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En todas las relaciones sociales que con el tiempo acaban siendo más íntimas, los comienzos suelen ser fáciles porque existe una motivación que hace que eso prospere, que vaya avanzando porque el interés emocional es mutuo por ambas partes. Y esto es aplicable para amistades o parejas. En todas ellas, es imprescindible que haya reciprocidad, que exista una conexión que funcione como la gasolina de un automóvil que propicia que día tras día se mueva y circule.
Muchas personas no saben por qué las tratan de esta o aquella manera. ¿Por qué no son capaces de transmitir la seguridad necesaria para alcanzar sus objetivos? En las relaciones interpersonales podemos identificar una fuerte influencia del lenguaje corporal, independientemente de la vestimenta utilizada, el estatus social y la religión. En definitiva, ¡el cuerpo habla!
Desde tiempos inmemoriales, el tacto ha sido una vía de comunicación primordial entre los seres humanos, y en el ámbito de la intimidad romántica, adquiere una relevancia aún más profunda y significativa. Las caricias, además de fortalecer el vínculo emocional entre las parejas, también tienen un poder terapéutico innegable.
En nuestro día a día nos relacionamos con muchas personas. Generalmente, aquellos que nos influyen más, serán los que conformen nuestra familia, amigos o pareja. Será con ellos con los que nos sintamos más cómodos para mostrarnos tal y como somos, pero pudiera suceder que, a veces, la sinceridad pueda sobrepasar determinados límites o la propia confianza excederse de unos rangos y dar lugar a ciertos problemas personales.
La sociedad, tal y como la conocemos hoy en día, nada tiene que ver con épocas anteriores, y eso es porque se encuentra en constante evolución. Las personas que formamos dicha sociedad también lo estamos ya que nuestras relaciones con los demás no son estáticas, sino que están en permanente cambio con diversas modificaciones según nuestras acciones.
Todos necesitamos ser escuchados. Todos necesitamos tener a alguien con quien poder hablar y lo que es más importante, contar con una persona o red social física y presencial que nos genere confianza para conversar no sólo de temas triviales sino de aquellos que nos preocupan o afligen.
Con el paso de los años, la relación puede perder su encanto y sentirse bastante rutinaria. Es en estos momentos es cuando se necesita poner un esfuerzo adicional para avivar la chispa en la relación. Es crucial asegurarse de que las cosas no comiencen a volverse monótonas.
Cuando empezamos una relación, todos tenemos ilusión, ganas y visión de futuro. Y es que está claro que según nuestras experiencias previas, podemos actuar de diversas maneras, habrá veces que nos genere miedo el cómo puede evolucionar dicha relación, habrá otras que, simplemente nos dejemos llevar, pero de un modo u otro debe existir algo que nos una a nuestra pareja, a esa persona que nos va a acompañar en un futuro.
Una nueva ola de calor… una nueva temporada de conflictos con la pareja. Según los datos de un estudio, el 75% de las parejas discute más cuando aprieta el calor. Pero, a la vez, cuando llega el calor tenemos más ganas de relacionarnos y de salir a la calle… y aquí hay algo que no cuadra… o que cuadra demasiado…
¿Sentirse bien con uno mismo es la clave para tener una relación exitosa?, ¿está el dating afectando a nuestra salud mental?, ¿es sana la presión para encontrar el amor o está pesando sobre el estado de ánimo de las personas que están solteras?
Los emparejamientos múltiples y diversos a lo largo de la vida, combinando la presencialidad con el entorno virtual, así como la normalización de las rupturas a cualquier edad, son algunas de las características de las relaciones de pareja de este siglo que están rompiendo moldes, alejándose de los métodos más tradicionales en cuanto a los modelos de noviazgos.
Pensemos, por otra parte, que el mundo nace en nosotros mismos; y, dentro de nosotros, toma vida y adquiere su dominio habitual. Lo cruel de toda esta atmósfera es que el miedo y la desesperación se han enquistado en el corazón de buena parte de la ciudadanía.
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