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A qué consideramos lenguaje es una buena consideración inicial a la hora de situarnos en el mundo; comprende tanto la emisión de mensajes, como la captación de sus contenidos. Conviene distinguir en primer lugar la emisión de señales espontáneas sin intervención del acto voluntario; una especie de automatismo revelador de múltiples situaciones.
Nada permanece, todo pasa de un extremo a otro. Esto no indica que debamos huir del mundo; al contrario, tenemos que comprometernos más con él. Lo prioritario radica en llevar esperanza en vez de abatimiento, sobre todo a cuantos son vulnerables en los cambiantes destinos de una tierra injusta.
Aún tratándose de su versión más comentada, las estrategias militares no son la única expresión de estas técnicas del disimulo. Vivimos muy ligados a las diferentes formas de mostrarnos de manera equívoca, con toda clase de matices e intensidades. Si unas veces las desarrollamos con plena voluntariedad, son evidentes los encubrimientos que se manifiestan al margen de las intenciones del protagonista.
Hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre un concepto que se defiende mucho, sobre todo discursivamente de la boca para afuera, pero que se comprende bastante poco, a saber, la idea de la meritocracia, según la cual el éxito siempre es producto exclusivo del esfuerzo individual.
No podía intuir que la rutina de aquella tarde de pronto se convirtiese en toda una clase magistral de sabías razones y renovadas esperanzas en la virtud. El caso es que mi café habitual de la tarde, momento que empleo normalmente para escribir algunas notas y repasar otras, se vio positivamente alterado por la espontánea conversación con Ju.
¿En algunos casos la escritura, pintura, filosofía, etc., es una enfermedad, una persona que se pasa toda la vida trabajando en ello y no alcanza un mínimo de aceptación? Como en todo, no sabemos si es una pregunta retórica o de la oratoria, o es una cuestión real e imaginaria.
Se advierte candente la disputa sobre información, desinformación, “fakes” y similares, al tiempo que parece instalarse, en las buenos propósitos progresistas, la contingencia de la censura, o el no rechazo radical de la misma.
La vida es un manantial incesante de novedades, no cabe imaginar su detención. Desde la espontaneidad de un solo sujeto a la amplitud del entorno, el flujo de las nuevas impresiones es muy caudaloso; la vorágine de ese movimiento se convierte en elemento esencial. Junto al peso de la enorme carga del misterio subyacente, perfilan las características de la existencia.
Hoy quisiéramos invitarlos a reflexionar sobre un asunto que siempre es actual, no importa la época en la que estemos parados, a saber, la búsqueda de la autenticidad que se enfrenta crudamente con la tendencia constante de masificarse en una sociedad enferma, sólo para encajar.
Juntos tenemos que comprometernos más y mejor, superando los egoísmos y enmendando actitudes. No debemos pretender sustituir el cielo azul o el aire limpio, por otra atmósfera creada por nosotros. Hay que bajar del pedestal, despojarse de mundo, volver a recrearnos entre nosotros y con aquello que nos rodea.
El pasaje de Ezequiel 37:1-14, que describe la visión del profeta sobre un valle lleno de huesos secos, es una de las imágenes más poderosas de la Biblia, y tiene una profunda relevancia tanto en su contexto original como en nuestras vidas hoy en día.
En 1939, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, un psiquiatra judío llamado Sigmund Freud se trasladó a Londres para escapar de la persecución nazi en su Viena natal. Tres semanas antes de su muerte, el famoso inventor del psicoanálisis se reunió con un profesor de Oxford no identificado en su apartamento y conversó con él largo y tendido. A día de hoy, seguimos sin conocer la identidad de su visitante.
Se atribuye a Mario Benedetti la afirmación de que “cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”. La verdad es que la frase se debe, según parece, no al uruguayo, sino a Jorge Enrique Adoum, escritor ecuatoriano y autor de “Entre Marx y una mujer desnuda”, que leí en mi posadolescencia, cuando eran asimismo otras las preguntas, casi iniciándose nuestra transición política.
Cuando acumulamos expectativas es frecuente que nos asedien las frustraciones, con ese sino tan reiterativo de inclinar progresivamente la balanza hacia las insatisfacciones. Aunque todos disponemos de momentos mágicos determinados para abstraernos de los sucesivos lamentos; para centrarnos en alguno de los espectáculos que se nos presentan por delante.
Hoy más que nunca necesitamos reavivarnos. No es fácil en el actual contexto mundial, marcado por un aluvión de conflictos y sufrimientos, pero tampoco un imposible. Querer es poder. Es cuestión de pararse, de tomar aliento, de activar una visión nueva, lo que conlleva cultivar la confianza en nosotros mismos, para reconstruir y recomenzar con tesón y paciencia, el mejor de los sueños; que no es otro, que la realización como ciudadanos de una casa común.
Hoy he tropezado con una película en Amazon Prime que me ha cautivado y me ha sacado una boba sonrisa hasta el final. Bueno, vamos a ir primero a mi lado superficial, lo cierto es que el protagonista, Nicholas Galitzine está de muy buen ver, y todas las que tenemos una edad nos hemos motivado viendo como Anne Hathaway, una cuarentona mamá de una adolescente, se podía liar con un veinteañero.
Vivimos de los sanos alientos, de la gratuidad de darse y del donarse, de la conjugación de los sueños en un camino que es hermoso, a pesar de las cruces que nos ponemos e imponemos unos a otros; lo que requiere activar el sentido común, que no es otro que el de las obligaciones morales, liberadoras de este espíritu mundano de rigidez e intereses mezquinos, que nos usurpan la libertad.
Una de las características modelada por el ángulo es su apertura, sus lados delimitan el grado de su amplitud con el fondo ilimitado. Al hablar de mirar las cosas, está clara la importancia de la dirección establecida y nuestra capacidad de colocarle obstáculos, somos agentes activos. En el diseño de los automóviles aparecen las zonas invisibles para el conductor, ángulos muertos.
El día 20 de julio se conmemora en la Argentina el “día del amigo”, en razón de la propuesta de Enrique Ernesto Febbrano, quien vio en el “hecho” de la llegada del Apolo 11 a la Luna, tal día pero de 1969, un acontecimiento que supuestamente unió a la humanidad en un sentimiento de fraternidad y esperanza, sin tener en cuenta dos asuntos que son importantes...
Está visto que no evolucionamos mar adentro, continuamos sin abandonar el camino de la arrogancia y el oleaje comunitario no puede ser más violento, porque no hemos renunciado aún al estilo agresivo en el que nos movemos, en vez de adoptar una dócil corriente de entendimiento entre análogos.
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