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La ideología de género, es difundida por la agenda 2030 y que el sanchismo de nuestros pesares ha abrazado con inusitada fiereza, es irreal, es etérea, puramente abstracta; es sólo una inculta convención, a la que se agarran los ídem. Es una oscuridad que no puede sacarnos de la oscuridad, como deseducación no puede sacarnos de la deseducación, de la mala educación imperante en el sanchismo; baste como ejemplo su extendida corrupción.
Define nuestro diccionario el pluralismo como “sistema por el cual se acepta o reconoce la pluralidad de doctrinas o posiciones”. Por otro lado, la voz diversidad se precisa como “variedad, desemejanza, diferencia” y, en una segunda acepción, como “abundancia, gran cantidad de varias cosas distintas”.
Nació el Barón de Münchhausen, noble alemán, allá por 1720, y pervive su recuerdo por la manera en la que, al parecer, narraba supuestas gestas bélicas mediante relatos excesivos en cuanto a ausencia de verosimilitud. Incluían esas fábulas episodios tan exagerados como aquel en el que aseguraba haber viajado a la luna montado en un proyectil.
La controversia sobre lo que se denomina meritocracia va más allá de lo que pueda sugerir una primera, y ligera, mirada. El asunto lleva aparejados raciocinios y emociones, así como rutinas y predilecciones, que rebasan el aspecto superficial de un posible debate.
2023, para muchos, ha sido un año de tránsito hacia algo desconocido: una amnistía vendida por unos pobres votos de conciencias comerciales. Una coalición multicolor, multiinteresada y sabrosamente pagada. Una epidemia de poderes endiosados no representativos de todo un pueblo unido.
Más allá de sus gestualidades extravagantes, asertivas y enjundiosas, Javier Milei es un presidente vacilante. Teóricamente vacilante y peligrosamente confuso. No nos interesa detenernos en los aspectos singulares de su personalidad ni en la relación que consiguió con una masa variopinta que lo vota y (hasta ahora) lo sostiene.
Las hay de distintos tipos. Están las financieras, fuente de muchas zozobras y adversidades y resultado de un tipo de práctica que se ha dado en llamar especulativa. Discurrimos, desde este punto de vista, sobre burbujas como la de los activos tóxicos, que explosionó en 2008, o la de las empresas “punto.com”, pero las hay más antiguas, y entre ellas se suele destacar la de los tulipanes, allá por el siglo XVII, que cumple con todos los requisitos propios del fenómeno.
Hace muchos años me encargaron dar una charla a una serie de parejas en vísperas de sus respectivos enlaces matrimoniales. Les comenté que: “el matrimonio era como una autopista sujeta por dos peraltes. Cuando venía una curva con sentido izquierdo el “peralte” de la izquierda iba cediendo y el de la derecha procuraba mantener el contrapeso para que la curva no se tragase el vehículo.
Especulando sobre la razón de Estado, la ética ciudadana o la moral pública y privada, es fácil que el sujeto pensante se haga un lío. La confusión es afección propia de este rincón del espacio-tiempo que nos ha tocado en suerte, pero hay otros motivos. Entre un piélago de conceptos confusos o aureolares, se va imponiendo la evidencia de que todo, hasta lo más desatinado, se puede amasar o construir desde la nada en la era del simulacro, para darle vida después a la manera de Golem conceptual.
La irrupción rotunda y disruptiva de Javier Milei a la presidencia argentina ha habilitado un sinfín de calificativos sobre su ideología, caracterizada de las maneras más desmañadas e imprecisas que puedan imaginarse. Desde neofascismo, a “noemenemismo”, desde ser asumido como un 'déjà vu' de los 90, hasta un anuncio de la reedición de los parámetros políticos de Martínez de Hoz durante la última dictadura cívica militar que devastó al país.
No son amigos de los detalles los colectivistas que ahora acometen gobernarnos, como no lo suelen ser los creyentes religiosos ni, en general, los amantes de la verdad absoluta, independientemente de profesar dogmas laicos o clericales.
La lucha ideológica existente con respecto al concepto Patria puede acabar siendo un drama si en la contienda no se instala el sentido común. El sectarismo es lo que prevalece en la confrontación ideológica. Sectarismo proviene de secta, conjunto de personas que profesan una doctrina religiosa que no se ajusta a la practicada mayoritariamente.
Ciertos grupos políticos, de ciertos Ayuntamientos como el de Getafe se han lanzado a “proclamar” su adhesión a favor de anular-quitar-despellejar cualquier cosa que, simplemente, no les guste o, mejor dicho, para que seguir la moda “feminista” y así conseguir “votos pobres” (porque no están bien informados).
Objetivamente considerada, la democracia del capitalismo moderno siempre fue un mito, arropado por el método electivo de la representación, con el que vino a escena la partitocracia. Ahora resulta que empieza a declinar y amenaza con no quedar en pie este sucedáneo ofrecido a las masas, porque hoy, la que sirvió de falsa bandera de lo que se ha venido llamando democracia al uso hace aguas.
No es infrecuente encontrarnos con personas que alardean de una determinada fijación en torno a sus convicciones o maneras de actuar. Si esa postura está basada en serios razonamientos pueden albergar un buen talante e incluso tratarse de la mejor solución. Sin embargo, los ambientes evolucionan y las circunstancias se mantienen en una constante efervescencia.
Cantaba el Dúo Dinámico, “aunque los sueños se rompan en pedazos, resistiré”. Hoy, pasados 45 años desde que decidimos convivir en paz, sin colores, sin intransigencias, sin odios personales o de grupos..., hoy, nos miramos al espejo en el que se reflejan todos aquellos sueños y, nos asombra contemplar multitud de muñecos rotos en pedacitos.
Dicen que ningún hombre vale la libertad de un pueblo. Que la libertad de los pueblos no tiene precio. Que los hombres siempre han intentado ponerle barreras a los sueños. Compartimentar el alma. Levantar muros en las conciencias. En definitiva, establecer fronteras donde antes no las había.
La deformación de las palabras o de los conceptos, suele hacerse realidad en la medida de su manoseo. Quizá por aquello de tantas idas y venidas, en un determinado momento ya no podemos precisar de qué estábamos tratando; desgajamos la idea por el camino y ya no somos capaces de recoger las migajas para volver a configurarla.
Ese producto grupal de intereses de poder que se ha llamado progresismo es una exigencia política de los nuevos tiempos, en línea con las tendencias comerciales de actualidad. Viene a ser un nombre, carente de ideología real, para diferenciar a un grupo de aspirantes a perpetuarse en el poder de esos otros que pretenden los mismo, pero abiertamente dicen que no quieren que cambie casi nada, a los que llaman conservadores.
Se atribuye a Catón el Viejo aquella sentencia de “no pierdas el tiempo en discutir con los estúpidos y los charlatanes: la palabra la tienen todos, el buen juicio solo unos pocos”. Por lo que se ve, ya en el siglo II antes de Cristo se cocían habas. Igual la frase nos viene bien en estos días de tertulianos, redes sociales y regodeo en la ignorancia.
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