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Está claro. Aquí cada cual juega su partida y, como en las terrazas los que no pueden se contentan con observar atónitos. Partido Popular: anti abortista. Nuevo líder, nueva opinión personalizada. Los simpatizantes y votantes alucinados, no saben no contestan.
El origen de esta expresión se remonta a los siglos XVI, XVII y XVIII cuando los soldados que componían los Tercios españoles que se enseñoreaban por toda Europa y debían de costearse con su peculio todas las necesidades que tuviesen, incluida la pólvora que necesitasen para disparar.
Si pretendiera emplear un término llamativo para definir la pregunta que hago en el título de este escrito, podría valerme “la pregunta del millón”, pero desisto de hacerlo, porque sonaría a ostentosa y yo prefiero un lenguaje más llano. Por eso diré -simplemente- que es la pregunta que se hace mucha gente y nadie se atreve a trasladara los gobernantes actuales.
Se han cumplido 44 años de aquel hecho histórico en el que los españoles, al aprobar por una abrumadora mayoría de casi el 92%, la Constitución de 1978, decidimos cerrar las heridas producidas por la guerra civil del 36, y juntos, encarar un nuevo futuro.
No sé hasta qué cota de podredumbre llegaremos en nuestra querida España con este gobierno formado por comunistas y socialistas, liderado por un plagiador, embustero y traidor apellidado Sánchez, apoyado por herederos de Eta, separatistas y antiespañoles (vigilados a corta distancia por Pablo Iglesias) donde una indigente intelectual (la ministra Irene Montero) se ha permitido insultar y denigrar al conjunto de los jueces y todos se quedaron tan panchos.
Ha sido aprobada recientemente esta Ley, que determina que el 31 de octubre de cada año será día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la Guerra y la Dictadura. Si con el “borrón y cuenta nueva” que supuso la Transición se tomó la determinación de que, en adelante, no habría revanchas de unos contra otros, para poder vivir en paz y concordia a fin de construir una España democrática, esta Ley ha venido a dar al traste con todo lo acordado.
Si se preguntara a las nuevas generaciones por quiénes hicieron posible la transición a la democracia, en España, ¿cuántas personas darían una respuesta que se aproximase a la realidad? Me temo que muy pocas, y seguramente, algunas de las respuestas que se recibieran, harían que nos sonrojásemos al comprobar el alto grado de confusión y desconocimiento.
En España la mordaza, unas veces voluntaria y otras debida a las presiones del actual Gobierno, privan a la ciudadanía de conocer lo que se esconde detrás de cada uno de los actos gubernamentales. Por ejemplo, se ha de rebuscar entre las páginas interiores de la prensa la noticia de que el Tribunal de Cuentas pide a Bruselas cómo se sancionará a España, reprendiendo a la Comisión por ser poco estricta con España en la valoración de los hitos del Plan de Recuperación.
No deja de sorprender que se pretenda hacer una distinción entre la limpieza y suciedad de unas bombas en función de la expansión del mal que producen. Unas y otras matan, pero las llamadas sucias expanden la radioactividad según su tamaño y además de dañar la salud, pueden ser letales para quienes se vean afectados.
Eso es lo que se pretende con la nueva Ley sobre la enseñanza. Es un axioma, y como tal, no necesita explicación, que un pueblo de incultos de gobierna y domina mejor que otro en el que sus componentes tengan los conocimientos más rudimentales, no ya de una cultura superior, sino de la sabiduría más elemental para encarar la vida con los múltiples y variados problemas que diariamente nos acucian, y separar el oro de los oropeles.
Zombi, regreso a la vida. Regresar a la vida como esclavo del hechicero vudú, sometido en adelante a su voluntad. El concepto Zombi siempre ha estado relacionado con la esclavitud y el sometimiento de la voluntad. Estamos construyendo una sociedad a medida de determinados poderosos intereses fácticos que utilizan todo tipo de herramientas para sus fines, sobre todo el indicado sometimiento de las voluntades.
Ha muerto Isabel II reina de Inglaterra y cabeza de la Iglesia anglicana, bueno ¿y qué? Como todo bicho viviente ha completado su ciclo vital y le ha llegado la hora de su fenecimiento. Lo que verdaderamente me admira y encocora es el estruendo de bombo y platillo con el que están tratando una noticia de lo más corriente y normal los políticos y medios de comunicación españoles.
Aunque en la política todo es posible y en España e Italia abarca lo más inesperado de lo imposible, basta mirar a la Roma de hoy desde la columna de Trajano –el emperador nacido en Itálica- o de un palco para autoridades laicas del Coliseo romano, para que aquí en España se le abran a uno las carnes a la par que sentir los vítores de Vox y el pataleo del sector más conservador del Partido Popular.
Las Redes Sociales, lo más parecido a un campo de batalla, origen de “noticias” sin la debida fiabilidad, pueden teledirigir un conflicto “intencionadamente”. Los “Medios Informativos” están llenando, con este tema, todo tipo de programas en Radio y en Televisión.
No hay político, que se precie de serlo, que no meta, en la primera ocasión que pueda, esta frasecita que, junto a “sin duda de ninguna clase”, esgrimen a cada momento para resaltar la convicción plena en sus razonamientos o en sus decisiones. Estas “verdades inquebrantables” duran lo mismo, en sus palabras y hechos, que las pompas de jabón que hacen mis nietos con un canuto de plástico.
Dicen por ahí que el corazón une y la razón divide. Y que los hechos invitan a reflexionar pero las emociones empujan a caminar. Ocurre en la vida y ocurre en política. Vox despertó a la derecha - e izquierda - con su llegada cuando las gaviotas apenas volaban. En la izquierda, egos e inentendibles motivos desembocan en la continua fragmentación. El meticuloso perfeccionismo acaba destruyendo más que creando.
Hoy tenemos dos Españas claramente definidas. Por un lado, la de los políticos que viven a «desgarrapellejo» y a costa de todos los demás y, por otro, la España sufridora que madruga, se desespera por llegar a fin de mes y ve cómo los incompetentes políticos destrozan el país. Esta situación ha empeorado considerablemente con la llegada al Parlamento español de falsos predicadores o bocachanclas de cuarta división.
No acabamos de entender lo que está sucediendo con los partidos políticos de este país y, si pensábamos que el problema sólo era de tener que bregar con una izquierda radical que amenaza con acabar con España y su democracia, ahora vemos que tampoco otras formaciones conservadoras se libran de caer en situaciones que, al menos, a muchos nos parecen grotescas y contradictorias con lo que ha venido siendo la política de derechas de la formación de Fraga Iribarne.
Podemos dividir a la gente en dos grupos: los que mandan y los que obedecen, pero debemos preguntarnos ¿a quiénes obedecen los que mandan? La pregunta es pertinente ya que nuestros mandamases obedecen a otros que están en la sombra, aunque se trasluzcan con mayor o menor facilidad.
Desde el nacimiento, único instante de la vida en el que nuestra capacidad de elección es nula, todo el transcurrir de nuestro tiempo está condicionado por la libertad de elegir entre múltiples opciones que son determinantes en nuestra vida.
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