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Procuren que no despierte, porque a muchos políticos se les acabaría el chollo. Si despertara, resultaría que lo del actual modelo de imperialismo y la globalización, entre otras estrategias de dominación de la minoría económica, pasarían a la historia, ya que el olvidado pueblo tomaría el control de la política, sin interferencias foráneas.
La peor circunstancia que puede encontrarse un ciudadano es el aislamiento, la desconexión con la realidad que da vida a su entorno social. Hoy, puede que siempre, el poder fáctico, permanece de forma permanente en el engranaje social diseñado para, dicen, una buena organización ciudadana (a su servicio).
“Ladrones de guante blanco” (sin violencia), “ Criminalidad de guante blanco” (delitos no violentos cometidos por empleados de alto nivel o funcionarios del gobierno) y el siguiente nivel lo podemos llamar “leguleyos de guantes blancos como avanzadilla contra los delitos de terrorismo” (el poder ejecutivo elimina todo artículo legislativo que ayude a impedir la amnistía del terrorismo).
Imagina que no hay paraíso. Así reza la famosa canción de John Lennon, y así es como me atrevo a titular este artículo. Imagina un lugar donde los delincuentes hacen leyes a su imagen y semejanza porque han sido iluminados por Dios. Imagina un lugar donde las leyes que hacen esos delincuentes son para indultarse o amnistiarse a sí mismo independientemente de los delitos que comentan: corrupción, terrorismo, organización delictiva, malversación de fondos, etc.
Cuando una doctrina se coloca en la cabecera social, la libertad en términos generales palidece, y, en concreto, la libertad de expresión enfila el camino de la agonía, hasta desaparecer. Hoy, la doctrina, ese conjunto de creencias que se muestran como verdades absolutas, está demasiado presente en la existencia colectiva, por lo que la libertad tiene un oscuro presente y peor futuro.
En la práctica, el constitucionalismo es un producto jurídico ideado por los antiguos representantes del gran capital para ilusionar a las gentes y manejar entre bastidores su destino. Sirvió de fundamento a lo que se bautizó como Estado de Derecho. Atento al principio del imperio de la ley, esta pasó a ser el alma del sistema, un producto maleable que atendía, en teoría, al interés general, pero venía afectada por intereses particulares.
El mundo se ha ido transformando a través de las grandes etapas de la naturaleza y en todas ellas el hombre se encontraba, a la vez que maravillado, como sujeto activo de la supervivencia y de la evolución natural y humana. Tiempos oscuros, en los que la cobardía y la audacia fue colocando a cada uno en una zona de la sociedad.
«Nadie tiene intención de construir un muro en Berlín», esas fueron las palabras que pronunció Walter Ulbricht, jefe de Estado de la República Democrática Alemana (RDA), solo un mes antes de ordenar la construcción del «telón de acero», dividiendo, de la noche a la mañana, familias enteras entre una zona del Berlín occidental con el Berlín oriental.
Hay quienes le tienen severa alergia y repulsión, otros la veneran sin entenderla, otros dicen portarla para someter a los demás, otros tantos pasan de ella porque les da igual, otros la necesitan para trabajar, otros la buscan permanentemente y la defienden a capa y espada, creyendo que así la vida es más auténtica. Pues amigos, el problema de la verdad nos acompañó siempre, y no pierde vigencia.
Juan Bautista Say (1767-1832) fue un rico empresario francés y el economista más leído y famoso de su época. Lo segundo, gracias a la enorme difusión que tuvieron su manuales y tratados, los más utilizados en las escuelas de economía que en aquel tiempo comenzaron a proliferar en toda Europa para difundir las ideas liberales.
Podemos hablar en presente o en pasado, pero la inteligencia humana está preparada para comprenderlo. Nuestro hoy... Se parece a las notas de los malos alumnos; algunos, incluso, las falsean. “España te promete las reformas y cuando le das fondos vuelve a la siesta”, Victoria de Wilders del partido ganador en Países Bajos.
Aunque sea muy conocido, estudiado y comentado el hecho, a fuer de que canse solo un poquito, permítanme recordar un episodio de la antigua historia de Hispania, digo Hispania porque en el tiempo en el que ocurrió el hecho, aún no existía otro nombre para la Península, aunque ya los fenicios, que fueron posiblemente los primeros que vinieron a ella para comerciar, le dieron el nombre de Spania (tierra de conejos).
Nos legó Valle Inclán el esperpento originario al escribir Tirano Banderas. De la Grecia antigua procede el término “tiranía”, precisada por Aristóteles como monarquía en la que se ejercita el poder de modo despótico, aunque fueron, en realidad las tiranías, en el arcaico mundo helénico, un paso intermedio entre la oligarquía y la democracia, entendida esta última con las limitaciones del contexto.
Hay un viejo dicho aplicable a la relevancia que toman algunos personajes, y también a los políticos: quien tiene padrino se bautiza. Pero habría que añadir que si es infiel al padrino le pulveriza. Ojo al parche, con referencia a estos personajes de moda que aparecen inesperadamente, se les da cuerda mediática siguiendo las consignas de la sinarquía y se les coloca, aprovechando eso que llaman democracia, en los sitiales del poder, porque todo lo que sube suele bajar.
Uno de los mitos más extendidos en nuestra sociedad es que la economía capitalista en la que vivimos funciona o puede funcionar guiada tan sólo por una mano invisible que, a partir de la simple iniciativa individual, organiza todo el orden económico garantizando -automáticamente y sin necesidad de ninguna otra intervención- estabilidad y plena satisfacción de los intereses generales.
Con el tema de la amnistía, vamos a llegar a algo muy similar a lo que conocemos como “leguleya” o “persona que aplica el derecho sin rigor y desenfadadamente”; yo añadiría y “contumazmente”. Si las Normas, los Reglamentos y las Leyes se convierten en primos hermanos de la ley del “Sí es Sí”, en España tomaremos el camino de los países populistas, dictatoriales, personificados en personas y grupos que no respetan la democracia.
Carlo María Cipolla, historiador económico italiano, fundó, ya en el pasado siglo, a través de un curioso opúsculo, lo que él mismo denominó las leyes de la estupidez humana. Considerando que el porcentaje de estúpidos es constante en cualquier grupo humano sin distinción (incluso si tomamos como referencia el de los premios Nobel), enunció las citadas leyes.
Según Wikipedia.org, el 'soft power' o poder blando es "un término usado en relaciones internacionales para describir la capacidad de un actor político, como por ejemplo un Estado, para incidir en las acciones o intereses de otros actores valiéndose de medios culturales e ideológicos, con el complemento de medios diplomáticos frente a formas más coercitivas de ejercer presión, también llamadas poder duro o 'hard power'.
Ante el desconcierto presente, aquí mismo, casi en la punta del continente europeo, para tener una mínima idea sobre lo que está pasando, hay que tener en cuenta ese fenómeno que se ha llamado la globalización. Esta última, dicho brevemente, es el último acto del despliegue del capitalismo, representado por la corte del gran capital, en términos imperialista y totalitarios a nivel mundial.
En definitiva, nuestras verdades - nuestras mentiras. Unos las llaman extremos otros realidades para una sana convivencia. Otros, muchos otros, las conocen como herramientas de progreso personal o de grupos dentro del grupo principal. En definitiva, la única y certera realidad es un pueblo que, como la historia de siempre nos describe, se presta al juego por su necesidad imperiosa de mantener una familia.
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