encarga la mayoría de las veces de cambiar o modificar los destinos y sobre todo, porque no sólo el amor es suficiente para que se vaya consolidando ese proyecto.
Tenemos la idea de que trabajar supone un esfuerzo que, a final de mes, vemos recompensado. Esto es algo que todo el mundo sabe. Ya sean más o menos horas pero ahí está la constancia diaria y nadie pone en duda que, a pesar de que se trate de un empleo mejor o peor, pero a fin de cuentas, es un trabajo.
Cuando somos pequeños nos enseñan ideas y discursos, en los cuales nos animan a hincar codos en el futuro. Eso es algo que se evidencia con la típica pregunta que se les hace a los niños de qué quieren estudiar el día de mañana. Muchos dirán que astronautas, otros periodistas y multitud de ellos, por desgracia, influencers. Y es que estas respuestas han ido variando a lo largo de las generaciones y todo ello, marcado por la sociedad en la que se están desarrollando.
Cuando uno inicia una relación nunca piensa en el punto final, ya que al comienzo todo es maravilloso. Es una sensación de bienestar absoluta donde dos personas, la mayoría de las veces, se están conociendo y dan lo mejor de cada uno de ellos. Algunos pensarán que es fingir, mientras que otros, dirán que es para presentar su cara más amable, pero en ambos casos es cierto, que con el paso del tiempo, esas máscaras se caen para dar lugar a otras facetas más reales.
Existen épocas en nuestra vida que, debido a los acontecimientos, dormiremos menos porque nos influirán aquellos sucesos que tienen lugar en el día a día. Generalmente, suelen ser casos puntuales que acaparan algunas semanas, o incluso meses, pero que con el tiempo se acaban solucionando. No les daremos importancia porque, además, según nos afecten las cosas podremos resolverlo con más o menos rapidez.
A medida que vamos adquiriendo responsabilidades, vamos añadiendo cargas a nuestra vida. Y eso, supone crecer. Existen unas etapas vitales en las cuales no tenemos ningún tipo de preocupación porque nuestro sustento o realidad cae en otras personas, pero cuando nos vamos haciendo adultos, esto cambia por completo.
La sociedad, tal y como la conocemos hoy en día, nada tiene que ver con épocas anteriores, y eso es porque se encuentra en constante evolución. Las personas que formamos dicha sociedad también lo estamos ya que nuestras relaciones con los demás no son estáticas, sino que están en permanente cambio con diversas modificaciones según nuestras acciones.
Cuando somos jóvenes tenemos tendencia a tener bastantes amigos, muchas veces porque el entorno nos los va poniendo en el camino y otras veces, porque tenemos gustos o aficiones parecidas a esas otras personas. Para que una amistad se forje es necesario tener algo en común, es necesario que exista algo que haga que se produzca la unión. Y cuando ese vínculo se forma, contaremos con un amigo.
Todos los años, cuando llegan estas fechas, nos ponemos a buscar regalos para complacer a nuestros más allegados. Es algo así como una obligación porque vienen los Reyes, porque es algo innato que hay que hacer. Lo que sucede es que a medida que nos vamos haciendo mayores, esa ilusión por estas fechas la vamos perdiendo. Y no es que sea algo malo, sino que se va convirtiendo en algo diferente.
Se acerca el final del año y eso supone hacer un resumen de todas aquellas cosas que nos han ido sucediendo durante el camino. De forma general, podremos hacer una valoración positiva o negativa según la experiencia personal, pero lo cierto es que intentaremos siempre mejorar en aquellos ámbitos que han quedado más flojos o que queremos superar.
|