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Zombi, regreso a la vida. Regresar a la vida como esclavo del hechicero vudú, sometido en adelante a su voluntad. El concepto Zombi siempre ha estado relacionado con la esclavitud y el sometimiento de la voluntad. Estamos construyendo una sociedad a medida de determinados poderosos intereses fácticos que utilizan todo tipo de herramientas para sus fines, sobre todo el indicado sometimiento de las voluntades.
Ha muerto Isabel II reina de Inglaterra y cabeza de la Iglesia anglicana, bueno ¿y qué? Como todo bicho viviente ha completado su ciclo vital y le ha llegado la hora de su fenecimiento. Lo que verdaderamente me admira y encocora es el estruendo de bombo y platillo con el que están tratando una noticia de lo más corriente y normal los políticos y medios de comunicación españoles.
Aunque en la política todo es posible y en España e Italia abarca lo más inesperado de lo imposible, basta mirar a la Roma de hoy desde la columna de Trajano –el emperador nacido en Itálica- o de un palco para autoridades laicas del Coliseo romano, para que aquí en España se le abran a uno las carnes a la par que sentir los vítores de Vox y el pataleo del sector más conservador del Partido Popular.
Las Redes Sociales, lo más parecido a un campo de batalla, origen de “noticias” sin la debida fiabilidad, pueden teledirigir un conflicto “intencionadamente”. Los “Medios Informativos” están llenando, con este tema, todo tipo de programas en Radio y en Televisión.
No hay político, que se precie de serlo, que no meta, en la primera ocasión que pueda, esta frasecita que, junto a “sin duda de ninguna clase”, esgrimen a cada momento para resaltar la convicción plena en sus razonamientos o en sus decisiones. Estas “verdades inquebrantables” duran lo mismo, en sus palabras y hechos, que las pompas de jabón que hacen mis nietos con un canuto de plástico.
Dicen por ahí que el corazón une y la razón divide. Y que los hechos invitan a reflexionar pero las emociones empujan a caminar. Ocurre en la vida y ocurre en política. Vox despertó a la derecha - e izquierda - con su llegada cuando las gaviotas apenas volaban. En la izquierda, egos e inentendibles motivos desembocan en la continua fragmentación. El meticuloso perfeccionismo acaba destruyendo más que creando.
Hoy tenemos dos Españas claramente definidas. Por un lado, la de los políticos que viven a «desgarrapellejo» y a costa de todos los demás y, por otro, la España sufridora que madruga, se desespera por llegar a fin de mes y ve cómo los incompetentes políticos destrozan el país. Esta situación ha empeorado considerablemente con la llegada al Parlamento español de falsos predicadores o bocachanclas de cuarta división.
No acabamos de entender lo que está sucediendo con los partidos políticos de este país y, si pensábamos que el problema sólo era de tener que bregar con una izquierda radical que amenaza con acabar con España y su democracia, ahora vemos que tampoco otras formaciones conservadoras se libran de caer en situaciones que, al menos, a muchos nos parecen grotescas y contradictorias con lo que ha venido siendo la política de derechas de la formación de Fraga Iribarne.
Podemos dividir a la gente en dos grupos: los que mandan y los que obedecen, pero debemos preguntarnos ¿a quiénes obedecen los que mandan? La pregunta es pertinente ya que nuestros mandamases obedecen a otros que están en la sombra, aunque se trasluzcan con mayor o menor facilidad.
Desde el nacimiento, único instante de la vida en el que nuestra capacidad de elección es nula, todo el transcurrir de nuestro tiempo está condicionado por la libertad de elegir entre múltiples opciones que son determinantes en nuestra vida.
No es depresión lo que siente cualquier persona de a pie, ante tanta mediocridad política, no, es un sentimiento de degradación. El Presidente, la cabeza, no piensa, sólo quiere el sombrero para presumir. España, su seguridad, su estabilidad, su prosperidad, su historia, su influencia…, eso no interesa.
Nuestro país necesita con urgencia dirigentes que se atrevan a decir lo que es justo y recto. Que dejen de mentir. Faltan políticos con convicciones y que tengan objetivos claros y que nada les desvíe de llegar a la meta. Los dirigentes políticos de nuestros días mueven pieza según indiquen las encuestas.
Nadie tiene derecho a utilizar los “medios” para señalar públicamente los posibles delitos o errores de terceros. Muchas personas, por circunstancias diversas, pueden no entender o sobreentender las diatribas lanzadas contra personas o partidos, desde púlpitos de prensa “bien pagados”.
Lo que se está cociendo en España, a cargo de un Gobierno que está demostrando, en su hacer de cada día, su cada vez más deslavazada, incorrecta, suicida y peligrosa deriva hacia sistemas políticos que ya llevan años desacreditados y que, para más INRI y preocupación para los españoles, no lleva trazas de ningún cambio en lo que son sus objetivos políticos, sino más bien, todo lo contrario.
España ha logrado subsistir a pesar de tantos malos gobernantes como ha sufrido y aunque trato de no ser pesimista, pienso que no deja de tener razón el dicho de que toda situación es susceptible de empeorar. Los celtas y los iberos nos quedan demasiado lejanos, lo mismo que Aníbal y los cartagineses y a pesar de la derrota numantina llegamos a ser ciudadanos romanos y a hablar el latín, el idioma del imperio dando sabios como Séneca o un emperador como Trajano.
La ceguedad humana está causada por seguidismo propagandístico, ocurre en España, lugar donde una gran mayoría lleva votando a un partido corrupto y sus secuaces desde la muerte del dictador, engañados una y otra vez, así ocurre en estos momentos con la tragedia de Ucrania.
Desde hace tiempo venimos observando que esta generación de políticos ha denigrado el «arte noble» de la Política. Han perdido la ética, la educación y las formas. Hemos pasado de los políticos de la transición, con un claro afán de servicio, a la tropa que ahora tenemos en las institucionales nacionales, autonómicas y locales.
En contra de lo que nos decían quienes dicen que lo saben todo, 2021 no fue el año de la recuperación. Y me temo que 2022 no abrirá -como también aventuraban- una nueva etapa de normalidad sin sobresaltos. Tenemos demasiados frentes por delante que aventuran intranquilidad.
España está llena de “caminos entrecruzados”, que, antiguamente, se atravesaban recibiendo el saludo de “amigo”, de “paisano”, de “compañero”, de “bienvenido”… Las lenguas no dividían… las normas no distanciaban… las distancias no alejaban… los intereses eran comunes… la inmigración se convertía en convivencia…
No ha pasado un día en calma en nuestra quería España, desde que un macrogobierno de macroinútiles, tomó las riendas de un macroejecutivo que no hace nada más que perjudicar a todos y cada uno de los habitantes de este inigualable país. El manijero es un hombre cateto, sin principios, plagiador, embustero y ególatra, que solo actúa para seguir sentado en un sillón que no merece.
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