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Rafa Esteve-Casanova
Contar por no callar
Rafa Esteve-Casanova nació en Valencia y estudió Relaciones Laborales y Derecho. A finales de los 60 escribe críticas, entrevistas y artículos en El País, Noticias al Día, Avui y Liberación, y participa en un programa de crítica musical en RNE. Sus poemas han sido publicados en volúmenes de homenaje a los poetas Vicent Andrés Estellés, Joan Valls Jordá y Joan Brossa. Entre sus numerosos premios cabe citar el 'Vila de Xabia', 'Mare de Deu del Olivar' y el 2º premio del certamen de narrativa del Ayto. de Valencia. Fue secretario de Organización de Unitat del Poble Valencià y estuvo entre 1987 y 1991 en el grupo EU-UPV en el Ayto. de Valencia. Actualmente escribe artículos de opinión político-social en los que hace gala de una sutil ironía. Es colaborador del diario Levante y publica los jueves y domingos en Siglo XXI la columna ‘Contar por no callar’, así como artículos vinculados a la música.
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Las últimas elecciones en la Comunidad Valenciana y otros lugares llevaron al PP a un matrimonio de conveniencia con la extrema derecha. A partir de ese momento en el País Valenciano, una vez la derecha extrema y la extrema derecha llegaron al poder se abrieron batallas que dormían hace años en el cajón del olvido.
El próximo domingo, 12 de mayo, los catalanes acudirán a las urnas para elegir quién tendrá que dirigir la Generalitat. No es fácil predecir cuál será el resultado de unas elecciones en las que el independentismo puede perder la primacía que ha alcanzado durante los últimos años.
La llegada del Partido Popular y de Vox a las instituciones valencianas está suponiendo un arrinconamiento de muchas de las cosas que se habían logrado en las dos legislaturas que PSOE y Compromís estuvieron al frente de la Generalitat y, especialmente, del Ayuntamiento de València, la capital del País.
Un martes 21 de Junio de 2022, entre la rabia y las lágrimas, la Vicepresidenta del Gobierno valenciano y Consellera de Igualdad, Mónica Oltra, dimitía de todos sus cargos ante el acoso político y mediático de sus enemigos, que no eran ni son pocos. Casi dos años más tarde, también un martes, el juzgado número 15 de los de València sobreseía su caso ante la evidencia de que las acusaciones eran totalmente falsas.
Escribo cuando hace tan sólo una semana que las calles de València quedaron limpias de las cenizas y los excesos falleros. Mis Fallas han consistido en horas de televisión, cada mediodía desde el 1 de marzo cómodamente sentado en el salón de casa y con una cerveza en la mano esperando a que el grito de “señor pirotécnico, puede empezar la mascletá” iniciara el estallido de los cohetes.
Algunos de los que ya hace tiempo que peinamos canas estas semanas recordamos aquellas manifestaciones de finales de los años 70 al grito de «llibertat, amnistía i estatut de autonomía». Estábamos saliendo de los siniestros años del franquismo y nos conformábamos con poco. Queríamos una amnistía que liberara de las cárceles a todos aquellos que se habían jugado la libertad y la vida por las libertades comunes.
Desde hace unos días, el tráfico por las carreteras, no sólo las españolas, y por algunas ciudades es alterado por la presencia de tractores empleados por sus propietarios, los agricultores, para impedir con su presencia en la vía pública la circulación y mostrar así su protesta ante las autoridades por la situación que está atravesando la agricultura.
Cada vez que en España se habla de solucionar algún conflicto periférico, siempre hacen acto de presencia los “salvadores de la patria” para intentar boicotear las posibles soluciones que las partes en conflicto consideran oportunas para rebajar la tensión y llegar a algún tipo de acuerdo satisfactorio.
Desde las Corts valencianas nos llega una amenaza preñada de odio de parte de su presidenta, Llanos Massó, ultracatólica y antiabortista militante de VOX, que ha aceptado a trámite una Iniciativa Legislativa Popular presentada por Juan García Sentandreu, conocido militante de la extrema derecha española.
Hace unos días he estado en València pisando de nuevo las calles por las que desde mi exilio voluntario, hace años, no había vuelto a pasear durante tantos días. València ha dejado de ser “una ciudad tan puta que asusta a los viandantes”, como la describí hace años en uno de mis poemas, para pasar a ser una ciudad llena de turistas que pueden llegar a crear barrios totalmente 'gentificados' en algunas partes de la ciudad.
Vivimos tiempos convulsos para la política española. Pasan las semanas y el PP y sus corifeos de la Brunete Mediática, la cúpula judicial de la Brigada Aranzadi y los fieles de la “adoración nocturna” junto con los seguidores del rosario en familia para salvar a España de una muerte y una ruptura anunciada, están mareando la perdiz con la cantinela de “España se rompe” con la intención de alcanzar la presidencia del Gobierno.
Aquella noche del 23-J, en el balcón de la calle Génova, la plana mayor del PP celebraba lo que ellos creían era su victoria sobre las “fuerzas del mal” de Pedro Sánchez y sus aliados, el “rojerío” y los representantes del independentismo catalán y vasco, mientras, las masas de adoradores de la desaparecida y antigua gaviota carroñera de la iconografía del PP vitoreaban a Ayuso, la dama de la “fruta”, en lugar de aplaudir a Feijóo.
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