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José Antonio Ávila López
El abecedario del alma
José Antonio Ávila López
Da la impresión de que lo que solamente importa es ganar las elecciones. Y así, aunque la solución que los otros propongan sea buena, hay que descalificarla

No sería exagerado decir que en España vivimos en estado permanente de campaña electoral, y que las campañas electorales, en realidad, desbordan el tiempo legalmente establecido por la ley. A veces uno tiene la sensación de que lo que importa no es tanto buscar el bien de la sociedad y de los ciudadanos, prima el propio interés, y que con tal de alcanzar el poder todo vale.

Las falsas políticas progresistas se presentan como una fachada con estética de pintura, pero cuya narrativa no se conoce y por ello no existe como momento que se intuye, y al momento se diluye

Es difícil escapar de las turbulencias políticas de la izquierda de este país, pero de lo contrario, y si no gestionas bien tus creencias y tu ideología, puedes acabar gracias a las mentiras del lado oscuro de la izquierda, en el Hades político, social y personal.

No podemos presumir de disfrutar del todo de los derechos constitucionales por culpa de la dictadura bolivariana que nos gobierna

Siglos atrás, la actitud férrea de resistencia a los asedios tras los muros, fue realmente de una efectividad casi total ante los ataques de los ejércitos, unas veces cristianos y otros musulmanes. Sólo hay que mantener el hilo con la realidad, no permitir que el cerco de los diferentes padres falsos de la patria nos cierre por completo, pues será entonces cuando hayamos caído en sus manos, pero en las manos de los sarracenos actuales.

La única finalidad de estas “élites progresistas” es el dinero, el poder y los privilegios

Los que engrosan las colas del paro, indirectamente han generado una crisis de tal dimensión que han acojonado a los que tienen un arsenal de armas como para destruir el mundo mientras se toman el té de la tarde, a los que tienen una hegemonía económica y militar para abrir o cerrar mercados donde quieran y tienen un contable de máxima fiabilidad para llevar sus cuentas: el Fondo Monetario Internacional.

Con la actualidad en la mano, convendría templar el ambiente y evitar dejarse llevar por el siempre tentador camino de las emociones, con sus “pásalo” y sus típicas espontaneidades. Nadie tiene la obligación de sentir simpatías por éste o por cualquier otro Gobierno, pero la justicia y la verdad, grandes palabras que ahora son ingredientes de todas las salsas, no tienen nada que ver con los afectos y desafectos.

Quizás hoy día estamos asistiendo a hechos nuevos que como en los últimos cien años crearon nuevas fronteras. La posible partición de Ucrania, así como la unificación de Rusia y Bielorrusia, nos están avanzando esos cambios. También son muy relevantes la “reciente” recuperación por parte de China de Hong-Kong y Macao, y la probable y cercana recuperación de Taiwán.

La disolución de la Unión Soviética, al igual de lo ocurrido con Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, fue seguida de la pérdida de poder y de influencia, y de un trato humillante. Así lo perciben los rusos, una situación que día tras día se está agravando.

La Segunda Guerra Mundial enfrentó tres grandes ideas políticas: democracia, comunismo y fascismo. Naciones defensoras de estas ideas llevaron la guerra a todos los continentes y a todos los mares. El resultado para Europa fue una división de facto en dos grandes áreas de influencia: Europa Occidental, bajo la influencia de los Estados Unidos, y Europa Oriental, bajo la influencia de la Unión Soviética.

Permítanme, apreciados lectores, hacer un repaso de Europa desde los inicios del pasado siglo XX después de observar en lo que se ha convertido esta maligna Unión Europea que nos gobierna a todos. A principios del siglo XX los mapas de Europa no se parecían a los de hoy, ya que destacaban cuatro imperios: el alemán, el austro-húngaro, el ruso y el otomano.

Empiezas a escribir, y unas líneas después, tras uno de esos espacios blancos y silenciosos, entras como en un pequeño paseo por la imaginación, por la unión con la memoria, por el tránsito de la poesía a la novela pasando por el teatro. ¡Es como una conjunción de estrellas! A veces, al escribir se nos pueden presentar dos dramas: uno, la imposibilidad de parar el tiempo porque escribes más y más, y dos, la imposibilidad alguna vez de decir lo que realmente queremos expresar.

Apreciados lectores, piensen en esta frase: «Si las matemáticas son una construcción teórica para comprender un problema determinado, quizá todo lo sea». Cuando hace unos días leí esta reflexión, como se dice vulgarmente: me caí del guindo... ¿O empecé a tomar conciencia de la realidad?

Los tres sistemas capitalistas más influyentes del mundo, EEUU, Japón y Europa, formaron la trilateral en 1973 con el objetivo de buscar el entendimiento y la cooperación entre las tres potencias y una defensa de la liberalización comercial y financiera, eliminando cualquier obstáculo a la internacionalización del capital.

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