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José Luis Escrivá Belmonte es todavía ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. El 13 de enero ha cumplido tres años en el cargo y, a decir verdad, su labor deja mucho que desear hasta el momento. Ahora, tras el varapalo sobre pensiones que le ha dado el Banco de España en su informe anual y el ridículo que acaba de hacer en el Congreso, su figura empieza a caer como la lluvia fina y a acumularse en el vertedero de ministros falsos y mentirosos.
Aforismo latino que vertido al Español quiere decir: “La corrupción de lo muy bueno es malísima”. Con esta frase se quería indicar que lo óptimo, cuando se echa a perder, cuando se pudre, es fétido, es lo peor que hay. Por desgracia hoy entre los españoles está vigente ese dicho.
Más de una vez he escrito sobre algunos personajes, cuyas actuaciones, aunque no me hayan sorprendido, porque ya no sorprende casi nada, me han llamado poderosamente la atención. Y mucho más aún, cuando esos personajes eran inteligentes, de buena formación cultural y profesional y aparentemente estables emocionalmente. Es el caso del actual ministro del Interior, Fernando Grande Marlasca.
La segunda propuesta de reforma de las pensiones presentada por el ministro Escrivá se debe a la obligación que la Comisión Europea impuso al gobierno español para solicitar el cuarto desembolso de los fondos Next Generation. Pero el año acabará con la reforma en el alero porque Escrivá no cerrará el acuerdo hasta enero.
Hace unos días afiliados y simpatizantes del PSOE estaban de fiesta celebrando los cuarenta años de aquellas elecciones donde más de diez millones de españoles les otorgaron la confianza para que por primera vez, después de la muerte de Franco, un socialista llegara a Presidente del Gobierno.
Albares es el plural de albar, un adjetivo que indica que algo es de color claro, es también el apellido de José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación español. Georgia Meloni es la líder de Hermanos de Italia, partido que usa como nombre el comienzo del himno italiano y que acaba de ganar las elecciones de su país.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha mantenido una reunión de trabajo con la directora ejecutiva de Europol, Catherine De Bolle, en la que le ha trasladado el apoyo de nuestro país para que la Agencia siga reforzando sus capacidades en la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo internacional.
‘Ministro Perejil’ es un invento de Macarena Olona, diputada de Vox en el Congreso de los Diputados, que usa como burla, puro pitorreo, contra el ministro Bolaños. En el diario de sesiones está recogido varias veces. Pulla, incluso desprecio. Lo es. También es el juguete dialectico con el que, sesión tras sesión y pleno tras pleno, Olona ha atizado y sacudido al ministro.
El Servicio Jurídico de la Seguridad Social inició 140.000 actuaciones en 2021, lo que se traduce en un 24% más de procesos y recursos judiciales que en 2019, el año previo a la pandemia de coronavirus. Así lo ha puesto de relieve el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, quien ha visitado la sede del Servicio Jurídico de la Seguridad Social (SJSS), situada en Madrid.
Pepito Grillo existe; investigadores de la universidad de Oxford creen que está en la corteza prefrontral anterior del cerebro y es exclusivo de los humanos. En psicología, persona a la que pedir consejo, ayuda o sentido común. Distinto al personaje del mismo nombre creado por Carlo Collodi, al Repelente niño Vicente de antaño, y al bobo resabido de hoy.
José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, ha vuelto a liarla. Este tecnócrata y burócrata del Gobierno viene actuando sin principios ideológicos desde el primer día que ocupó la cartera ministerial, lo que choca con los comportamientos más o menos socializadores del resto de compañeros ministros de un Ejecutivo que se supone progresista, socialdemócrata y moderado.
Si los vicepresidentes de Gobierno, empresas e instituciones han de hacer lo que no conviene que haga o quiera el presidente que les manda, los ministros de la Presidencia parece que tienen como misión suplir al presidente del Gobierno en las ocasiones que incomodan. Hoy el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, que además se ocupa de las Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, suplió al presidente del Gobierno para edulcorar el hacer del Ejecutivo.
Asegura un cazador que ellos no se meten con nadie. Es decir, que todas las personas que matan o hieren en "accidentes", todos los animales a los que disparan y acuchillan en sus "lances", todos los perros "inservibles" para cazar que abandonan o liquidan, son nadie para ellos. Y usted, sr. Luis Planas Puchades, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, pide cuidar la caza asegurando que es un deporte como el fútbol.
Sí, inconcebible, inadmisible, inaudito inaguantable e intolerable y por desgracia irrefutable, lo manifestado por esta desdicha de Ministro que, para nuestra perdición padecemos lo españoles, denominada Alberto Garzón. Es el hombre de las paparruchadas, de las sandeces sin cuento y de las tonterías sin remedio.
Les confieso que en este nuevo año que estrenamos, era mi propósito despegarme del decepcionante y frustrante clima político que estamos sufriendo y de la insoportable presión vírica que padecemos, para ocuparme de cuestiones mucho más inquietantes que están abocando a nuestra sociedad a un vertiginoso destino sin un horizonte definido en el escenario nacional e internacional.
"No puede seguir ni un minuto más sentado en el Consejo de ministros", dicen los partidos de la oposición, varios presidentes autonómicos con Lambán a la cabeza, el sector ganadero al completo y la industria cárnica. Es tal el daño de este muchacho, comunista y ministro-cuota, que ha faltado tiempo a los gobiernos alemán y francés para pedir explicaciones al gobierno español.
Dudo que quede en España algún ganadero que no haya pedido la dimisión de Alberto Garzón, ministro de Consumo del Gobierno de Pedro Sánchez, sector comunista. Su falta de preparación y su desconocimiento del mundo ganadero le ha llevado a demostrar su ignorancia en «The Guardian». Además de inconsciente es un hipócrita porque en su boda no faltó solomillo. ¿Qué tiene este desorejado contra la carne?
El ministro de Consumo ha gastado más 80.000 euros, de los depauperados bolsillos de la Hacienda española, en una campaña para decirnos a todos, todas y todes, que próximamente va a promulgar un decreto para que los juguetes de los niños, las niñas y los niñes sean todos iguales. Además de esa escandalosa cifra, hay que añadir otros 20.000 euros para pagar a los medios que difundirán esta majadería.
Se apellida Garzón, y no es precisamente Baltasar, el exjuez expulsado de la Judicatura. Me refiero a Alberto, el ministro de Consumo. Sesudo personaje que descubrió que circulaban menos coches cuando nos obligaron a permanecer enclaustrados bajo amenaza de sanción. El mismo que no domina las matemáticas y que descubrió que había bajado el nivel de juego, precisamente cuando estábamos encerrados por la pandemia y por las ilegales medidas del Gobierno.
Hace unos días me comentaban que, con un ministro de Cultura y Deporte como el «Peoncín» de Tabarnia, ha acabado por degradarse la representación de una y el otro. El caso es que uno reflexiona al respecto y posiblemente esté en lo cierto quien así opinaba. Los Gobiernos democráticos españoles siempre han dado importancia a esas dos disciplinas, pero en el Gobierno actual no lo han hecho; han tomado a ambos como una «María» de bachillerato. Y así nos cubre el pelo.
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