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Con la llegada del verano, muchas personas deciden empezar a correr para ponerse en forma y perder los kilos acumulados durante el invierno. El ‘running’ es una excelente opción para mejorar la salud cardiovascular, aumentar la resistencia y tonificar el cuerpo. Sin embargo, como cualquier actividad física, tiene sus riesgos, especialmente si no se realiza de manera adecuada. Con constancia y precaución, puede convertirse en una parte saludable de la rutina diaria.
En la búsqueda de soluciones efectivas para el alivio del dolor y la mejora de la movilidad, muchos recurren a la fisioterapia como una opción integral y centrada en el paciente. Con un enfoque en la rehabilitación física y el bienestar general, los fisioterapeutas desempeñan un papel crucial en el proceso de recuperación de una amplia gama de lesiones y afecciones musculoesqueléticas.
La tendinitis es una afección común que afecta a múltiples personas, independientemente de su edad o nivel de actividad física. Se caracteriza por la inflamación de uno o más tendones que puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo el sobreuso del tendón, lesiones o enfermedades crónicas.
Las lesiones más frecuentes tras una colisión son las lesiones de columna, sobre todo los latigazos cervicales, una patología que afecta a ocho de cada diez conductores, provocada por un mecanismo de aceleración-desaceleración en accidentes por colisión de vehículos con impacto posterior o lateral, que transmite su energía al cuello.
La toma de consciencia sobre los efectos nocivos de la radiación solar ha motivado que cuidemos más nuestra piel. Sin embargo, el impacto del verano sobre nuestra dermis y epidermis va más allá de la exposición a los rayos UV. Y es que las altas temperaturas y la deshidratación también dejan huella, sobre todo en las personas mayores, cuya piel es extremadamente sensible.
En el periodo estival aumentan las actividades al aire libre que no son tan habituales durante el resto del año. Rutas de senderismo, correr por la playa o andar en bicicleta son algunas de las opciones deportivas más comunes en verano, lo que se traduce en más traumatismos y lesiones por sobrecarga.
A estas alturas, nadie duda de que Rafael Nadal es uno de los tenistas más grandes de la historia. De hecho, es indiscutible que es el mejor jugador que ha pisado nunca una pista de tierra batida. Sin embargo, también resulta evidente que las lesiones han marcado su carrera deportiva sobremanera.
La figura del fisioterapeuta suele estar asociada a la recuperación de lesiones o a la rehabilitación, por ejemplo. Sin embargo, al igual que sucede en otras profesiones relacionadas con las ciencias de la salud, es posible que muchos de sus beneficios, y por ende su importancia, queden relegados al conocimiento básico que todos tienen sobre ellas.
Con la llegada del buen tiempo, el calor y las altas temperaturas se convierten en un freno para hacer deporte. Sin embargo, practicar actividad física con altas temperaturas puede ayudar a disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Este tipo de reclamaciones están destinadas a "deshacer", en la medida de lo posible, los efectos negativos del suceso. Has sufrido un daño, por lo que tienes derecho legalmente a una compensación como una forma de corregir ese error. Puedes tener derecho a reclamar una indemnización por el accidente y los gastos adicionales en los que haya incurrido.
Estas lesiones protagonizan el 30 por ciento de las lesiones padecidas por corredores. En el otro extremo se encuentra la patología degenerativa, que causa limitación en la función articular hasta en el 80 por ciento de las personas mayores de 50 años, aumentando el riesgo en mujeres 1,5 veces con respecto a los hombres y hasta tres veces más en obesos
Las causas y el perfil del paciente con lesión medular han cambiado a lo largo de los últimos años. Actualmente, el motivo más frecuente de estas lesiones son las caídas en un 65% de los casos, porcentaje que llega hasta el 80% en personas mayores de 75 años. Les siguen los accidentes de tráfico con un 23%. Además, la media de edad de los pacientes ha pasado de los 46 a los 56 años en la última década.
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