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Si nos paramos a pensar, tarea que pocos emprenden y vemos que tanto el rico como el pobre tienen un final similar quizás creamos que todo es una broma de mal gusto. Al final unos huesos y una tumba. ¿Todos nuestros esfuerzos han sido inútiles? ¿Es idéntica la suerte del bueno y el malo?
El Misal Romano indica cuáles son los colores tradicionales de las vestiduras litúrgicas: blanco, rojo, verde, morado, negro y rosado. Y puntualiza que «en los días más solemnes pueden usarse vestiduras sagradas festivas o más nobles, aunque no sean del color del día». En este sentido el «color dorado o plateado pueden sustituir a los de otros colores, pero no a los de color morado o negro», nos indica la Instrucción Redemptionis Sacramentum.
Macarena Berlín, directora del taller Depresión y suicidio la realidad silenciada, dice que ha leído una nota de despedida escrita por una joven que se suicidó. Afortunadamente, dice Macarena, dejó una nota que decía: “Estoy rota…lo siento querida familia…jamás tendré paz…nadie merece vivir así…no quiero que me traten como un perro…sólo quería tener una vida normal…pero mi vida es un infierno…lo único que hago es llorar…ya no tendréis que cargar conmigo…he llegado al límite…adiós…lo siento…estoy rota”.
La palabra confinamiento en la vida monástica forma parte de nuestra opción de vida. Es un estilo de vida regido por el Ora et Labora en comunión con todas las persones con opciones distintas de vida, que también forman parte de nuestra vida. El simple hecho de no poder atender huéspedes o el turismo fue algo inusual en nuestro quehacer del día a día, pero no podemos hablar de efectos negativos.
Dada la condición humana, ”silencio y soledad no son palabras del siglo XX. Se adecuan a la Era Victoriana de la puntilla, de los zapatos con botones y las luces de petróleo, más que a nuestra época de la televisión y el video, y personas que hacen footing empalmadas a unos audiófonos. Nos hemos convertido en personas que aborrecen la soledad y nos encontramos mal cuando estamos solos” (Jean Fleming).
Es evidente que el hecho de envejecer, de conseguir cumplir años, de mantener un estado de salud aceptable y, a la vez, conseguir una calidad intelectual, si no óptima, algo muy difícil de mantener, al menos que nos permita mantener una calidad de vida aceptable; no es mérito de la persona sino que será designio de la Providencia, para aquellos que creemos en el más allá y del Sino para los que piensan que, en esta vida todo se acaba y no hay trascendencia alguna.
El apóstol Pablo escribiendo a los cristianos de Filipos, les dice: “Porque nosotros somos la circuncisión (verdaderos cristianos), los que en espíritu servimos a Dios, y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne” (Filipenses 3: 3).
La humanidad entera se está enfrentando al problema del dolor que se hace presente en nuestras vidas y del que no sabemos el porqué. Cómo es posible que un pequeño virus nos haya descolocado de nuestras apacibles vidas. Quizás cuando proyectábamos nuestras vacaciones, nuestro negocio, nuestro futuro no nos pasó por la mente que todo podía irse al traste.
“Lo que aconteció el 4 de octubre de este año 2019 en los jardines del Vaticano y posteriormente en la basílica de San Pedro en relación al culto idolátrico celebrado en honor de la diosa Pacha Mama y en connivencia de los más altos cargos de la curia romana incluido su representante máximo el Papa Francisco, pasará a la historia como un punto de inflexión dentro de esa Iglesia. Con la absorción de unos rituales paganos propios de la cultura amazónica.
Las protestas antirracistas no solamente se han extendido a lo largo y ancho de Estados Unidos, también se han esparcido por todo el mundo. La indignación por la muerte de <b>George Floyd</b> en las manos de un policía que evidenciaba que el deceso no fue fortuito, sino deliberado, ha evidenciado nuevamente el racismo institucional existente en estados Unidos.
Creo que junto a Argentina, Venezuela es el país sudamericano más querido por los españoles. Especialmente por los canarios que le consideran la octava isla del archipiélago. Desde siempre ha sido un país acogedor y lleno de posibilidades para poder crecer económicamente. Personalmente tuve una oportunidad frustrada de desplazarme a la isla de Margarita con un sustancioso contrato laboral.
Antiguamente las edificaciones, con las reparaciones mínimas e imprescindibles, duraban siglos. En las ciudades y los pueblos que se han preocupado de ello, se siguen manteniendo en los centros históricos aquellas casas edificadas siglos atrás y adaptadas a las necesidades actuales. En nuestra época, cualquier casa que tengo más de treinta años se considera obsoleta y pocas de ellas se mantienen a lo largo de dos o tres generaciones.
Como anuncié en mi anterior artículo, también creo en la Iglesia, la que anunció Jesucristo y difundieron por el mundo aquellos rudos pescadores de Galilea, pero sin arreglos ni maquillajes, la que sigue el impulso del Espíritu Santo, dispuesto siempre a repartir sus dones, aunque muchos no quieran recibirlos para poder seguir sus propias ideas.
Francesc de Carreras comienza así su escrito <i>Holandés y calvinista</i>: “Hace unos días en el curso de una videoconferencia familiar un hijo mío nos hizo soltar a todos una carcajada cuando dijo con cara muy seria que a la vista del “personal político que tenemos en España.
La idea de dignidad es descubierta desde la filosofía y la religión. Gracias a ellas, si son usadas de modo adecuado, podemos ver encada ser humano algo que escapa a la observación científica: posee un valor que supera los límites del espacio y del tiempo, porque está destinado a lo eterno.
Si tuviese, aunque fuesen pocos, sabría que la decadencia de los pueblos y España es uno de ellos, no se debe a que el diablo tenga un interés en especial en destruirla por ser la mejor nación del mundo.
Ya me lo advertía mi hijo geriatra. Tienes que cuidarte que lo de la cuarentena. Esta situación tiene segundas, terceras y, hasta cuartas lecturas. Nos hemos preocupado cuidadosamente de no contaminarnos, nos hemos parapetado en nuestros cuarteles de invierno y hemos seguido rigurosamente los dictados de las autoridades sanitarias, civiles, militares y familiares.
Con la pandemia del Covid-19 todo gira alrededor del número de fallecidos que se producen diariamente. Los portavoces de los gobiernos diariamente nos inundan con cifras de los decesos ocurridos y que después tienen que corregir por utilizar maneras distintas de contabilizarlos.
La viñeta muestra una extraña cabeza que representa un capitalista sin entrañas. Su aspecto es amenazador. De su mollera sobresale un asta. Su boca abierta enseña unos dientes amenazadores de la que sale humo que me imagino representa el veneno que brota de su interior. El texto que acompaña el dibujo dice: “La ética y la moral entorpecen el progreso”.
El título de este escrito es el mismo que lleva el cuento escrito por <b >Paulo Coelho</b>, publicado con el propósito “que los niños lo lean en compañía de sus padres durante el confinamiento”. Es pues un relato de entretenimiento que distorsiona el significado de la paz.
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