Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Firmas y Blogs
Vicente Manjón Guinea
Vicente Manjón Guinea
Reseña literaria sobre el libro Fantasmas de piedra, del escritor italiano Mauro Corona

Mauro Corona es un escritor prácticamente desconocido en España. Pertenece a ese tipo de artistas amantes de la montaña y de la vida en la naturaleza. Pupilo del escritor Rigoni Stern, prisionero en un campo de concentración alemán durante la II Guerra Mundial. Compañero y amigo de escritores de la talla de Cognetti, Paolo Rumiz, Andina, o el mismo Claudio Magris quien dijo de él «es un hombre salvaje que tiene la inocencia de la serpiente».

El 24 de septiembre se cumplen ochenta y un años del nacimiento del escritor italiano

El 24 de septiembre se cumplen ochenta y un años del nacimiento del escritor italiano. Periodista y profesor universitario, amante de Portugal y ferviente seguidor de Fernando Pessoa. Recibió en 1994 el Premio Campiello por su obra Sostiene Pereira. En España, en el año 2004, recibió el Premio Cerecedo de periodismo a su trayectoria y en defensa de la libertad de expresión.

Los políticos, los malos políticos, siempre buscan el triunfo en su proyecto personal y ambicioso frente a lo común. Buscan el placer propio por encima de cualquier otra cosa

«El problema es que el país no es liberal de verdad», dijo en cierta ocasión Benito Pérez Galdós. Todo está condicionado a la ambición personal. Nadie que tenga cierta cultura literaria puede olvidar que el escritor canario creía, ante todo, en la bondad esencial del pueblo español. Y, sin embargo, el pueblo es la principal víctima de los partidos políticos que lo dirigen y del Estado.

Hay un instante, al terminarse el periodo de vacaciones, en el que el alma queda invadida por un dolor del espíritu que difícilmente ha sabido explicarse en términos médicos

Hay un instante, al terminarse el periodo de vacaciones, en el que el alma queda invadida por una especie de sentimiento de melancolía. Un dolor del espíritu que difícilmente ha sabido explicarse en términos médicos. Ya en la antigüedad, la melancolía era asociada a la bilis negra, uno de los cuatro humores del temperamento: flema, sangre, bilis negra y bilis amarilla. Así lo estableció Hipócrates.

Si hay una imagen que perdure en la retina de los espectadores es la del azul intenso de la mirada de Alain Delon. El bosquejo de un enfant terrible, o el retrato de un latín lover que mira con la intensidad y la pasión de un amor que pronostica, de antemano, que te devorará. Delon ha sido y será, eternamente, un tipo apuesto con el peligro en sus ojos.

«La alquimia del tiempo», del autor irlandés John Banville, es un libro que busca sus anclajes y asideros en el pasado, en el tiempo vivido, pero que nos llevará por un caudal entremezclando la realidad y la fantasía, como ese río Liffey, que atraviesa Dublín de este a oeste y que se tiñe de un verde cuento el día de San Patrick.

Franz Kafka es la mirada profunda, el abismo de unos ojos negros e insondables que nos observan desde el fondo de la angustia sin parpadear. Hay quien dijo que, a su lado, los sufrimientos de Proust parecían cotilleos de portera. Puede que ahora la moda esté en dar la vuelta a las cosas con el único fin de parecer original. Puede que ahora lo que parezca digno de resaltar para los críticos de profesión sea el humorismo en Kafka.

Hay quien piensa aún que el de escritor es una cómoda profesión que se desarrolla entre libros y lecturas y frente a un ordenador donde van quedando plasmadas las vivencias y sensaciones del novelista. Y en cierta manera no se equivoca. Hay escritores, y muchos, cuyas novelas son adecuadamente cabales, diplomáticamente comedidas y políticamente correctas.

A principios de los años 70, el fotógrafo David Goldblatt publicó un anuncio por palabras donde decía «Me gustaría fotografiar gratis a personas en sus casas… Sin segundas intenciones». Sin duda alguna mentía porque el fotógrafo hizo testigo al mundo, que miraba para otro lado, de la denigrante política de Sudáfrica: de un apartheid y de brutales políticas segregacionistas a finales del siglo XX y principios del siglo XXI.

Decía Muñoz Molina en su libro 'Todo lo que era sólido' «que los nacionalistas vivan subyugados por las mitologías patrióticas de origen y por la obsesión de la pureza es comprensible. Que la izquierda no solo las apoye, en cuanto se le presenta la ocasión, sino que además los imite en cada uno de sus devaneos y se esfuerce en ir todavía más lejos es un enigma que, por cansancio, ya he renunciado a explicarme».

Hay literatura que pasa por nuestras vidas como un cuerpo sin alma. Es ese tipo de literatura cuyo único fin ha sido el talar unos cuántos árboles para alimentar de papel esos libros estériles. Son los típicos libros del fogonazo, del flash, de las cenas y las galas, de los premiados y los del rostro televisivo. Son libros que en modo alguno remueven las conciencias y que después de leer alguno de sus capítulos puedes dormir placenteramente, sin que nada turbe el sueño.

Decía Susan Sontang que «la fotografía es un documento social. Un instrumento propio de la clase media, a la vez celosa y meramente tolerante, curiosa e indiferente, llamado humanismo, para el cual los barrios bajos eran el decorado más seductor». El fotógrafo y su cámara son notarios de una época y de un tiempo donde en cada instantánea quedan grabadas las heridas del tiempo.

© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto
 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris