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Víctor Grave
Víctor Grave
No puede haber ética alguna que disfrace una gobernación irresponsable

El enunciado se abre a una primera consideración: ver la empatía como una cualidad exigible en los demás o tan solo algo deseable. Hasta donde sabemos, la ciencia conductual nos advierte de que no es una virtud consagrada a la condición humana, sino que es una capacidad emocional aprendida mediante refuerzo y modelado. Resultaría lógico, pues, pensar que algunos intentos de empatía en ocasiones se dedujeran como prescindibles e incluso hasta inoportunos.

Toca desandar lo poco que hemos avanzado en lo que representa a una de las mayores lacras de la salud pública en este país

Ahora, ‘destilados sin alcohol’ (!) whiskys, ginebras y vodkas. Toca desandar lo poco que hemos avanzado en lo que representa a una de las mayores lacras de la salud pública en este país. Convendría preguntarse respecto a la opinión pública de expertos en cuanto al riesgo que representa para todos  enmascarar los límites.

El expolio moral de un pueblo

De la alta amoralidad política: “Parece que hay una respuesta fácil al problema implícito en este tópico. Cuando se pregunta si los políticos tienen que ser honestos probablemente se responderá: “¡en principio sí!”. Las dificultades surgen cuando la pregunta se plantea en términos más precisos.

​¿Realmente avanzamos o estamos inducidos a una ensoñación continua?

La pretensión calculada de influir en la opinión pública no siempre va acompañada de connotaciones negativas. Todo lo contrario. Imaginemos las campañas de sensibilización en seguridad vial o las relativas al ámbito de la salud y la extrema importancia que tienen para ellas lograr la atención del  observador a través de una estudiada ‘pregnancia’.

Antes de abordar el conocimiento del objeto, permítanme que me retrotraiga a uno de los ejemplos más extravagantes que recuerdo de la política local catalana. En el año 2007, Ariel Santamaría, también conocido por el “Elvis de Reus”, encabezó la lista de su propio partido: ‘la Coordinadora Reusenca Independent’ en las elecciones municipales de Reus. Obtuvo 1831 votos, un escaño y su firme promesa de plantar marihuana en los parques, construir un “follódromo público”.

Parece ser que ahora toca subvertir el orden natural de la progenie burguesa de ciertas ciudades en un intento de democratizar el movimiento ‘okupa’ más allá de las fronteras propias de demarcaciones que hasta ahora habían permanecido alejadas de una realidad incómoda e impropia para su ralea. En adelante, actos sociales como ir a comprar el pan o el periódico de los Domingos, podrían verse alterados.

No podía intuir que la rutina de aquella tarde de pronto se convirtiese en toda una clase magistral de sabías razones y renovadas esperanzas en la virtud. El caso es que mi café habitual de la tarde, momento que empleo normalmente para escribir algunas notas y repasar otras, se vio positivamente alterado por la espontánea conversación con Ju.

El intento de trascender la cocina más allá de la razón kantiana es un ejercicio que bascula entre la risa del Joker y un ‘casus belli’. Que unos cuantos nos imbuyan en una elocuente "estupidez social", tal como diría el gran José Antonio Marina en su libro "La inteligencia fracasada: Teoría y práctica de la estupidez", debería representar para alguna de las partes, cuando menos, un conflicto.

El 2 de agosto de 1976 (tiempos convulsos) tenía diez años de edad. Mi niñez se deslizaba por emociones propias de aventuras ingeniosas siempre en compañía de mi inseparable amigo “Cornelius”, un madelman del Mego Planeta de los Simios, con el que había diseñado diversas estrategias para invadir un sinfín de planetas enemigos. Ensoñaciones y fantasías que solo se veían superadas por otros mundos que junto a mi abuelo observaba con gran intriga.

El “edadismo laboral" como fenomenología observada no es autopoiética. Existen elementos externos a ella que coligen en su producción. La posibilidad de influir en este sesgo de marginación, conforme a su naturaleza, pasa necesariamente por un enfoque holista centrado en los principios y derechos fundamentales de la persona qué, por otra parte, imaginábamos como propios en su consideración inicial.

Permítanme comentarles sobre mi incursión en la Antigua Roma y en las denominadas lenguas muertas  al objeto de conocer la raíz etimológica de la palabra <cliente> y su evolución en el tiempo para confirmar (o no) la posibilidad de alguna otra acepción que me hubiera pasado inadvertida hasta llegar a nuestros días.

Resulta difícil escudriñar en cualquier faceta de la vida y no encontrar un camino o alternativa conforme a tu propósito inicial, en su lugar, tan sólo cautiverio y fe. Esto es lo que parece ocurrirles a los que ya forman parte del Ejército Español como soldados de tropa o marinería y a los que ansían  serlo.

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