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Falsificar los formatos de cualquier tipo de edición es engañar al que se dispone a utilizarlo. Editar o poner a disposición cualquier edición de propuestas electorales, falsificando su formato, tergiversando conceptos o entremezclando ideologías mediante la utilización de los “CLA” pagados, es de tramposos, es de desesperados, es de soberbios, es de “nerones” actualizados.
El triunfo de Sergio Massa en las elecciones significó mucho más que un resultado absolutamente insurrecto frente a una multiplicidad de encuestas que volvieron a equivocarse. El peronismo, y el pueblo argentino, le han puesto un límite a una expresión neofascista intolerable, que iba por las más sensibles conquistas obtenidas durante cuarenta años de democracia.
Objetivamente considerada, la democracia del capitalismo moderno siempre fue un mito, arropado por el método electivo de la representación, con el que vino a escena la partitocracia. Ahora resulta que empieza a declinar y amenaza con no quedar en pie este sucedáneo ofrecido a las masas, porque hoy, la que sirvió de falsa bandera de lo que se ha venido llamando democracia al uso hace aguas.
¿Qué esconde el poder, capaz de “pisar triunfalmente”, la alfombra de la indiferencia, el camino del populismo pagado y los más serio, las conciencias de cientos de personas insensibles a sus propios criterios, convertidos en “muertos vivientes”?
Deberíamos releer a los clásicos. A Larra, por ejemplo, considerado por muchos lingüistas como el mejor prosista español del siglo XIX. Partes de sus artículos parecen reprimendas desde ultratumba. Son esclarecedores por el contraste que ofrecen entre el pasado y el presente, o mejor dicho, por el poco contraste (es decir, que relativamente no son tan largos los pasos del progreso: a veces dos pasos adelante, uno atrás; otras, dos atrás, uno adelante).
‘Tiberio’: alboroto, gran confusión. Similar a ruido, algarabía, bulla, cisco, carajal. El PSOE es un partido político creado en 1879. Hasta el año 1979 se definió marxista. Hoy es un lugar con socialistas de raíz ideológica y sentimental antigua, para muchos entrañables, y lo que ha surgido junto a ellos: felipismo, zapaterismo, sanchismo; y hasta el pachilopezismo que bulle por ahí.
El espíritu democrático se ha de concentrar en el respeto a los derechos humanos y se debe centrar en las personas. En este sentido, una buena gobernanza está pendiente de todos y necesita de la virtud, fortaleciendo las instituciones, supervisando y rindiendo cuentas en toda ocasión.
“¡Políticos estafadores, juegan a vivir de ti!”, bramaba Evaristo allá por los pasados ochenta, entonando una canción cuyo contenido sigue por desgracia tan vigente como entonces. O casi. ¿Pero qué hemos hecho para merecer esto? Les confesaré algo en lo que a buen seguro se verán reflejados no pocos lectores: la práctica totalidad de mis allegados echan pestes sobre los políticos, así, en general, sin pararse a analizar caso por caso.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar acerca de un problema, que es estrictamente moral. Toda la vida me opuse fervientemente a sostener la típica frase cliché que sostiene que cada pueblo tiene el gobierno que se merece, justamente porque pensaba que no es justo atribuir a los votantes las responsabilidades personales del impresentable que termina ganando una elección y olvida completamente la decencia al momento de asumir su cargo.
Transformarse partiendo de una “convivencia” con los orígenes propios y con los de todos aquellos que conformaron sociedades de convivencia humana natural. Desterrarse voluntariamente y a la sombra de las dunas llenas de vida silenciosa, convivir con uno mismo y conocer la convivencia de aquellos antepasados que nos dejaron como herencia la libertad voluntariamente aceptada y comprometida.
La democracia es, ante todo, libertad, respeto y responsabilidad. Cuando se vota se elige a la persona o partido que cada cual entiende que va a llevar mejor a la práctica los tres valores de la Democracia. No se entiende, para empezar, que se humille, que se menosprecie y que se ignore al que, con formas diferentes, quiera alcanzar la meta de una auténtica democracia.
En este país carnavalero en el que han convertido a España, cada día nos despertamos con algún exabrupto. El problema no radica en que los ciudadanos tengan distintas ideologías que voten a unos partidos o a otros, el problema está en que las personas que están destinadas a gobernar para el bien de todos los ciudadanos, lo hagan solo para unos pocos incluyendo los que a todas luces quieren destruir la paz que nos dimos al término de la dictadura.
Decisión que un ejército de opereta debería confirmar en un mal llamado Parlamento Democrático con voto de obediencia obligado. Me niego a pensar que todos los llamados diputados, senadores o políticos de oficio, tengan el maldito “pensamiento único”, “voluntad única” y “ceguera corporativa”. Me niego a creer que las conciencias individuales, en grupo organizado, aplaudan todo tipo de decisiones, “porque sí”.
“Es típico de los regímenes en los que todo el poder llueve de arriba, y a los que ninguna crítica puede llegarles desde abajo, debilitar y confundir la capacidad de raciocinio y crear una vasta franja de conciencias grises que abarca desde los grandes malhechores a las víctimas puras", Primo Levi.
Aristóteles, en el libro VI de la Política, atisbó la División de Poderes, y el propio Montesquieu, considerado padre de la idea, se basó en el estagirita sin citarlo, si bien nuestra “Escuela de Salamanca” se había anticipado al francés. También el inglés Locke se adelantó y propuso limitar la soberanía del Poder estatal.
En su día, los capitalistas modernos resucitaron un sucedáneo de la democracia a la que aplicaron el calificativo de representativa, actualizando así el sistema de gobernabilidad en los países agremiados por el interés del dinero, permitiendo que con él terciara simbólicamente la ciudadanía a través del voto. Fue una jugada bien diseñada, porque nadie podía quejarse de que luego los elegidos actuaran a su aire, puesto que representaban la voluntad popular.
Hace menos de un quinquenio, más del 80% votó contra la bicameralidad y la reelección de congresistas. Ese mandato fue tan fuerte y concluyente que debiera ser respetado. En Reino Unido, los que votaron en 2016 por quedarse en la Unión Europea aceptaron los resultados de un referéndum, donde perdieron con solo 4% de diferencia. A la ultraderecha peruana, en cambio, le importa un rábano la democracia.
"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí", es el brevísimo cuento del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, considerado un microrelato y el texto narrativo más corto, además constituye uno de los más inquietantes de la historia de la literatura latinoamericana.
La transición española fue un proceso histórico que permitió el paso sin traumas de una dictadura a una democracia. Sin embargo, en los últimos años, los partidos nacionalistas y la izquierda radical, han cuestionado la legitimidad de este proceso, acusándolo de ser una farsa o una traición. Estos intentos de deslegitimar el espíritu de la transición se basan en argumentos falaces, sesgados, incompletos o tergiversados.
Precisando conceptos. La democracia es un sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes; también, una forma de sociedad que reconoce y respeta como valores esenciales la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley (diccionario). Pedro Sánchez es el Presidente del Gobierno de España y Secretario General del PSOE (Biografía de Pedro Sánchez Pérez-Castejón que facilita la Moncloa).
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