| ||||||||||||||||||||||
En mi larga vida he ido pasando de usar la pizarra, el pizarrín y los cuadernos rayados con la tabla de multiplicar en la última página a la máquina de escribir, a la calculadora y al ordenador y me sentía satisfecho cuando podía ilustrar a otros más jóvenes con mi experiencia. Pero ahora me desconcierta comprobar que ya no sé hacer muchas cosas y que necesito que otros más jóvenes me echen una mano.
Según el barómetro, cerca de la mitad de los mayores de 55 años sigue ahorrando. Ocho de cada diez reside en una vivienda en propiedad, mayoritariamente sin préstamos o hipotecas. Además, uno de cada cuatro planifica su jubilación a partir de los 60 años, es decir, 20 años después de la edad recomendada. Del estudio también se desprende que la pandemia ha aumentado en más de un millón los seniors con acceso a internet y que el 85% planea viajar el año que viene.
El “noi del Poble-sec”, con cuyas canciones he convivido los largos años de mi existencia, -es casi dos años mayor que yo-, está pensando en retirarse después de celebrar más de setenta conciertos a lo largo del próximo año. No hay más remedio que quitarse el sombrero.
Entender la convivencia, simplemente, como forma de vivir pacíficamente en cualquier entorno social, puede que nos vaya acercando poco a poco a la indiferencia. Nos encontramos en una sociedad “Fórmula 1”, todo controlado desde los boxes. La capacidad de actuar con voluntad propia se ve limitada, por bien, dicen, de la comunidad. Esa es la mentira de nuestra sociedad.
En España, el precio para atender con un mínimo de calidad a una persona mayor en una residencia es de 2.030 euros, aunque lo recomendable serían 2.700 euros. Noruega, Suecia y Holanda siguen siendo las residencias con precios relativos más altos tanto si se utiliza el Salario Mínimo o el Medio como indicador.
Los que vivimos la “mili” recordaremos con desazón aquella terrible “tercera imaginaria”. La imaginaria es un invento militar muy eficaz en tiempos de guerra, pero bastante innecesario en época de paz. Consiste en “uno o unos soldados que vigilan por turnos mientras el resto de sus compañeros duermen”. La realidad es que se trata de fastidiar el sueño del designado y partirle por medio el descanso nocturno.
Durante una gran etapa de mi vida, especialmente a partir de mi jubilación unida a la redacción de una tesis doctoral sobre los mayores, he intentado evitar la descripción de una situación vital como la de “vejez”. He utilizado todo tipo de pseudo sinónimos que intentaran suavizar la realidad: “mayores”, “tercera edad”, “segmento de plata”, etc. Todo ello para evitar la cruda y maravillosa realidad. Los de mi quinta somos viejos.
Según la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE), la pensión media de jubilación del colectivo de trabajadoras y trabajadores autónomos es un 40,6% inferior a la del régimen general, y un 50,6% inferior en el caso de las mujeres autónomas. El porcentaje de pensionistas autónomos que necesita el complemento de mínimos es del 32%, frente al 19,5% de asalariados.
La soledad, la falta de sanidad pública de calidad y las carencias en los servicios de atención y cuidados se detectan como los principales problemas. Entre las conclusiones extraídas se constata que la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 "ha supuesto un cambio en las relaciones de las personas mayores", pues el contacto con familiares y amistades "no puede ser el mismo que antes", lo que hace que su sentimiento de soledad "se vea incrementado".
Los mayores gozamos de una gran oportunidad de dedicarnos a compartir juegos con los más pequeños de la casa. La variedad de los mismos ha ido creciendo a lo largo de los años y convirtiendo las actividades lúdicas en una especie de master en tecnología digital y en el manejo de la cibernética avanzada.
Las altas temperaturas afectan de forma directa sobre nuestros mayores, aumentando la transpiración transepidérmica, esto es la eliminación de agua a través de la epidermis, lo que provoca la aparición de la xerosis y deshidratación de la misma. En caso de visitar la playa o la piscina, es recomendable evitar la exposición solar durante las horas centrales del día.
El 26 de julio se celebra su día. Junto con el día de la madre y el día del padre, esta es una de las celebraciones más importantes. En numerosas culturas son respetados y son una parte fundamental en el desarrollo de las familias. En España desde siempre han sido una figura clave e importante en la vida familiar.
Parece como si hubieran estado delante de nuestros ojos todo este tiempo y no hubiésemos reparado en ellas. Según un cálculo estimado, estos establecimientos rondarían en nuestro país los 5400. Quizá hubieran seguido pasando desapercibidas en la celebración, un año más, del Día del Abuelo este mes de julio, si no fuera porque la pandemia se ha cebado con los mayores. En la actualidad, se piden soluciones estructurales para que situaciones tan dolorosas nunca vuelvan a repetirse y con el fin de garantizar el bienestar y la dignidad del colectivo de la tercera edad.
Creo que todos somos expertos en estudiar nuestra vida. Sabemos perfectamente cuando estamos bien o mal, en forma física, en buenas o malas condiciones psíquicas o mentales, etc.
Muchas familias han renunciado a esta apuesta por el sosiego. Vivimos inmersos en un trajín permanente, sin apenas tiempo para nosotros. Hoy, multitud de chavales caminan a la deriva, abandonados a sí mismos y a sus instintos. Inmersos en multitud de quehaceres, un sinfín de hogares, con sus progenitores al frente, tampoco encuentran tiempo para sus hijos; obviando su tarea más importante, de cuidado y comunicación entre sí, enseñándoles a distinguir lo que es bueno de lo que es malo.
En una de las muchas conversaciones que he mantenido sobre las consecuencias de la maldita pandemia del Covid-19, mi interlocutor ponderaba la apreciable mejora obtenida en las relaciones familiares a lo largo de la misma.
El 22% de los pacientes hospitalizados mayores de 80 años presenta un consumo activo de alcohol, según revelan los datos preliminares de un nuevo registro que han impulsado médicos internistas y cuyos resultados fueron avanzados en el marco de la VI Reunión del Grupo de Trabajo de Alcohol y Alcoholismo (2-3 de junio) de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
A lo largo de nuestras vidas no habíamos sentido una sensación de libertad semejante. Por primera vez en muchos meses nuestras familias nos han dejado disfrutar del “recreo”. El grupo de “puretas” que nos hicimos amigos a finales de los cincuenta, aquellos que nos reuníamos los primeros viernes de cada mes para comer juntos y disfrutar de un largo almuerzo lleno de emotividad, alegría y recuerdos, volvíamos a los buenos tiempos.
En los tiempos de pandemia en los que aún vivimos es absolutamente necesaria una ética solidaria y compasiva. Siempre es apropiada la insistencia en el valor de los Derechos Humanos y en su cumplimiento desde una perspectiva individual y social. De este modo, se reconoce el derecho al cuidado y el deber de cuidar.
Como habrán comprobado a través de mis escritos, soy un gran defensor e investigador del “segmento de plata”. Ese grupo de personas que constituyen el grueso de cuantos hemos pasado la etapa laboral y nos encontramos en el “paraíso” de la jubilación. Ojo, pero con las suficientes fuerzas para seguir prestando un servicio a la sociedad. En este caso: “gratis et amore”.
|