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El próximo viernes 8 de septiembre se estrena "Las buenas compañías", de Sílvia Munt. La directora y actriz catalana ha decidido pasar a la ficción una historia real que ocurrió en los años 70 en Euskadi, donde un grupo de mujeres decidieron organizarse para ayudar a otras a cruzar la frontera hasta Biarritz, buscando abortar con dignidad. La historia se basa en el suceso de las 11 de Basauri, caso que impulsó la Ley del Aborto en España.
Soy un defensor a ultranza de cualquier forma de vida. Todos los seres creados cumplimos un fin y propósito en el acontecer de la Humanidad. Desde el macrocosmos al microcosmos todos hemos de realizar y llevar a cabo la función para la cual hemos sido originados.
Es posible que para algunos/as de mis habituales lectores, el aborto les resulte un tema aburrido o superado ya por esta sociedad relativista y permisiva. Pero como tengo la sana costumbre de documentarme sobre los temas a los que me enfrento semanalmente como opinador y columnista, la lectura de una biografía sobre la conversión al catolicismo de Bernard Nathanson, apodado el “rey del aborto”, me ha motivado para hacer una reflexión sobre el tema.
«La gente quiere que aquí se liberalicen las leyes del aborto. La sociedad ha cambiado, incluso los políticos pueden verlo», afirma Kinga Jelinska, activista polaca por los derechos reproductivos. «En cuatro o cinco años, creo, las leyes del aborto aquí se liberalizarán, porque es lo que la gente apoya», anticipa.
Según últimas investigaciones, parece que es un bulo, una leyenda urbana como lo llamamos hoy, que los espartanos, cuando nacía un niño con algún defecto físico, o tara intelectual, se desprendían de él Arrojándolo desde el monte Taigeto a las frías aguas del río Eurotas, como dice Plutarco en sus Vidas Paralelas.
Sé que formulo una pregunta retórica, pues la respuesta ya va implícita en el enunciado, por ello la contestación lógica es que sí, que vamos directos al precipicio al que, si no se le pone remedio, dudo que lo haya, terminaremos en le ruina, no solo económica, sino moral, jamás acaecida en nuestra España.
He recibido una comunicación cuyo título es el que encabeza este escrito. Si esa aseveración se hubiese enunciado como un silogismo, hubiese sido, más o menos, así: El aborto es un crimen. Los católicos rechazan a quienes lo admiten, es así que el P.P. admite y está de acuerdo con el aborto, y yo soy católico, luego rechazo al P.P.
Este es mi segundo articulillo después de mi “recuperación”. Algún amigo me ha indicado que en el anterior puse “guerra de Croacia” en lugar de guerra de Ukrania. Arreglado mi error, aunque no la guerra. Hice propósito de tratar cosas positivas, pero no parece que pueda hacerlo. La situación política de España no puede ser peor, en mi opinión.
No, no estamos en Marruecos, Rusia o Kenia u otros países, en los que la pena de muerte se practica en los casos determinados por sus leyes. Esta fue abolida oficialmente en España en 1985, salvo en casos de guerra que se establecen en el Código militar, como traición, rebelión militar, espionaje, sabotaje o crímenes de guerra.
Si hay algo enigmático en el ser humano es que cada uno de los que tenemos el privilegio de haber sido “elegidos” para la vida nos diferenciamos del “otro” física y anímicamente: “la vida que estamos llamados a promover y defender no es un concepto abstracto, sino que se manifiesta siempre en una persona de carne y hueso: un niño recién concebido, un pobre marginado, un enfermo solo y desanimado…” (Papa Francisco).
Hacer una llamada a la serenidad, al sentido común y a la honestidad intelectual de los dirigentes políticos actuales, resulta obligado en estos difíciles momentos por los que estamos atravesando la sociedad española y especialmente ante el reto de poder pronunciarnos libre y democráticamente en las próximas elecciones municipales y autonómicas.
Con toda esta diatriba insulsa, generada tras el simple comentario de un posible protocolo “protector de la mujer”, antes de dar un paso decisivo en su vida, se pone de manifiesto lo peor que llega a existir en política, el desprecio a una información objetiva a toda mujer que ha tomado la determinación de abortar.
La premisa en la que se apoyan los abortistas para justificar el horrendo crimen que es la privación de vida a la criatura más indefensa y desamparada que existe, o sea, el feto, es que la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Esto es una enorme falacia sin fundamento, ni razón que lo justifique.
Palabras del señor Feijóo. “No acepto lecciones de la izquierda, en Castilla y León, defendemos a la mujer, garantizamos todos sus derechos y protegemos su libertad para elegir”. La Sanidad Pública, en caso de actuaciones con posible riesgo personal y por el derecho que tiene el paciente a conocer con claridad cualquier actuación sobre su cuerpo, mantiene un protocolo, consistente en una documento explicativo y aclaratorio que debe firmar el paciente.
Crímenes, asesinatos y genocidios se han cometido a lo largo de la Historia de la Humanidad sin cuento. No prestaremos atención a los llevados a cabo en tiempos pretéritos. No nos fijaremos en las destrucciones de pueblos y tribus perpetradas por pueblos conquistadores. Sí hablaremos de algunos de los ejecutados en tiempos modernos.
Hoy he amanecido muy frustrado al conocer que el Consejo de Ministros de ayer (30-08-2022) había aprobado el “Anteproyecto de ley de reforma de la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo”. Cogí a mi perrita Canela y, pensativo, fui a pasear con ella por mi Getafe de parques sucios, aceras abandonadas y cientos de trabajadores incapaces de dar alegría ambiental al pueblo que les ofrece trabajo.
Exigen que la empresa impida la publicación de anuncios que, de manera engañosa, dirigen a las usuarias a los llamados centros de embarazo en crisis. “Sistemas como Google, que saben todo de ti, ahora pueden usarse en tu contra”.
Tras la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de revocar el fallo del caso “Roe contra Wade”, que garantizaba el derecho al aborto en todo el territorio estadounidense, una ola de injusticia se está propagando por todo el país. En varios estados se están implementando las llamadas “leyes de activación”, que fueron escritas con el propósito de que entraran en vigor inmediatamente después de la anulación del fallo del caso Roe contra Wade.
Que la civilización occidental camina hacia su destrucción, es un axioma, y como tal, no necesita demostración. Sólo basta comprobar las edades de los países más significativos, para comprobar que estamos en vías de que el número de defunciones supere al de nacimientos.
La Corte Suprema de Estados Unidos ha revocado el histórico fallo del caso “Roe contra Wade” de 1973 que garantizó el derecho al aborto en todo el país durante medio siglo. El fallo del caso “Dobbs contra Jackson Women’s Health Organization” es devastador por sí mismo, pero también presagia cómo la actual mayoría conservadora del máximo tribunal estadounidense, conformada por jueces de extrema derecha, podría echar por la borda más de cien años de avances progresistas.
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