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El premio Nóbel de Literatura Bob Dylan, reconoce en uno de sus poemas la inusitada capacidad de profetizar de los escritores y periodistas, que suelen anticipar cuando advierten señales de que los tiempos están cambiando. Esa facultad permitió al famoso novelista de Indiana Meredith Nicholson realizar predicciones en Paraguay, donde recaló en la década de 1930 como representante diplomático de Estados Unidos.
Un 17 de diciembre del año 1933, llegó a manos del general José Félix Estigarribia un despacho del ministro de defensa paraguayo, Victor Rojas, informando de un pedido de los enviados por la Sociedad de las Naciones a La Paz. Estigarribia era el comandante supremo del Ejército paraguayo en el Chaco, responsable de conducirlo en una guerra con Bolivia por el territorio del Chaco Boreal.
Uno de los episodios más sangrientos de la historia sudamericana, la guerra del Chaco, tuvo como cronista desde Asunción a uno de los más famosos novelistas estadounidenses de la primera mitad del siglo XX: Meredith Nicholson. Nacido en Indiana un 9 de diciembre de 1866, en 1928 Nicholson inició su militancia política del Partido Demócrata, como concejal de la ciudad de Indianápolis.
Dijo Gandhi que no existen los planes de paz, sino que la misma paz es el plan, idea que evidentemente no concuerda con aquellos que encuentran en la guerra un gran negocio y se dedican a financiarlas para potenciar complejos militares-industriales, redirigir cuentas bancarias y reconstruir las ruinas que dejan a su paso los interminables conflictos que alimentan.
De los casi incontables golpes de estado que saturan la historiografía latinoamericana, el corralito de Villa Montes, golpe militar en Bolivia, que se encontraba envuelta en una guerra internacional con Paraguay, fue uno de los más insólitos.
Noviembre de 1934 fue el mes de los desastres militares y políticos bolivianos en la aleccionadora y poco explicada guerra del Chaco, un conflicto cuyas motivaciones son difíciles de explicar incluso para quienes fueron beligerantes.
El diputado y académico marroquí Abdelali Barrouki, volvió a difundir esclarecedoras puntualizaciones sobre el longevo problema artificial que se mantiene anquilosado en el Magreb desde medio siglo atrás. Barrouki había señalado lo retrógrado de un fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), poco antes de que los acontecimientos le den la razón.
El 30 de octubre de 1934 el presidente Salamanca decidió dirigirse al General Lanza para ordenar la reconquista de Ingavi, posición cuya caída en manos paraguayas le mortificaba desde principios de aquel mes de octubre. Fuerzas Paraguayas, al mando del Teniente Wenceslao López, capturaron Ingavi el 5 de Octubre, neutralizando a todo un cuerpo de Ejército boliviano con Sede en Roboré, y a juicio del presidente boliviano, haciendose prácticamente dueñas del Chaco.
El 25 de octubre de 1934, el embajador de Estados Unidos en Brasil Simon Gibson escribe desde Río de Janeiro al Departamento de Estado, para informar que Saavedra Lamas ordenó suspender la reunión del embajador argentino con sus pares de Bolivia y Paraguay.
El longevo problema del Sahara marroquí ha experimentado una regresión la semana pasada, cuando un Tribunal de Justicia de la Unión Europea se atribuyó competencia por razones que solo pueden responder a la mentalidad colonialista, sobre dos acuerdos de pesca y agricultura firmados entre la Unión Europea y el Reino de Marruecos.
En junio de 1936, fue otorgado el Premio Nobel de la Paz al argentino Carlos Saavedra Lamas, a quien Desiderio Roca había acusado de seguir una ruta sinuosa durante su mediación para alcanzar la Paz entre Paraguay y Bolivia, que se habían enfrentado entre 1932 y 1935 en la Guerra del Chaco.
Quienes fuimos cautivados por el apasionante juego infinito a principios de los ochenta, ayer fuimos sacudidos por una noticia devastadora. Zenón Franco, el mejor ajedrecista paraguayo de la historia, se había ausentado de manera definitiva. Sobre lo negro y blanco de todo camino, Zenón había librado su batalla armada final, porque ya sabemos que también el jugador es prisionero, de una trama de polvo, tiempo y agonía.
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