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¿Cómo ha sido posible que en los cuatro últimos años se hayan producido consecuencias tan destructivas? Vivimos en una época de avances científicos sin precedentes que nos hacen pensar que somos dioses. El cientifismo nos hace creer que podemos solucionar todos los problemas que se nos planean. La verdad es que se agravan y se añaden de nuevos que empeoran la situación.
El joven que se desgasta los codos estudiando multiplica el talento inicialmente recibido. Ahora resulta que la disciplina del esfuerzo no es necesaria. Según las nuevas tendencias educativas los estudiantes podrán pasar curso con dos asignaturas pendientes. ¿Se lo han pensado bien las autoridades educativas a la hora de tomar tan absurda decisión? Según la parábola de los talentos, quien no trabaja lo poco que tiene lo pierde todo.
La degradación sexual aumenta. ¿Hasta qué punto? Es impredecible decirlo. Según mi criterio el pozo no tiene fondo y por ello la situación empeorará. Chemesex, sexo y drogas sin control, es el reportaje que escribe Susana Quadrado. “Amanecer de viernes. Adelante, hasta 72 horas de sexo y drogas sin parar, ni para comer ni para dormir… La reunión se hará en un piso particular. A la cita van no más de diez hombres dispuestos a tener relaciones múltiples..."
Alejandro Cencerrado es el analista que dirige el Instituto de la Felicidad de Copenhague. “Cuando tenía 18 años”, dice, “mis padres discutían, no eran felices. A todo ello se añadían mis problemas de adolescente. Fue entonces cuando me hice la gran pregunta: Si lo tenemos todo, ¿por qué no somos felices?”
Según Javier Senent, presidente de Cruz Roja Española “Existe una fractura social importante, con índices de paro significativos. Con los colectivos con los que trabajamos se da una incidencia que multiplica por dos y por tres los peores índices generales. Una de nuestras máximas preocupaciones es el problema de la fractura digital. Parece que damos por hecho que todo el mundo tiene conectividad y equipos informáticos y no es así.
Para intentar comprender el problema que representan las armas en Estados Unidos y por extensión la violencia infantil y adolescente que desgraciadamente crece exponencialmente, deberíamos prestar atención a las palabras que pronunció la madre del joven que provocó la mortalidad en el colegio de Uvalde: “No lo juzguemos, mi hijo tenía sus razones”.
Los celos son un demonio, un dragón, una verdadera pesadilla, pero no solo para el celoso, también para la persona que los recibe, que termina viéndose examinada, oprimida, acorralada y finalmente herida. La persona celosa se convierte en un sabueso que todo el día busca evidencias y jamás llega a sentirse realmente relajada.
Blai Felip Palau en un breve relato ambientado en un tren, describe con mucha exquisitez nuestro mundo controlado por el móvil y sus infinitas aplicaciones. Tres personas son los protagonistas que viajan en el tren: la mamá y sus dos hijas, la Lidia y la Carla. La mamá enganchada a su móvil de última generación en su mano derecha. Con la izquierda a un móvil antiguo con el que entretiene a Carla.
La visita del rey emérito a España ha provocado que un sector de la población y de la clase política se haya lamentado de que no haya dado ninguna explicación de su comportamiento de dudosa calidad. La justicia no investiga porque se ha cerrado el caso. Preguntado el monarca por un periodista sobre el tema, respondió: “No tengo nada que explicar”.
Los celos, dice el escritor noruego Jo Nerbo, “son una fuerza motriz detrás de muchas de nuestras acciones. Nuestra competitividad la mueven los celos. Se dan distintos grados, está claro. No es lo mismo pegar a tu hermano en una lucha por una mujer que correr en una pista. Un poco puede ser bueno. Cuando terminas en asesinato o en gente atormentándose a sí misma, no. ¿A Putin le mueven los celos, y la envidia? ¿A Bush cuando invadió Irak para superar el legado de su padre?
“Las carencias de la sanidad disparan un 27% el uso de los sicofármacos en 10 años”. Esta declaración ocupa dos líneas de ancho de página de un periódico. La salud mental desborda la capacidad sanitaria. Al faltar personal médico calificado se producen largas listas de espera. Para poder atender a los pacientes se opta por la vía más rápida y menos eficaz: recetar psicofármacos.
Así empieza Llàtzer Moix su escrito Soldados de la verdad: “Cada día vemos en los telenoticias soldados y voluntarios ucranianos armados y dispuestos a defender su país. Cada día vemos en la tele periodistas que defienden la verdad con el micro y la cámara, con el boli y bloque de notas. Estos no llevan uniforme, pero también se les puede llamar – soldados de la verdad -. Su valentía no desmerece la de aquellos que empuñan armas”.
Nuestro país necesita con urgencia dirigentes que se atrevan a decir lo que es justo y recto. Que dejen de mentir. Faltan políticos con convicciones y que tengan objetivos claros y que nada les desvíe de llegar a la meta. Los dirigentes políticos de nuestros días mueven pieza según indiquen las encuestas.
Una noticia de redacción de La Vanguardia en Madrid lleva por título: “La Iglesia recibe 506 denuncias por abusos y pide perdón “por esta tragedia”. El texto comienza así: “Después de años de silencio o de mirar hacia otro lado ante la desgarradora realidad de los abusos a menores, en la Iglesia se mueve algo…"
El siquiatra Francisco Alonso Fernández resume la problemática que genera Internet con estas palabras: “Internet origina una activación de las tendencias autodestructivas porque aparta al individuo de la realidad sobre todo en los jóvenes con problemas de comunicación, ansiedad, fobias…que pueden devorar la mentalidad de un niño al sustituir a sus contactos sociales”, por unos amigos telemáticos que es muy posible que nunca vaya a conocer personalmente.
Montse que fue testigo de los incidentes que ocurrieron durante el partido de futbol de los cadetes del Lleida y del Balafia celebrado el 22 de febrero en el campo del Gardeny en una carta publicada a SEGRE explica sus impresiones: “Se produjeron unos hechos groseros y de muy mal gusto por parte de los padres de los jugadores del Lleida".
La realidad es que, si existe la bondad también su opuesto que es la maldad, no lo ignoremos. Quiero en este artículo hablar de la fuerza de la palabra, siempre mucho más poderosa que el plomo y la guerra, producto de sociópatas, ególatras y asesinos sometidos por sus propios complejos de inferioridad e impotencia y de escasa altura moral y física.
El título de este escrito lo he tomado prestado del artículo redactado por Xavier Marcet, mensaje de carácter comercial que trata del factor humano en el buen o mal funcionamiento de las empresas. Xavier Marcet se refiere a un estudio realizado por la Universidad de Nueva York que revela que las culturas tóxicas tienen diez veces más peso en la decisión de dejar una empresa que la compensación salarial.
Julio Verne se equivocó cuando profetizó: “Con el submarino no habrá más batallas navales. Como se seguirán inventando instrumentos de guerra cada vez más perfeccionados y terroríficos, la guerra será imposible”. Desde el origen del tiempo las guerras se han ido haciendo cada vez más mortíferas y devastadoras.
Los gobernantes son el reflejo de la sociedad. No son ángeles santos que han bajado del cielo para sacar las castañas del fuego a las naciones. Son personas salidas de la masa social y, por lo tanto, con las características buenas o malas propio de una humanidad caída en pecado, lo cual ha desfigurado la imagen y semejanza de Dios en que fue creada.
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