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Cada cual es muy libre de crear una asociación, fundación o partido, como, igualmente, cada ciudadanos es muy libre de vincularse al organigrama que desee. Importante en este razonamiento es saber, conocer y aceptar que cuando estos principios se elevan al concepto de 'Nación', entonces hablamos sencilla y llanamente de 'Constitución', en la que las “normas, mojones, arcenes y linderos” funcionan, mutatis mutandis, como en cualquier organigrama social.
Me pareció una excelente constitución y la acepte ilusionadamente. En el pluralismo político que se me ofrecía opté por la Unión de Centro Democrático (UCD) y sufrí la primera decepción al venirse abajo aquel proyecto novedoso, no obstante lo cual continué considerándome demócrata y votando en cada elección, aunque nunca a los partidos que habían tomado parte en pasadas confrontaciones.
Sin embargo, esto depende del gusto de cada uno. Hay mancebos y mancebas que gustan de “producirse ante el personal”; obtienen un placer, para mí difícil de entender, en el hecho de que los reconozcan por la calle, en el transporte público, en un restaurante o la sala de espera del dentista. Y comprendo su frustración ahora que todos nos vemos obligados a usar esa especie de antifaz por culpa de la pandemia. Lo deben de pasar fatal.
Quizás ese tipo de sociedades no sean, lo que llamamos en occidente, “muy democráticas”, pero hay que reconocer que son CONSECUENTES con los principios que ellos entienden sagrados para la “CONVIVENCIA”.
Los sucesivos gobiernos de la nación han abordado los problemas de las autonomías con ansias de independencia con desigual fortuna. El país vasco organizó la resistencia de ETA asesinando a mucha gente. El país catalán ha optado desde los tiempos del ex honorable Pujol en denigrar a los andaluces como “hombres poco hechos” o forzarlos a aprender su lengua. Lo mismo han hecho los gallegos, los mallorquines o los valencianos.
Estoy totalmente de acuerdo con la Ley de Memoria histórica, siempre que se aplique a todos los de uno y otro bando de los que lucharon en la Guerra Incivil, no solo los de la guerra sino también de los que perecieron desde el año 1931 que murieron en muchos casos por el odio, la envidia o el rencor de los republicanos, No olvidemos que fueron ellos los que inventaron loas “paseíllos”, los tiros en la nuca y el abandono de los cadáveres en los caminos.
Sin minusvalorar la gravedad de la epidemia, lo cierto es que la machacante repetición diaria de datos, la descarada manipulación de los mismos (la más flagrante, la de los fallecidos) y el impúdico partidismo propagandístico de portavoces tan desacreditados como Fernando Simón o el propio Ministro Illa han causado más desasosiego que tranquilidad y confianza en la propia gestión del gobierno como hubiera sido su obligación.
En su obra “La insoportable levedad del ser” Milán Kundera escribe: “Si la Revolución francesa tuviera que repetirse eternamente, la historiografía francesa estaría menos orgullosa de Robespierre. Pero dado que habla de algo que ya no volverá a ocurrir, los años sangrientos se convierten en meras palabras, en teorías, en discusiones…”.
La creación de las 17 autonomías pienso que fue una colosal equivocación, pues para resolver viejos contenciosos y con la frase de Suárez “pues café para todos” los problemas se multiplicaron y…los gastos. Se ha establecido una doble administración innecesaria que ha restado poder al gobierno central y ha alentado un fraccionamiento del Estado haciendo de España un país “que no lo iba a reconocer ni la madre que lo parió”, como dijo Alfonso Guerra.
El aislamiento de nuestra nación en el contexto internacional, reforzó aún más el liderazgo del general Franco que rodeado de un gobierno monolítico reconstruyó una España devastada, rota económica y socialmente. El régimen franquista renegó de cualquier tipo de participación política a través del sistema de partidos y formulando la democracia como “orgánica”, instituyó la familia, el municipio y el sindicato como los únicos cauces de representación de la sociedad.
También la Constitución, en su artículo 4 habla del símbolo oficial de la bandera. El artículo 4.1. establece que «la bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas». Por su parte, el artículo 4.2. anuncia que «los estatutos podrán reconocer banderas y enseñas propias de las Comunidades Autónomas.
Recuerdo aquel memorable discurso pronunciado en el Congreso de los diputados por el entonces
Presidente, Adolfo Suárez, en el que dirigiéndose a todos los españoles, asemejaba la transformación total del país, a la reforma general de una casa. “Sin que dejara de funcionar la luz, ni faltara agua en las cañerías”.
La señora Calvo ha querido aprovechar, como en general han estado haciendo este gobierno de
socio-comunistas que padecemos, para colarnos de matute otra de estas leyes “especiales” hechas a la medida del intervencionismo absolutista de Podemos Unidas, que el Gobierno se está sacando de la manga para dejar convertida en una filfa, sin valor alguno, nuestra Constitución de 1978, a base de continuas infracciones, trucos, artimañas y falsas interpretaciones ad hoc.
Vistos ambos conceptos, que son los que estamos viviendo, cabría hacer varias preguntas: ¿Estamos en un proceso bélico o guerreamos contra alguien? ¿Para que nos hacen estar en estado de alarma, incluyendo el toque de queda? ¿No será un intento de control de la población sin causa justificada? ¿Estamos utilizando el virus Covid-19 para convertir nuestro país en una dictadura de corte social-comunista? ¿Por que los partidos de la llamada “oposición” se alían a favor del Gobierno?
Las discrepancias entre el gobierno de la Comunidad de Madrid y el poder central son muy ostensibles y no ayudan en nada en la lucha contra el coronavirus. La razón, a mi juicio, la tiene el ministro de Sanidad Illa.
Sandio, se refiere a la característica, índole, cualidad, estado, naturaleza, condición o particularidad de la persona que tiene falta de entendimiento, inteligencia y compresión. Necedad, tontería, bobada, memez, majadería, pendejada, imbecilidad, disparate, cretinismo o estupidez.
Lo que nos preocupa y mucho Señor, es que estos ataques a la institución monárquica se dirijan desde el seno del propio gobierno, encabezados por el Vicepresidente segundo Pablo Iglesias y varios de sus Ministros/as
Seguramente Aristóteles se quedaría hoy extrañado de la generalizada exaltación de la democracia a través de todos los medios de comunicación.
Durante casi cuarenta años, todos los que duró el franquismo, España fue un Reino sin Rey. Franco así lo había decidido a la hora de redactar las Leyes Fundamentales del Movimiento, una especie de Constitución, que en las Facultades de Derecho por aquellas calendas se estudiaban bajo el epígrafe de “Derecho Político”.
Los letrados del Congreso obvian el criterio de Fiscalía y rechazan investigar al emérito por su inviolabilidad «absoluta», en contra la propuesta avalada por Unidas Podemos y otros grupos.
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