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Yo soy yo. Quizás la tautología sea tanto como no decir nada. O, tal vez, a buen entendedor con pocas palabras basten. Desde que la posmodernidad parida por los filósofos franceses vino a decir que todo era texto y el texto por sí mismo era interpretable, esto es, que el texto era discurso narrativo que cada uno hacía suyo a su manera, la eclosión de diversas identidades grupales formaron un vasto mercado para que cada uno vendiera su yo como esencia de lo que era o quería ser.
La cultura, en el ámbito del aprendizaje, formación y conocimiento, creo que es un derecho de las personas. Otra cosa es si se hace un uso correcto de esta cultura. Lo que no es correcto es cuando una cultura determinada se inmiscuye en otra cultura para imponer la suya o tergiversarla.
Las grandes ciudades comienzan a avanzar inexorablemente sobre las regiones más íntimas del ser como el gran circo que se origina a inicios de la Revolución Industrial, experimentando de cerca los cambios del nuevo orden social, donde las metrópolis toman el centro de vida de las sociedades y arrastran a la periferia del sistema social, cultural y humano al campo.
La mayoría de las veces no somos conscientes de cómo pasa el tiempo en nuestras vidas porque, de forma general, siempre estamos sumidos en una rutina constante que ocupa los días sin dejar momento alguno para la reflexión o para tomar conciencia sobre nuestra identidad reflejada en un espejo.
La lucha ideológica existente con respecto al concepto Patria puede acabar siendo un drama si en la contienda no se instala el sentido común. El sectarismo es lo que prevalece en la confrontación ideológica. Sectarismo proviene de secta, conjunto de personas que profesan una doctrina religiosa que no se ajusta a la practicada mayoritariamente.
El sistema económico son los ladrillos; la cultura, la argamasa que los une. A la cultura, como elemento de poder, no se la suele considerar importante. Sin embargo, las élites privilegiadas sí la valoran; saben que las ideas y las convicciones tienen un gran potencial.
George Simmel, critico alemán, puntualiza, que las personas no son extranjeras en sí mismas sino para la otra que así los conceptualiza. En este proceso se refuerzan en muchos casos la identidad nacional, se trata de un proceso de confrontación o lucha personal en el que se refuerzan lazos de pertenencia del lugar de origen o se rechazan, y se construye una nueva identidad.
Al celebrar en Nicaragua y el mundo hispano un aniversario más de Rubén Darío, tanto de su nacimiento (18/01/1867) como de su entrada a la gloria permanente (06/02/1916), es meritorio tener presente su prodigiosa obra y la vida de este héroe cultural, a fin de la formación y cultura en la identidad de los nicaragüenses.
A día de hoy, la comisión de delitos online resulta una práctica cada vez más habitual; especialmente en redes sociales. Entre ellas, la más extendida es la suplantación de identidad en las redes, es decir, cuando una persona se apropia del nombre de otra o utiliza su información personal e incluso sus cuentas para hacerse pasar por ella. Pero, ¿cómo se debe actuar ante un caso de este tipo?
Siempre había creído que mi destreza olfativa era razonablemente buena, incluso superior a la media, me atrevía a pensar, hasta que no hace mucho asistí a la mayor demostración de agudeza que jamás he visto en este campo, una suerte de superpoder, a mis ojos; una habilidad extrahumana, digna realmente de un sabueso o de un felino, como se verá.
Si un extranjero se empeña, en desterrar nuestra eñe, seguro que se despeña por más que con ello sueñe.
En 1900, Joaquín Costa, uno de los grandes intelectuales españoles, en el contexto gubernamental de un proceso regenerador de la sociedad española, consideró que para lograr esa transformación de España, la misma habría de asentarse sobre dos pilares, sin los cuales el proyecto estaría condenado al fracaso: la escuela y la despensa.
Hoy día se está expandiendo por el mundo civilizado una corriente cuya finalidad es desterrar y negar la influencia del cristianismo en la cultura europea. ¿Propósito deliberado? ¿Ignorancia consentida, o mala fe y peor intención para educar nuevas generaciones que desconozcan su pasado?
Aunque mucho suele hablarse de la identidad, parece muy difícil hacerlo con propiedad. Son innumerables los matices implicados, de por sí imposibles de abarcar en su totalidad, con frecuencia asientan en el subconsciente y son susceptibles de ser modificados por las conexiones de sus propias influencias.
Una de las consecuencias directas tras el estallido de la pandemia fue la rápida aceleración de la digitalización. Los consumidores y las empresas pasaron a depender más que nunca de la tecnología y el canal digital fue, en muchas ocasiones, la única vía de acceso para trabajar, comunicarse, entretenerse o realizar compras. La digitalización se ha extendido en este periodo, y también se ha incrementado la preocupación de los consumidores ante las amenazas cibernéticas.
¡Uy! Como si eso fuera así de fácil. ¡Ah, bueno! Usted se conforma con los datos del documento nacional de identidad; si eso es así, perfecto. Al principio creí que iba en serio y eso ya requería otros planteamientos. Siendo importantes los signos utilitarios de la ubicación social, queda por ver su verdadero lugar en el edificio identitario personal; desde la azotea a los albañales, los detalles íntimos proliferan.
El muy noble y dos veces leal pueblo valenciano, dice: ¡basta ya! No somos ni pertenecemos a los Países Catalanes, ese país inventado, al que nos quieren hacer pertenecer y en el que nunca hemos estado: ni por cultura, ni por lengua, ni por tradiciones, ni por creencias religiosas. Valencia, es un territorio libre, independiente y adherido a la nación española.
Cada vez las normativas son más estrictas para ciertas empresas que necesitan acreditar la identidad de sus clientes. Blanqueo de capitales y terrorismo, Ley General de telecomunicaciones en el ámbito de la identificación de las transacciones y sus actores, eIDAs... son muchos los requisitos que, en un contexto de consumo digital, necesitan acelerar los canales digitales si quieren no solo cumplir la legislación sino garantizar la seguridad a sus clientes.
Robar la identidad de una persona nunca ha sido tan fácil. Con el uso continuo de la tecnología en diferentes esferas de la vida cotidiana, todo cuidado es poco. Son muchas las personas que están conectadas a Internet la mayor parte del día ya sea para ver una serie, trabajar, hablar con un amigo, hacer la compra o gestionar las finanzas, uso que viene acompañado de un incremento de robos y filtraciones de datos o campañas de suplantación de identidad.
Los valencianos llevamos demasiado tiempo siendo vilmente atacados por la política catalanista, republicana y de izquierda. También nos atacan sin pudor desde la derecha catalana, representada por los partidos denominados de la burguesía. Somos incluidos en una entelequia, en la creación artificial de unos inventados países, que denominan catalanes y que van desde la región francesa de Montpellier, hasta la desembocadura del río Segura, en la comunidad murciana.
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