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Los manifestantes de Hong Kong volvieron este martes a las calles mientras China conmemoraba el 70º aniversario de la fundación de la República Popular China.
Cafés repletos de hombres y mujeres de negocios que hablan de finanzas, pensionistas que ojean el valor de sus inversiones en la bolsa mientras viajan en metro y adolescentes con uniformes de un blanco impoluto caminando rápidamente. Es la imagen, que unos días después, hacen olvidar la escena sin precedentes vivida el pasado 1 de julio en Hong Kong.
Dos millones de personas, según los organizadores, volvieron a colapsar este domingo las calles de Hong Kong en la protesta más multitudinaria vivida desde 1997. Vestidos con camisetas negras, familias enteras, jóvenes y jubilados caminaron varios kilómetros pidiendo a gritos la dimisión de la jefa del ejecutivo. Los asistentes dejaron claro que la suspensión temporal del proyecto de ley anunciada por Carrie Lam no era suficiente y exigieron su cancelación total.
Carri Lam, la jefa del ejecutivo hongkonés, ha anunciado la paralización de la polémica ley de extradición en una rueda de prensa en la sede del gobierno este sábado. Su declaración no supone la retirada de la norma, sino una tregua sin que se haya dado a conocer una fecha concreta para retormarla.
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