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Todos vivimos cerca de uno. Cualquiera puede interactuar con uno de ellos. Siempre hay uno (o más) en la familia. Frecuentemente ocupan cargos públicos, por designación de otro igual a ellos o por elección nuestra mediante el voto electoral. La cuestión es que los idiotas están entre nosotros, y cada vez nos cuesta más distinguirlos de los sensatos.
El triunfo de Sergio Massa en las elecciones significó mucho más que un resultado absolutamente insurrecto frente a una multiplicidad de encuestas que volvieron a equivocarse. El peronismo, y el pueblo argentino, le han puesto un límite a una expresión neofascista intolerable, que iba por las más sensibles conquistas obtenidas durante cuarenta años de democracia.
Argentina ha afrontado este domingo sus cruciales elecciones generales. El país atraviesa una situación muy compleja ante la acuciante falta de divisas producto de la combinación explosiva de una estructura económica desequilibrada, la deuda inexplicable contraída por el ex presidente Macri con el FMI, una grave sequía que afectó sensiblemente las exportaciones del agro, la pandemia y errores propios del actual gobierno peronista.
En el proceso seguido en las últimas elecciones, todo se viene desarrollando conforme al guión, es decir, sin sorpresas, esperando que así sea hasta que concluya el trámite. No podía ser de otra manera, porque previamente el resultado estaba decidido y la aparición del cisne negro casi quedaba excluida.
Sí, a todas luces creo que podemos afirmar que somos gobernados por Leviatán. Sin embargo considero oportuno, conveniente y necesario que aclaremos, para quien lo desconozca, quien es Leviatán. Este nombre se le aplica a una bestia marina gigante, de la que ya en la Biblia se hace mención.
“Sumar” es la fusión de dos número para obtener uno nuevo. “Coalición” es alianza, unión, liga, confederación o acuerdo entre varias partes. “Apoyar” Favorecer, patrocinar, ayudar. “Filosofía” Conjunto de saberes que buscan establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano.
Decisión que un ejército de opereta debería confirmar en un mal llamado Parlamento Democrático con voto de obediencia obligado. Me niego a pensar que todos los llamados diputados, senadores o políticos de oficio, tengan el maldito “pensamiento único”, “voluntad única” y “ceguera corporativa”. Me niego a creer que las conciencias individuales, en grupo organizado, aplaudan todo tipo de decisiones, “porque sí”.
He tenido la oportunidad de convivir en estos días con tres generaciones. Veinteañeros, cuarentones y setentones hemos hablado de lo divino y de lo humano. Pero apenas nos hemos referido a los comicios realizados hace tan solo una semana. Estoy convencido que hoy se hablará más del fichaje de un tal Kylian Mbappé o del resultado del primer Madrid-Barcelona de este año.
El resultado del 23J es muy diferente a lo que todos los medios, encuestas y analistas vaticinaban. Una alta participación ha desbaratado lo que se anunciaba, cerrando el paso a un gobierno del PP con Vox. Pero las urnas no han mostrado un apoyo cerrado a los cuatro años de gobierno de coalición, en los que ha seguido avanzando el atraco financiero y monopolista.
Pasadas las elecciones, podemos preguntarnos ¿y ahora qué?. Al respecto caben dos ideas iniciales: la derecha y extrema derecha y la izquierda y extrema izquierda han quedado prácticamente igualadas y, ¿guardan las derechas y las izquierdas aquellos planteamientos que hace cuarenta años las diferenciaban?
Las elecciones no las ha ganado un partido ni las ha perdido otro, simplemente las sigue ganando, como era de esperar, la globalización. Este fenómeno, hoy dominante, que está apadrinado y dirigido por el gran capital, controla tanto la economía y la política como la sociedad. Las razones parecen estar claras.
Con cierto temblor me apresté esta mañana temprano a acercarme a mi colegio electoral junto a mi esposa. Me sorprendieron favorablemente las largas colas que se estaban formando antes de las diez de la mañana. Si algún político se maliciaba el aumento de la abstención, me da la impresión de que se ha equivocado de medio a medio.
El estadounidense Harold Lasswell, identificó una forma de manipular a las masas (teoría de “la aguja hipodérmica o bala mágica”). Dicha teoría aparece plasmada en su libro “Técnicas de propaganda en la guerra mundial" (1.927) y se basaría en “inyectar en la población una idea concreta con ayuda de los medios de comunicación de masas para dirigir la opinión pública en beneficio propio.
Para el gran público, lo de las elecciones de cuando en cuando tiene cierto sentido de actualidad como espectáculo para ver si cambian las caras de los que mandan, porque su presencia acaba por hacerse demasiado rutinaria en los medios visuales y llega a aburrir a una parte de los videntes, que reclaman novedades por aquello de los avances tecnológicos.
Zimbabue celebrará unas cruciales elecciones generales el 23 de agosto en medio de una creciente preocupación por los derechos humanos y la libertad de prensa, debido a actuaciones que, según los analistas, podrían socavar las condiciones para unos resultados electorales indiscutibles.
En su día, los capitalistas modernos resucitaron un sucedáneo de la democracia a la que aplicaron el calificativo de representativa, actualizando así el sistema de gobernabilidad en los países agremiados por el interés del dinero, permitiendo que con él terciara simbólicamente la ciudadanía a través del voto. Fue una jugada bien diseñada, porque nadie podía quejarse de que luego los elegidos actuaran a su aire, puesto que representaban la voluntad popular.
Hace un tiempo, que muchos parecen haber olvidado que en la última sesión del juicio contra los políticos catalanes independentistas Jordi Cuixart dijo “lo volveremos a hacer”, pero quienes realmente lo han vuelto a hacer han sido aquellos que se llaman “constitucionalistas”, adjetivo donde, unos y otros, encuentran cobijo donde darse la mano en defensa de las esencias patrias.
Tras las recientes elecciones a la Cámara foral, la utopía factible en Navarra sería la reedición de un Gobierno progresista integrado por PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, presidido por María Chivite y que contaría con el apoyo externo de EH Bildu, quedando Esparza y UPN condenados a la larga travesía del desierto desde la bancada de la oposición.
El batacazo que ha sufrido Pedro Sánchez con las elecciones municipales y de alguna de las autonomías, ha hecho que la ultraizquierda haya salido de las principales instituciones autonómicas y municipales, y ha habido periodistas que lo han calificado como una hecatombe.
La autocrítica es el fetiche del espacio progresista que a lo largo de la historia ha sido utilizado cada vez que se produce un batacazo electoral en el mismo. Pero ¿aprendemos algo o simplemente es postureo? El votante progresista requiere estar motivado para movilizarse, requiere de un proyecto que ilusione y mueva sus sentimientos para acudir a las urnas.
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