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Los comicios del 28-M llevaron hasta el País Valencià tenebrosos vientos preñados de odio y ansias de venganza. Recién vaciadas las urnas y con la fuerza que les daban los votos, la derecha extrema y la extrema derecha comenzaron a ocupar los puestos de poder a los que desde hace ocho años estaban aspirando.
El resultado electoral abre un periodo complicado para lograr la formación de Gobierno. Lo que es evidente es que el Partido Popular no consiguió los resultados que esperaba y podemos vernos abocados al bloqueo y la ingobernabilidad. De todas formas, lo que está claro es que la repetición electoral puede ser algo inútil, ya que es muy probable que los resultados electorales sean prácticamente iguales o muy similares y el bloqueo político e institucional seguiría.
El domingo 23 de julio se han realizado los comicios generales de España, en los cuales la derecha ha fracasado en su meta de lograr una mayoría absoluta. Pese a que las encuestas que esta había encargado pronosticaron que este sector para remover a los socialistas, esto no ha ocurrido. La suma de los diputados electos del conservador Partido Popular y de los franquistas de Vox no le permite a la oposición desplazar al presidente Pedro Sánchez.
Es un buen signo de los tiempos que no haya surgido ninguna tensión especial en los mercados -ni siquiera mucha curiosidad- en vísperas de las elecciones generales en España. Hace diez años, la crisis periférica aún estaba en pleno apogeo, y los cambios políticos al minuto eran escrutados por los inversores. El hecho de que la salud económica de España no sea actualmente una preocupación importante ayuda, por supuesto.
Mi análisis de las consecuencias de lo de ayer: El PP necesita los votos de Txapote para gobernar Ha utilizado erróneamente la persona del singular. El PSOE necesita pactar con ABBA, para tender puentes hacia Waterloo.
El PP gana las elecciones (136 diputados) pero se queda lejos de la mayoría absoluta (176 diputados), mientras que el PSOE aguanta y pasa a ser segunda fuerza con 122 escaños.
Cuando todavía andábamos resacosos de la campaña electoral del 28-M y todavía sin digerir los resultados de una elecciones municipales y autonómicas que han llevado al poder en CC.AA. y grandes ciudades al tándem PP/VOX nos encontramos ya a finales de otra campaña electoral camino del 23-J que, si Dios, Alà y Buda junto con los votos de los españoles no lo remedian llevará a la Moncloa al amigo del narco cogido de la mano del líder de la extrema derecha española.
A pocos días para la celebración de las elecciones generales del 23-J, los programas de los principales partidos políticos que concurren a los comicios ya han sido publicados y el equipo de expertos fiscales de TaxDown, ha analizado las claves que los candidatos de los cuatro partidos con representación en todo el territorio nacional han ido desgranando durante las últimas semanas y en estos últimos días.
El actual sistema dominante de las sociedades occidentales utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que conformará una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable, teniendo como efecto colateral la desaparición de la conciencia critica.
La incapacidad manifiesta de Pedro Sánchez para lograr la sincronía con su socio Podemos, así como para hacer frente a la estrategia diseñada por la fundación FAES basada en el renacimiento de ETA y en la sombra de pucherazo electoral, habría permitido a PP y Vox una victoria arrolladora en las recientes elecciones municipales y autonómicas.
Para entender las claves de la crisis de la democracia formal española, habría que recurrir al filósofo y ensayista José Ortega y Gasset quien en su ensayo "La España invertebrada", publicado en 1921, realiza un exhaustivo análisis de la crisis social y política de su época. Así, estaríamos asistiendo a un nuevo escenario de "invertebración histórica" cuya casuística podríamos ordenar en tres estratos diferentes siguiendo el esquema orteganiano.
Pedro Sánchez habría aceptado el reto de ser el último muro de contención ante el tsunami derechista del PP y Vox que se avecina en España y que en el supuesto de lograr la mayoría absoluta el 23J, procederán a implementar una democracia no liberal siguiendo la estela del húngaro Viktor Orbán, por lo que estarían ya doblando las campanas por la democracia formal y la España plurinacional.
Soy un defensor a ultranza de cualquier forma de vida. Todos los seres creados cumplimos un fin y propósito en el acontecer de la Humanidad. Desde el macrocosmos al microcosmos todos hemos de realizar y llevar a cabo la función para la cual hemos sido originados.
Los partidos que integran la coalición de Gobierno estaban afanados en la gestión pensando que los resultados de su trabajo iba a ser reconocido en las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo. No fue así. Una gran mayoría de sus votantes se quedaron en casa e incluso un buen número se pasó al bando de la derecha. Son esos electores que tanto les da un gobierno que otro, una ideología que otra.
Hace un tiempo, que muchos parecen haber olvidado que en la última sesión del juicio contra los políticos catalanes independentistas Jordi Cuixart dijo “lo volveremos a hacer”, pero quienes realmente lo han vuelto a hacer han sido aquellos que se llaman “constitucionalistas”, adjetivo donde, unos y otros, encuentran cobijo donde darse la mano en defensa de las esencias patrias.
El síndrome de Pontius fue citado en 1820 por el psicólogo estadounidense Charles Graham Pontius y consiste en "una distorsión en la percepción del peligro que tendría su origen en el exceso de adrenalina de la persona afectada".
En las pasadas elecciones autonómicas y municipales los españoles les hemos entregado a la derecha (PP y Vox) un mandato para que lo cumplan y es que gobiernen en España, porque ya estamos hartos de las trapacerías del PSOE (entiéndase Pedro Sánchez y su camarilla de conmilitones).
Tras las recientes elecciones a la Cámara foral, la utopía factible en Navarra sería la reedición de un Gobierno progresista integrado por PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, presidido por María Chivite y que contaría con el apoyo externo de EH Bildu, quedando Esparza y UPN condenados a la larga travesía del desierto desde la bancada de la oposición.
Finalmente hemos visto cómo los malos presagios para la política progresista en el País Valencià se cumplían. La noche del 28-M quedó claro que las instituciones valencianas iban a ser tomadas al asalto por un Partido Popular que no hace ascos a la mano envenenada que le tiende el neo fascismo a pesar de las diversas declaraciones que durante la campaña electoral hicieron tanto Carlos Mazón, líder del PP valenciano, y su jefe inmediato, Alberto Núñez Feijóo.
Los dos grandes partidos del modelo político español, PP y PSOE, acumulan deudas millonarias con la banca. Razón muy material que explica sus verdaderas fidelidades a la clase dominante. El juego perverso de la financiación del bipartidismo descansa en dos patas, los fondos previos de la banca y las posteriores subvenciones públicas -que pagamos el 90% de los españoles- en forma de pagos por los votos obtenidos. A veces, una de las patas cojea, pero la banca siempre gana.
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