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Lo que más daño puede hacer a cualquier creyente es observar como los “pastores” de la fe, nadan entre dos aguas al tiempo que guardan cuidadosamente la ropa. Cuando se juega con lo más sagrado que puede tener un ser humano, la vida, no se puede dudar, ni tartamudear, ni cerrar los ojos a realidades terroríficas. El balbuceo inseguro del abanderado no genera entusiasmo sino duda y cierta prudencia miedosa en la tropa.
Reluce de nuevo Andrea Camilleri con una novela histórica, social y humana sobre un solitario e independiente periodista que se enfrentó a los poderosos en la Sicilia de 1901, donde nuestro perenne maestro, escritor de una original trama de maestría policiaca que ha creado escuela en la actual género literario denominado “Novela negra”.
Los espíritus, los profetas, los dioses, la fe, la razón de todos y cada uno de los seres vivos, ¿han desaparecido? ¿Dónde se encuentran sus ministros religiosos terrenales? La locura de un ególatra sólo puede ser dominada por Dios, por la firmeza de la razón del hombre. La iglesia ortodoxa rusa, mano de esperanza y látigo divino, debe hablar.
La noticia no me la podía creer: “Los obispos encargan una auditoría externa sobre los abusos sexuales en la Iglesia española, pero sin indemnizar a las víctimas”. La Conferencia Episcopal contrata al bufete Cremades y Calvo-Sotelo para evaluar las denuncias sobre abusos en la Iglesia, y asegura que se abrirán a casos pasados, aunque sin concretar si sólo aceptarán denuncias nuevas”.
Hace ilusión ver cómo los deportes van recuperando la asistencia masiva de todo tipo de personas interesadas. Hace ilusión volver a oír desde la calle los gritos de los aficionados. Hace ilusión contemplar la salida de los campos y escuchar las animadas conversaciones. Hace ilusión poder volver a la convivencia humana en todo tipo de actividades. Sólo hay un lugar en el que parece que la pandemia no ha decaído.
Estos días estamos asistiendo a la enésima ola de ataques a la Iglesia por parte del gobierno más nefasto y rastrero que jamás haya existido en nuestra patria. Y lo hacen con tan mala intención que, de un problema que a todos afecta, se fija maliciosamente en la exigua parte que a la Iglesia corresponde: el 0,2% y se olvida olímpicamente del 99,8% restante.
Repugnantes, inadmisibles, intolerables e imperdonables. Merecedores del mayor castigo que la Ley pueda tener para ellos. Son la mayor aberración que, junto con el aborto y la eutanasia, se puede cometer contra un ser humano. Los desalmados que los cometen son indignos de ser considerados como personas.
Joan Josep Omella, arzobispo de Barcelona, en su discurso inaugural como presidente de la Conferencia Episcopal Española, dijo cosas muy duras de la jerarquía católica sin llegar al fondo de la cuestión. Pidió perdón por las divisiones, incoherencias e “inconsistencias internas” y la corrupción “dentro de la Iglesia y de sus pastores que contribuyen no sin escándalo y falta de confianza en la jerarquía” de la Institución.
Existe una sentencia, que dictó La Corte Internacional de Justicia de la Haya el 27 de junio de 1986, la cual no ha precluído -está vigente-, porque al pueblo que fue víctima no se le consultó dejarla sin efecto legal, la sentencia a su favor y contra el gobierno de los EEUU, por haber auspiciado a la contrarrevolución en el tiempo de la revolución popular sandinista de la década de los años 80.
En el Reino Unido hay una fecha en la cual en cada uno de sus 650 distritos hay decenas de parques donde se hacen hogueras o fuegos artificiales. Esta noche no es el 31 de diciembre ni ninguno de los festejos por año nuevo de cualquiera de sus numerosas minorías. Esta se da para conmemorar al 5 de noviembre de 1605 cuando se abortó un golpe para quemar el parlamento y restaurar a un rey católico. Su líder fue Guido Faukes, un inglés que sirvió en el ejército español.
