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Lo fácil es atacar al contrario, ridiculizarlo y desvestirlo de dignidad, lo difícil es construir algo útil con los que piensan diferente. La ciudadanía echa de menos una corriente de opinión fundamentada y contrastada por la que puedan transitar la convivencia, la tolerancia y el buen talante.
Durante las dos últimas legislaturas la ignorancia en materia lingüística de una parte de las autoridades e instituciones valencianas parecía haber desaparecido, pero, pasados ocho años en los que en esta materia parecía reinar la paz, han resurgido los batallones de filólogos aficionados, amparados por los nuevos inquilinos de la Generalitat y algunos ayuntamientos valencianos para constituirse en vigilantes de la ortodoxia secesionista idiomática.
El pasado viernes al filo de la hora del almuerzo Alberto Núñez Feijóo recogió una buena cosecha de calabazas en el hemiciclo de la madrileña Carrera de San Jerónimo. El Jefe del Estado hizo el favor de nominarle candidato a la investidura, tanto Felipe VI como el mismo Feijóo sabían que el candidato no podía contar, salvo error o “tamayazo”, con el número de votos suficientes para obtener la confianza del Congreso y ser nombrado Presidente de Gobierno.
Si en vez de la nefasta campaña previa a las elecciones del PP y Vox, lo hubiesen hecho dejando atrás orgullos, mediocridades y estupideces, la situación ahora sería diferente. Una vez llevado a cabo las elecciones, la presidencia del Congreso le hubiese correspondido a Vox en vez de la señora que la preside y Feijóo, en vez de llorar sobre la leche derramada, vería su presidencia con claridad porque la votación se podría haber hecho en secreto en vez de a mano alzada.
Después de las elecciones municipales y autonómicas del 28-M el fascismo entró, como el caballo de Atila, en las instituciones del País Valencià de la mano del Partido Popular que les tomó como socios de gobierno sin hacer ascos a la ideología fascista, porque para las mesnadas de la gaviota carroñera lo importante es acceder al poder sin importar el precio a pagar por ello.
La pasada semana el rey Felipe VI nombró como aspirante a Presidente del Gobierno a Alberto Nuñez Feijóo, candidato del PP, partido ganador de las elecciones generales del 23-J, a pesar que, hasta este momento, el candidato real no tiene en su zurrón el número de votos suficientes para alcanzar los 176 votos afirmativos que le darían la mayoría absoluta con la que poder alcanzar la Presidencia del nuevo Gobierno de España.
Los resultados electorales del pasado mayo devolvieron las tierras valencianas a unos tiempos que los últimos ocho años de políticas más o menos progresistas habían enviado al cajón del olvido. Pero en las elecciones municipales y autonòmicas del último domingo de mayo el voto de una mayoría de valencianos, olvidando el expolio al que dirigentes como Zaplana, Camps, Cotino o Rita Barberá.
Al parecer no corren buenos vientos por el partido de Abascal y ya son incontables plumas las que han señalado las posibles causas que han influido hasta llegar a ésta molesta situación. La cruda realidad es la que es y sería deseable que se solucionara todo de la mejor manera. Una vez dicho lo que antecede a mi me gustaría opinar también, pero desde un punto de vista más práctico y sin meterme en camisas de once varas (léase política).
Las elecciones del 28-M nos devolvieron la imagen de una España negra que ya creíamos devuelta para siempre al cajón del olvido de la historia. La geografía española, de la noche a la mañana, apareció teñida con los colores azul y verde representativos de la derecha extrema y la extrema derecha, PP y Vox, que, al fin y al cabo, hemos visto que son la misma cosa.
Según Wikipedia, la ventana Overton o ventana del discurso, “es una teoría política que representa un ideario aceptable por el público como una ventana estrecha, afirmando que la viabilidad política de una idea se define principalmente por este hecho antes que por las preferencias individuales de los políticos".
Para España y para el PP, los resultados 23J son mejores que la mayoría absoluta o la del tándem PP-Vox que auguraban las encuestas. Con mayoría absoluta, Feijóo debía administrar lo que se encontrara, sin más. Con Vox al lado y las ayudas que aparecieran, debía hacer algo parecido, peor y más difícil. Con los 137 diputados que tiene solo debe hacer lo que conviene.
La postura del Partido Popular frente a la del partido Vox, está guiada, según la opinión de mucha gente, en el “miedo” por el predicamento violento de la izquierda. Las ideas, en política, deben ser firmes y objetivas. La práctica política, debería ser igual pero por desgracia hay Partidos de índole nacional que, con tal de gobernar, no son firmes ni objetivos en la defensa de la normativa para una convivencia en comunidad: la Constitución.
El resultado del 23J es muy diferente a lo que todos los medios, encuestas y analistas vaticinaban. Una alta participación ha desbaratado lo que se anunciaba, cerrando el paso a un gobierno del PP con Vox. Pero las urnas no han mostrado un apoyo cerrado a los cuatro años de gobierno de coalición, en los que ha seguido avanzando el atraco financiero y monopolista.
Pasadas las elecciones, podemos preguntarnos ¿y ahora qué?. Al respecto caben dos ideas iniciales: la derecha y extrema derecha y la izquierda y extrema izquierda han quedado prácticamente igualadas y, ¿guardan las derechas y las izquierdas aquellos planteamientos que hace cuarenta años las diferenciaban?
Los comicios del 28-M llevaron hasta el País Valencià tenebrosos vientos preñados de odio y ansias de venganza. Recién vaciadas las urnas y con la fuerza que les daban los votos, la derecha extrema y la extrema derecha comenzaron a ocupar los puestos de poder a los que desde hace ocho años estaban aspirando.
El resultado electoral abre un periodo complicado para lograr la formación de Gobierno. Lo que es evidente es que el Partido Popular no consiguió los resultados que esperaba y podemos vernos abocados al bloqueo y la ingobernabilidad. De todas formas, lo que está claro es que la repetición electoral puede ser algo inútil, ya que es muy probable que los resultados electorales sean prácticamente iguales o muy similares y el bloqueo político e institucional seguiría.
El domingo 23 de julio se han realizado los comicios generales de España, en los cuales la derecha ha fracasado en su meta de lograr una mayoría absoluta. Pese a que las encuestas que esta había encargado pronosticaron que este sector para remover a los socialistas, esto no ha ocurrido. La suma de los diputados electos del conservador Partido Popular y de los franquistas de Vox no le permite a la oposición desplazar al presidente Pedro Sánchez.
Mi análisis de las consecuencias de lo de ayer: El PP necesita los votos de Txapote para gobernar Ha utilizado erróneamente la persona del singular. El PSOE necesita pactar con ABBA, para tender puentes hacia Waterloo.
¡No le permito a usted que...! o ¡No te permito que...! Lenguaje típico de cualquier organización o partido político uniforme, sin libertad individual. El otro día, en el “debate”, por la llamarlo de alguna manera, entre Pedro (según la compañera y señora Yolanda Díaz ) y el señor Santiago Abascal, esas palabras no fueron utilizadas nunca por el que se obsesionan por llamar ultra, extrema, enemigo de todo lo que llamemos libertad... Vox.
A pocos días para la celebración de las elecciones generales del 23-J, los programas de los principales partidos políticos que concurren a los comicios ya han sido publicados y el equipo de expertos fiscales de TaxDown, ha analizado las claves que los candidatos de los cuatro partidos con representación en todo el territorio nacional han ido desgranando durante las últimas semanas y en estos últimos días.
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