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Todos los días dedican una parte del telediario a darnos una explicación detallada de porqué todo sube. La culpa siempre es de los demás ¡nunca del gobierno que nos desgobierna! Ahora andan buscando aprobar unos presupuestos que, seguramente, harán aumentar nuestra deuda, la de España y la de cada español.
Hoy me encuentro poco optimista (por no decir algo pesimista), en contra de mi habitual estado de ánimo y de mis convicciones. Naturalmente, quiero escapar de esta situación cuanto antes, para no caer enun desaliento perturbador. ¿Motivos para este desánimo?, Pues muchos, la verdad, pero hay que sobreponerse porque sabemos que hay buenas perspectivas para que cambie la situación en plazo breve.
Las tertulias alimentan el morbo de la audiencia. La claridad y la objetividad, engranajes exigibles, se evaporizan, según los tertulianos, según los temas y, sobre todo, según las consignas “recibidas”. Todas las tertulias tienen tres problemas: “la limitación del tiempo”, “la independencia o no del profesional que dirige el coloquio” y “el nivel técnico de los participantes”.
Decía nuestro insigne poeta y premio nacional de literatura Manuel Alcántara que “escribir es llorar y consolarse”. Reconozco que hay días que al escribir esta columna, siento la misma necesidad ante acontecimientos como los que han sucedido a lo largo de esta semana.
Para quien se extrañe de que escriba sobre temas fiscales les recordaré que mi formación académica era la de haber cursado los estudios de la carrera de Comercio y obtenido los títulos de Perito y de Profesor Mercantil. Después, durante 25 años, fui ejecutivo de empresas y en mi última etapa (33 años más), además de obtener la licenciatura en Derecho, ejercí -con despacho propio- como asesor de empresas en materias contable, mercantil y fiscal.
La Universidad Europea Miguel de Cervantes de Valladolid ha recibido más de 75 trabajos de una treintena de centros universitarios y de educación superior de toda España para participar en la primera edición de SOCINE, el Festival UEMC de Cine Social Universitario. Es el primero de estas características que se celebra en el país y nace con el objetivo de promover entre las comunidades universitarias de España la implicación de los jóvenes en temas sociales.
Dicen por ahí que el corazón une y la razón divide. Y que los hechos invitan a reflexionar pero las emociones empujan a caminar. Ocurre en la vida y ocurre en política. Vox despertó a la derecha - e izquierda - con su llegada cuando las gaviotas apenas volaban. En la izquierda, egos e inentendibles motivos desembocan en la continua fragmentación. El meticuloso perfeccionismo acaba destruyendo más que creando.
Ahora resulta que hay quien le importa más un vestido, vamos un trapo, que los problemas que tenemos en el mundo: guerra, recesión, combustibles, falta de alimentos … Cuando lo he leído se me han abierto las carnes y me ha dado la risotada propia de la situación, que ha salido en la cadena de la teta y el culo -perdón, pero se conoce con esta denominación- en uno de sus programas como quiera la cosa fundamental para la vida del común de los ciudadanos.
Quien la sigue la consigue y es evidente que, nuestro presidente del Gobierno, lleva años intentando que el señor Biden le escuche, aunque se solamente por un rato. Después de las humillaciones que ha recibido del resto de naciones importantes de la UE, al ser excluido de los últimos encuentros entre los miembros principales de la comunidad europea y de los EE.UU, necesitaba como agua de mayo que alguien, aunque fuera protocolariamente, le escuchase.
La semana pasada tuvo, para mí, dos buenas noticias: 1) La publicación en Estados Unidos de la discutida sentencia que declara que no existe el derecho al aborto de forma general para todo el territorio, aunque cada una de las circunscripciones del país pueden establecer lo que, de acuerdo con sus electores, estimen oportuno y 2) la manifestación en Madrid en favor de la vida desde su concepción hasta su muerte natural.
“Ya hemos perdido la Sierra de Culebra, ahora te queda también la de la Demanda (una sierra de la Rioja). Vete y quémala”, le díjo el vecino del pueblo a Sánchez, a lo que éste le responde: “Vamos a arreglarlo”. Respuesta del lugareño: “¿Arreglarlo? ¿Tú arreglarlo? ¡Tú que vas a arreglar!”
