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Un conductor que, con su permiso en vigor, circula a 130 Km/h. por una vía limitada a 50, atropella a alguien y se da a la fuga es conductor cuando lo hace, ¿a que sí? Un enfermero titulado que mata a pacientes que tiene a su cargo en una residencia es enfermero al cometer esos crímenes, ¿verdad? Pues los (muchos) cazadores, con su licencia al día, que vulneran la ley cazando donde o cuando no está autorizado SON CAZADORES al delinquir, por más que desde ese colectivo lo nieguen.
Varias asociaciones de protección animal se han hecho cargo de 10 perros de rehala decomisados por el SEPRONA tras una investigación judicial a un cazador en un pueblo de Córdoba. Los animales, encontrados en condiciones que las asociaciones han calificado de "dantescas", presentaban signos de enfermedad y desnutrición avanzada y convivían con cadáveres en diferentes estados de descomposición.
¿Escucháis? Sí, son disparos, disparos de cazadores. Afinad un poco más el oído ahora. ¿Os llegan sus risas? Eso es que acaban de matar a otro animal y las carcajadas les brotan a borbotones, igual que la sangre a sus víctimas. Pongamos que son 20 ó 30 detonaciones por escopetero y 4 ó 5 criaturas reventadas por cada uno de ellos. Otras veces se cuentan a cientos unas y otras.
Canarias autoriza el asesinato de perros, gatos y hurones sin dueño o libres (el tecnicismo que usan para condenarlos a muerte es "asilvestrados") hasta que en septiembre se implante la Ley que ya no permitirá asesinarlos. El valor de una misma vida y la categoría de que sea crimen o no arrebatarla depende de la disposición final de un Real Decreto en forma de plazo. Y de la suerte o desdicha de la víctima de ser localizada por los escopeteros antes o después de su entrada en vigor.
El pasado domingo, varias personas activistas quedaron en la zona del metro de Liria (Valencia) a las 11:00 horas para limpiar los montes llenos de basura y cartuchos de los cazadores, unos señoritos que salen al monte a pegar tiros a todo lo que se mueva y están destrozando el medio ambiente.
Quienes acaban con millones de animales por crueldad, diversión y por una foto de M. son algunos humanos, no los gatos. Flaco favor le hacéis a la verdad con este programa, Equipo de Investigación de La Sexta. Los cazadores, que sí representan lo más dañino de nuestra especie para otras, esos que animan públicamente a matar gatos ferales (lo que incluye a los de colonias controladas) y a menudo lo hacen jactándose de ello sin esconderse, os aplauden por él.
El pasado sábado se manifestaban por Valencia unas personas que suelen ir por los montes armadas matando todo lo que se mueve y su objetivo era que las instituciones públicas les den más apoyo y, por supuesto, dinero, como si la caza no moviera ya bastante pasta, puesto que unas veces se mata por placer sádico y otras por el negocio rentable que supone un trofeo, más la satisfacción de acabar con todas las vidas posibles durante la jornada.
Durante la mañana del domingo tuvo lugar un paseo reivindicativo contra la caza "con armas" por las lagunas de Rabasa (Alicante) con la participación de más de 30 asociaciones ecologistas, vecinales y ciclistas. Bastantes personas participaron en una marcha con camisetas blancas con puntos rojos simulando los perdigones incrustados en la piel de los asistentes. En el acto se ha hablado de la importancia de la "unión entre entidades" para luchar "en común".
Corre la última década del siglo XIX en la vieja América de la conquista agrícola y ganadera. La caza de búfalos y otras especies se extiende por doquier, y se ha convertido de hecho en una práctica obsesiva y criminal. Ello priva de alimento a los lobos; a ellos, legítimos y ancestrales moradores de aquellas vastas tierras.
Podríamos celebrar las concentraciones de hoy asomados a fosas llenas de esqueletos y cadáveres a medio descomponer de perros de cazadores. O alrededor de árboles en cuyas ramas crecen galgos con sus tráqueas aplastadas. O frente a cheniles donde es difícil distinguir entre las heces y los cuerpos desnutridos e infectados, entre el hedor a mierda y el olor a muerte lenta y dolorosa.