Después de las bodas por la Iglesia, civiles, por ritos exóticos, por poderes, playeras, etc., hemos podido descubrir una nueva modalidad: las bodas para poder cobrar exclusivas. Este es el caso del “paripé” perpetrado por una protagonista mediática de los dimes y diretes “pantojiles”, que se “casó” ante las cámaras a principios de octubre, con el decidido propósito de hacer caja.
El pasado día 6 de octubre se publicó en este medio un artículo mío, 'Los heridos no pueden esperar', en el que me hacía eco de una intervención del Papa en relación con el problema (problemón) de los abusos espirituales y de poder en el seno de la Iglesia, y justo ese mismo día aparecieron en los medios de comunicación dos noticias directísimamente relacionadas con esto y con una gran repercusión en todos los medios de comunicación.
Observo que en general ha tenido buena aceptación la reciente intervención del Papa en la rama laical de Comunión y Liberación, una de las realidades eclesiales surgidas en el siglo XX y que, como otras, tiene un problema que arranca prácticamente de su fundación: El ejercicio anómalo de la autoridad en el seno de la institución.
Conforme va pasando el tiempo y haciéndome más viejo, muchas cosas en las que creía se me van volviendo más confusas. Por ejemplo: si nuestro planeta tiene sesenta y cinco millones de años ya es casualidad que ahora se produzca un calentamiento global. Yo aprendí cuando era joven que existió una edad del hielo, hoy ya no estoy tan seguro.
Este año el veranillo de siempre nos trajo, como regalo, lo que todos estábamos esperando, “la liberación” del monstruo silencioso, con nombre de comic terrorífico, “Covid’19”. España entera se llenó de sol, de multitudes, de vida… Las sonrisas campaban a su anchas… Los ojos brillaban con la ilusión y esperanza de que el dichoso bicho ya no volviese.
El pasado día 30, la TV de la Iglesia entrevistó a una «pobre» señora que había perdido tres chalés que dedicaba al turismo seguramente, pues no lo dijo, porque como segunda residencia no creo que fuera, se lamentaba y reclamaba ayuda al gobierno. No he visto ninguna a los pequeños propietarios y agricultores, esos que han perdido todo por efecto de Cumbre Vieja. mientras la Iglesia solo ha ofrecido rezos, frente a las próximas ayudas del gobierno de coalición.
Sr. Marhuenda, en el libelo con el que se ha despachado a gusto contra el Santo Padre en su artículo de opinión, tiene el atrevimiento público de declararse católico y acusar al mismo Dios, le recuerdo que el Espíritu Santo es Dios, de confundirse inspirando a los Cardenales un candidato “catastrófico”. Se ve que es de pluma ligera, pero en cambio no demuestra estar muy ducho en temas doctrinales.
La Iglesia católica dispone de diferentes agentes oficiales para desarrollar su misión a nivel institucional. Y entre estos se encuentra la Conferencia Episcopal cuya naturaleza y carácter se establece en el canon 38 del Decreto ChristusDominus sobre el ministerio pastoral de los obispos del papa Pablo VI en octubre 1965.
Mucho morbo ha creado la renuncia inesperada de Xavier Novell, obispo de Solsona. No es mi propósito unirme al enjambre de comentaristas y tertulianos que especulan sobre los motivos que han llevado a Xavier Novell a renunciar a la sede episcopal de Solsona. El tema de fondo es el celibato obligatorio de la clerecía.
En la entrevista que pudimos oír la pasada semana, a requerimiento del maestro Herrera, el Papa Francisco abordó con naturalidad y sencillez cuantas preguntas le fueron formuladas sobre el papado, su salud, su “jubilación”, la implicación de la Iglesia en la pederastia, las finanzas del Vaticano, etc., etc. Me impactó especialmente su confesión de sentirse pecador.
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