Era de esperar, conociendo el paño de quienes están al frente del gobierno de la nación. Pero, así y todo, no podemos evitar, una vez más, el sentir el rechazo más profundo hacia este tipo de política del gobierno socio-comunista, dirigido por Pedro Sánchez que, como ha venido demostrando a lo largo del tiempo que lleva al frente del país, es incapaz de rectificar sus errores, de admitir sus responsabilidades, de escuchar a la oposición y de aceptar la derrota.
Un 87% de españoles se muestra preocupado por la Guerra de Ucrania, lo que nos sitúa como el país con mayor preocupación, solo superado por Polonia (96%), que está puerta con puerta con su vecino ucraniano, según el informe “Global Issues Barometer” que analiza un total de 18 países de todo el mundo. Además, los españoles muestran muy diversas preocupaciones, siendo las más citadas la economía y la educación (un 49% cada uno) y la salud (45%), por encima incluso de la pandemia.
Hay demasiadas cosas que llaman mi atención, ya sean las elecciones andaluzas en las que habrá que votar el próximo domingo, como los mil y un problemas que el presidente del gobierno nos causa a todos los españoles. Y qué decir de la guerra de Rusia contra Ucrania. Me cae bien el ucraniano Zerlensky pero creo que ha calculado mal su apuesta contra Rusia, quizás esperando la ayuda de la Unión Europea y de la NATO que no llegará a mi parecer.
Hay socialistas y comunistas a los que ya ha empezado a pintar bastos. Da igual que sea ministra y vicepresidenta 1ª (la empresa de su marido bajo sospecha); sea presidente del Gobierno (PLAYBOL, SL); ministro de Interior (caso de los Cobos); exministra Laya (entrada fraudulenta de Brahim Galli, del Frente Polisario); José Luis Ábalos (maletas de Delcy Rodríguez, invasión del territorio Schengen, adjudicación de 45M a Plus Ultra…).
Estamos entrando en la campaña electoral de la comunidad andaluza y las cosas no pintan bien para los socialistas y, en general, para las izquierdas de esta nación. Hay quien se atreve a pronosticar que, en Andalucía, poner los cimientos de lo que pueden ser los resultados de las elecciones legislativas que tendrán lugar, en poco más de un año, y que van a decidir el destino de España o del lo que quede aún de ella, y será el anticipo de lo que decidirán las legislativas.
El presidente del Comité Paralímpico Internacional, el brasileño Andrew Parsons, realizará una visita a España los próximos 17 y 18 de mayo, en la que se reunirá con el presidente del Comité Paralímpico Español (CPE), Miguel Carballeda; el titular del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Franco; y con presidentes de las federaciones españolas de deportes paralímpicos, además de mantener un encuentro con deportistas en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid.
Puede resultar incómodo, insólito y tremendamente confuso para un católico poco practicante o, mejor dicho, con muchas dudas existenciales -que no sé si es exactamente lo mismo- el hecho de que la máxima autoridad de la iglesia católica, su pastor y dirigente, pueda, en determinadas ocasiones tener alguna salida que choca, se destaca o da la sensación de que la locomotora que dirige esta gran sociedad religiosa, con más de 2000 años de antigüedad, se haya salido de las vías.
En primer lugar, debo dejar muy claro, que no soy de ningún partido en absoluto, que estoy siempre a favor de la verdad y la justicia, pero sobre todo de los derechos humanos, de los derechos de todo trabajador, de una vida digna, que conlleva tener un trabajo fijo, una vivienda y un salario que permita cubrir las necesidades básicas y principales de cualquier familia sin ninguna distinción.
El pasado domingo fue la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Francia. Unos han respirado satisfechos porque ha vuelto a ganar Macron y ha perdido Marie Le Pen representante de la “peligrosísima extrema derecha” y otros creen que la distancia entre ambos cada vez es más corta por lo que ya falta menos para que desaparezca la V República Francesa y la Unión Europea, que tantas esperanzas despertó, se vaya al traste.
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