La caza es una actividad violenta que consiste en matar o bien por la satisfacción de ver un cadáver o por el negocio que supone el trofeo (un cadáver disecado). Los aficionados a la caza, abusan del poder que tienen sobre la inocencia de los niños inculcando esta violenta actividad y con la permisividad de todos los partidos políticos menos PACMA.
Las poblaciones de elefantes están comenzando a recuperarse en partes de África a medida que las fuerzas del orden y las comunidades locales cambian el rumbo de su larga batalla contra los cazadores furtivos y los traficantes de vida silvestre. Pero las bandas criminales cambian constantemente de táctica y explotan a otras especies, mientras que la mayor amenaza ahora la plantea la severa sequía que devasta franjas del este de África.
Si no los siega la guadaña de una muerte con dientes de leche porque nacieron "sobrantes" o con algún "defecto" para la función cinegética, o si no lo hace una muerte ya desdentada porque el tiempo los convirtió en enfermos o incapacitados para seguir cazando, lo hará una muerte con dentadura de plomo y aliento de pólvora durante alguno de sus "lances".
Los de Jarra y Pedal ya no saben ni qué contar para intentar seguir -legalmente, digo, que de forma delictiva continúan acabando con ellos- con sus matanzas de lobos. Ahora la "acusación" a uno es que el animal se comió a una cierva. Supongo que lo que realmente les indigna, además de que tener que cargárselos a escondidas tras tantos años liquidándolos sin preocuparse, es que a esa venada no la mataron ellos. A los sicarios les desagrada la competencia.
El domingo 20 de marzo en Madrid, los cazadores utilizaron al mundo rural para su propio y siniestro beneficio, que no es otro que continuar matando a todos los animales a los que asesinan legalmente. Con cinismo y desvergüenza, y para no dejar de darle rienda suelta con impunidad a su sociopatía, usaron los problemas reales de una gente como esos agricultores que tan a menudo denuncian las tropelías que los escopeteros perpetran en su entorno profesional y familiar.
Dos cazadores, padre e hijo, disparaban en un camino junto a unas viviendas en Casarrubios del Monte. Un vecino les recriminó y el escopetero más joven le golpeó con la culata de su arma en la cara (ha perdido un ojo), encañonando después al herido y a su hijo mientras les amenazaba de muerte.
Asegura un cazador que ellos no se meten con nadie. Es decir, que todas las personas que matan o hieren en "accidentes", todos los animales a los que disparan y acuchillan en sus "lances", todos los perros "inservibles" para cazar que abandonan o liquidan, son nadie para ellos. Y usted, sr. Luis Planas Puchades, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, pide cuidar la caza asegurando que es un deporte como el fútbol.
Hace muy pocos días la página de escopeteros Jara y Sedal publicaba –con tono de hazaña- que J.A.B.S. había matado en la Sierra de Gredos el macho montés con el trofeo más grande de 2021. En el desarrollo de la “proeza cinegética” cuenta este adicto a terminar con vidas de seres inocentes que no tenía pensado ir a cazar ese domingo, pero le avisaron de que habían visto a ese animal después de dos años cuando ya pensaban que se había muerto.
Esta noche me apetecía ver una película de esas que no son de pensar, de las sencillas, básicas y que no fueran un pastelón. Nada más abrir Prime video he visto una película que me ha llamado la atención, se titulaba “Cazadores de leyendas”, la portada era un estilo a las de Indiana Jones, así que, como no tenía tráiler, me he leído de qué iba y me he aventurado a verla.
Rompe el alma escuchar a niños decir que sus padres les pegan lo normal, pero no lo hace menos verles jugar con rifles o sonreír orgullosos junto al corcito al que acaban de reventarle las entrañas de un disparo. O de varios. Los niños no son propiedad de sus padres y educarlos en el uso de las armas o en el matar por pasatiempo debe tipificarse como delito.
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