La escucha activa es una habilidad esencial para establecer conexiones significativas y crear un entorno de confianza y desarrollo, especialmente en entornos educativos. El proceso implica algo más que oír las palabras pronunciadas. Se trata de mostrar un interés genuino, prestando atención a los detalles y a las emociones subyacentes de los mensajes que se transmiten.
Sin embargo, según el estudio Test de la Escucha, una parte importante de los alumnos no se sienten cómodos comunicando sus ideas, propuestas o sentimientos a sus profesores (60%), y también les resulta difícil compartir sus preocupaciones con sus familias (40%).
“Para fomentar un entorno de escucha activa y estimular la participación de los alumnos, es fundamental que los profesores reciban formación para practicar esta habilidad. Además, la escuela y la familia deben colaborar para generar una red de apoyo en la que los estudiantes se sientan cómodos compartiendo sus experiencias, preocupaciones e ideas. Y así mantener una comunicación transparente y clara", afirma Juliana Frigerio, Directora Académica de WorldEd School, red mundial de escuelas americana.
Cuando profesores y padres crean un espacio seguro para que los alumnos expresen sus opiniones y se sientan comprendidos, este entorno cómodo y acogedor permite que surjan ideas y soluciones más creativas. Sin embargo, Frigerio insiste en que la escucha activa no debe ser el final del proceso de comunicación. “Es importante que los profesores también fomenten un intercambio eficaz, animando a los alumnos a expresarse y desarrollarse juntos. Este intercambio puede establecerse mediante debates en clase, sesiones de preguntas y respuestas, trabajos en grupo y actividades que fomenten la colaboración”, explica.
La encuesta del estudio Test de la Escucha también reveló que el 40% de los profesores explican intentar aconsejar a los alumnos que sigan un determinado camino, basándose en sus propias creencias y experiencias sobre lo que es mejor para ellos. Aunque es natural que los educadores traten de orientar y dirigir a sus alumnos, esta actitud puede plantear dudas sobre el equilibrio entre el papel del profesor como guía y la autonomía de los alumnos en la construcción de su conocimiento y trayectoria personal, condicionando a los estudiantes a no expresarse en el aula.
Por otra parte, la perspectiva de las familias también reviste una dimensión interesante, ya que el 41% de ellas afirma sentir la necesidad de expresar sus opiniones a sus hijos, por considerarse más experimentadas y, por tanto, más capaces de tomar decisiones acertadas. Esta actitud, aunque puede estar motivada por un auténtico deseo de protección y cuidado, puede afectar potencialmente a la independencia de los jóvenes y a la confianza en su propio juicio.
"Encontrar un equilibrio entre la participación activa de los padres en la educación de sus hijos y el fomento de la autonomía es un reto importante en la formación de individuos jóvenes preparados para enfrentar las exigencias del mundo contemporáneo y para el autodescubrimiento. Así, tales datos nos invitan a reflexionar sobre la relevancia de un enfoque más colaborativo entre profesores, alumnos y familias, en la búsqueda de un desarrollo integral y saludable de los estudiantes", ejemplifica la Directora Académica de WorldEd School.
Cuando los profesores se dedican a crear un entorno acogedor en el que se valora y fomenta la escucha activa, proporcionan un espacio propicio para que los alumnos se expresen, crezcan y se desarrollen como individuos y como parte de un grupo. Gracias a este enfoque, es posible construir una comunidad educativa más cohesionada, empática y exitosa.
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