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Disyuntiva

Huidas inquietantes

Por regla general, recorremos unos trayectos curiosos en las diferentes edades y situaciones. Los matices abundan, con rasgos de intensidad desiguales, sin que los ritmos comunitarios o personales se mantengan inmutables; con numerosas modificaciones en cuanto a las metas proyectadas.

Prestancia de los contrastes

En la maravillosa diversidad que nos constituye, hemos de añadir el conglomerado de los sentires y actuaciones de los humanos. Si esto nos provoca algún incordio por desaveniencias, convendremos en su oportunidad; quién sabe a dónde nos conduciría el aburrimiento con su aplanamiento progresivo.

Vida encriptada

Hablar es fácil, hacerlo con algo de sustancia es algo más complicado. No digamos, si pretendemos catalogar la realidad, lo virtual, ficciones, o las peculiares perspectivas de los individuos. Al intentarlo, penetramos en sectores resbaladizos, donde la precisión de las definiciones se derrite al menor contacto. La espontaneidad se dispersa sin control.

Modos y maneras

Las especulaciones del pensamiento, sean de gente común o de egregios pensadores, cotizan a la baja frente a los requerimientos prácticos; generan una serie de abstracciones teóricas, difíciles de amoldar en la encarnadura de lo que son el ser humano concreto, el individuo, y el sujeto colectivo.

Trazos sueltos inseparables

En la vida, los aires soplan revueltos, se notan desde todos los ángulos, y cuando no se notan, ni se sabe de sus derroteros ocultos. Por eso, las explicaciones solicitadas en cada evento suenan a componendas de poca consistencia. Y en esto viene el primer trazo del comentario de hoy. Si algo destaca de manera habitual es la notoria incapacidad de decir lo que no se sabe.

Improntas personales

Con unas dimensiones variables, cada persona deja su impronta con un sinfín de peculiaridades, de matices recónditos en muchas de sus actuaciones; pero con los suficientes indicadores como para hablar del sello particular de su presencia. La consideración de como se perciba entre el entramado de observaciones es asunto distinto.

Idiotas

Quizá sean pertinentes algunas consideraciones en torno al significado inicial dado por los griegos a la palabra idiota. Aplicada a los sujetos que por alguna motivación se apartaban de la vida pública. Se convertían en elementos inútiles para su organización política. Y de esa inutilidad derivan los posteriores atributos despectivos referidos a esa palabra, apuntan a la nulidad de su inteligencia.

Incoherencias vitales

Estamos fuertemente imbuidos, cada uno en lo suyo, de que somos algo consistente. Por eso alardeamos de un cuerpo, o al menos, lo notamos como propio. Al pensar, somos testigos de esa presencia particular e insustituible. Nos situamos como un estandarte expuesto a la vista de la comunidad y accesible a sus artefactos exploradores.

Misología corrosiva

Somos muy complicados. Y más que complicados, enrevesados, cosa bien diferente. Estar constituidos por innumerables elementos nos imbuye de unas características complejas, se añaden la consideración de múltiples cruces en ese conjunto de elementos, sólo conocidos hasta cierto punto.

Ondas o partículas

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

Orillas encontradizas

El tren de las sorpresas modernistas, con adornos llamativos y automatismos imprevistos, apenas nos da respiro. El vagón principal es una adivinanza, desconocemos su ubicación y sus verdaderas características. La enorme extensión de los raíles muestra las bifurcaciones, desprovistas de señalización alguna.

Incongruencias cotidianas

Los contrastes nos ocupan, forman parte intrínseca de nuestros quehaceres, en privado o en público; desde el tuétano de lo más íntimo a los enrevesados intríngulis mundanos. La noche o la luz diurna, el calor o la frialdad, se identifican con meridiana claridad; pero las apariencias también pregonan sus facultades de hacernos ver lo que no es y ciertas presencias a la vez.

Quicios y desquiciados

El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

Tropiezos y venturas

La sencillez y la complicación están entrelazadas hasta el punto de una relación interminable, con abrazos y desplantes, como si de seres humanos se tratase. Sus semblantes ofrecen ese doble cariz de unas entidades ambiguas. Desde la observación es difícil identificarlas con precisión debido a lo ambivalente de sus aspectos.

Salpicaduras

Sin apenas darnos cuenta hemos paseado por curiosos senderos; eso sí, apresurados, sin percepciones relevantes. En todo caso, experiencias esporádicas tendentes al aislamiento; quedan relegadas con frecuencia las consideraciones del entorno, de las demás personas e incluso de los mejores fondos personales. La prisa no concede respiros adecuados y las actitudes displicentes de los caminantes se consideran autosuficientes.

Rigores al viento

Nos desenvolvemos en unos ambientes controvertidos, las deliberaciones francas y los acuerdos se reflejan como entes vetustos, si no olvidados en las prácticas habituales, desterrados a terrenos ignotos. La imprecisión se cuela por cualquier rendija social, con acelerados cambios de impresiones y forzamientos insospechados.

Alerta mental

Para los que no circulamos por las cumbres de las variadas ocupaciones sociales, se hace muy cuesta arriba la decisión de posicionarse con cierta dignidad. Las venturas y desventuras se tejen al pairo de los montajes sociales. Con el añadido de llevarlo a cabo a unas velocidades vertiginosas, acentuadas por un sinfín de intervenciones simultáneas provenientes de los ángulos más insospechados.

Criterio provisional y vital

¡Qué difícil es posicionarse con sentido! Pero la renuncia es destructora, aniquiladora, de la mínima condición personal. Reducirlo todo a un exclusivo cuerpo biológico no resuelve el dilema. Las palabras son insuficientes, tenemos serios problemas a la hora de concretar qué es la presencia personal, su singularidad y atributos. Su esencia relevante es la SINGULARIDAD, nadie suplanta sus ejes.

Impresiones frecuentes

La observación de cuanto nos rodea, percute de muy diferente manera sobre las sensibilidades particulares; la intensidad de los estímulos es sin duda relevante, pero sus características cualitativas no le van a la zaga. No habrá dos captaciones idénticas en tan compleja relación.

Inquisitivos decididos

Queremos al decir, equiparar las palabras a la realidad de las cosas y de cuanto ocurre, lograr esa correspondencia; una manera de registrar las vivencias y quizá de comprenderlas. Sin embargo, la realidad se resiste a dicha identificación con las palabras pronunciadas. El intento no acaba de consolidarse. Si echamos mano de los sentimientos, tampoco logramos ese acoplamiento.

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