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La fecha del 19 de septiembre del 2023 quedará marcada en rojo en muchos calendarios. En unos en rojo vivo, alegre, señal de contento y del deber bien hecho, por fin después de más de cuarenta años se puede hablar en el Congreso en catalán, vasco y gallego. Otros calendarios se marcaran con un rojo sanguinolento, preñado de odio y rabia precisamente porque estas otras lenguas de España tendrán un lugar en el hemiciclo.
Hoy hemos empezado el primer acto del teatro circense al que nos tiene sometido este gobierno, el poner pinganillos en el Congreso de los Diputados para agrandar las separaciones entre los españoles, traduciendo las tres lenguas cooficiales al español, lengua que hablamos todos.
En España vivimos unas 750.000 personas gitanas. La población gitana de Cataluña alcanza la cifra de unas 80.000 personas. Territorio que ha visto cumplido su interés de que el catalán sea lengua de uso tanto en el Congreso como en el Senado de España. Y si esto es ya una realidad, ¿por qué no podemos aspirar a que el reconocimiento del “caló” en los debates parlamentarios suponga el reconocimiento de la cultura gitana?
A partir de este nuevo curso 2023-2024, English Connection será Centro Examinador Oficial de Cambridge English Assessment. Desde hace más de tres décadas, esta marca ya desempeña un papel fundamental en la preparación de estudiantes para los exámenes oficiales de Cambridge, contribuyendo al éxito de miles de personas que han buscado mejorar su dominio del inglés.
En este país carnavalero en el que han convertido a España, cada día nos despertamos con algún exabrupto. El problema no radica en que los ciudadanos tengan distintas ideologías que voten a unos partidos o a otros, el problema está en que las personas que están destinadas a gobernar para el bien de todos los ciudadanos, lo hagan solo para unos pocos incluyendo los que a todas luces quieren destruir la paz que nos dimos al término de la dictadura.
Ese fue el título que le puso a una de sus obras nuestro eximio literato, José Cadalso, que escribió en 1772, una sátira breve y ligera contra un tipo de educación entonces frecuente: la erudición meramente superficial y sobre la falsa sabiduría de los pedantes, que sin siquiera saber leer y sin estudiar mínimamente quieren opinar de todo y lo hacen con pretensiones.
En la era digital en la que vivimos, el aprendizaje en línea ha revolucionado la manera en que adquirimos conocimientos y desarrollamos nuevas habilidades. La educación a distancia ha abierto un abanico de posibilidades, y uno de los campos que ha experimentado un crecimiento significativo es el aprendizaje de idiomas.
Desde siempre me ha gustado mucho conocer el significado de las palabras. Cuando escucho un término que desconozco o que me crea dudas, recurro a la RAE a través de su diccionario en Internet, al que tenemos un acceso rápido y sencillo. (Parece ser que las nuevas generaciones han perdido esta sana costumbre. Acabo de ver publicada una normativa para los aspirantes a profesores de lengua, en la que se les suspende si cometen ¡¡diez faltas de ortografía!!).
Todo el mundo habla de todo y todo el mundo comenta el bajo nivel que el sistema educativo español está dejando como herencia a las futuras generaciones. No es, por tanto, una opinión generalista, de alguno de los programas de radio o televisión. Primera causa la bajísima comprensión lectora de niños, adolescentes y ya jóvenes.
Lo que está ocurriendo en la España de los “nuevos tiempos” es para analizar con lupa y preocupación. Hoy me voy a ocupar, una vez más, de nuestro idioma, el español o castellano, para denunciar la falta de patriotismo de quienes tienen la obligación de defenderlo desde sus puestos de periodistas, escritores e informadores en radios, televisiones, periódicos y restantes medios de comunicación.
No somos entusiastas de la RAE, pero sí de nuestro idioma, el español. Nuestro desapego hacia la institución es por muchas de sus, para nosotros, incomprensibles decisiones. Aunque hay que resaltar su importante labor contra la moda anglicista.
Hace unos días las redes sociales ardían a raíz de la aparición de una grabación en TIKTOK en la que tres enfermeras de la Vall d’Hebron en Barcelona parecían estar muy contentas en horas de trabajo olvidando sus tareas mientras una de ellas arremetía contra la obligación de demostrar sus conocimientos del idioma catalán mediante la obtención del certificado C1 para poder acceder por oposición a una plaza de enfermería en la sanidad pública catalana.
Los gitanos hemos conformado nuestro idioma no solo con las palabras con las que salimos de la India hace mil años, sino con los muchos términos que fuimos incorporando a nuestro lenguaje cogidos de lo que hablaban los habitantes de los países por los que atravesábamos.
Ya sea por tener un mejor currículum académico o por asegurarse un buen futuro profesional, lo cierto es que cada vez se muestra más interés por el aprendizaje de los idiomas. La vida del alumno debe ser una formación contínua en idiomas.
Los desaires a nuestro idioma, desgraciadamente, tienen muchos padres, muchas madres y muchos hijos de sus respectivos. A ninguno de ellos, al parecer, le importa un pepino la implantación, lenta, sorda y permanente de anglicismos que devalúan nuestra bella lengua al sustituir palabras en castellano por esas feas expresiones (muchísimas de ellas terminadas en “ing”) que tiene el inglés.
Las lenguas, los idiomas, son cuerpos vivos, nacen, crecen, se desarrollan, reproducen y mueren. Ejemplo de ello tenemos en nuestro bello Español que, desde que dio sus primeros vagidos con las moaxajas y jarchas o el espléndido Cantar del Mio Cid, hasta hoy, ha evolucionado de manera tal que a cualquier hispanohablante le cuesta entender bien algo que esté escrito cuando estos se compusieron.
Hay que defender, en contra de lo que pretenden, que el Condado catalán nunca fue un reino ni una identidad independiente. En la época de Carlo Magno constituyó, junto con parte de Francia, la Marca Hispánica, que abarcaba tierras de allende y aquende los pirineos, es decir, un territorio que servía de contención a la expansión de los musulmanes que no pudieron extenderse por lo que hoy conocemos como Francia, pues fueron derrotados por Carlos Martel en Poitiers.
La frase que me sirve de título es una verdad a medias y solo válida para la España oficial, ya que, en el resto del mundo, el español no deja de crecer constantemente y está entre los más bellos y aceptados. Parece mentira que todavía tengamos que aguantar, tanto en el lenguaje escrito como en el hablado, a los acérrimos que se mofan de nuestra bella lengua.
Todos tenemos amigos, familiares y conocidos que hablan el inglés de manera muy fácil y rápida. ¿Te has preguntado alguna vez si es necesario realizar hoy en día un curso inglés? Si tu respuesta es afirmativa, ¡Felicidades! En la actualidad es catalogado como el idioma más hablado a nivel mundial, al menos 1121 millones de individuos del mundo lo hablan.
Desconocemos el momento de la evolución en el que el homínido comenzó a modular los sonidos, posiblemente gruñidos que emitía desde su garganta, elaborando incipientes palabras con las que trasmitía sus pensamientos, llegando a forjar el habla. Quizá antes de que existiera la palabra el hombre se entendiese con sus semejantes por medio de las pictografías o iconografías que conllevaban una simbología sobre lo que se deseaba transmitir.
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