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El calendario político catalán, desde hace unos días, ya tiene una fecha más marcada en rojo. A las del 1-O, día del referéndum, 3-O, cuando el rey con su discurso del ‘a por ellos” se enfrentó a más de dos millones de catalanes tomando partido por los contrarios a un referéndum libre y pacífico, y el 12-M, últimas elecciones al Parlament, cabe añadir ahora la del 8-A.
Hoy quiero hablaros del payaso, cobarde y defenestrado Carlos Puigdemont. Hace un par de días lo vi claramente por televisión; no recuerdo en qué cadena. Quiso dar testimonio visual de que había regresado a su ilegal refugio de Waterloo, después de jugar un ratito al gato y al ratón con la canalla catalana lamiéndole sus miserias separatistas; y la rotunda complicidad delictiva de unos componentes de los “mozos de cuadra”, que muy pronto serán condecorados debidamente.
Como siempre que escribo sobre Cataluña y/o los catalanes, trato de ser justo, riguroso y objetivo; por ello nunca se me olvida destacar que en aquella región hay muchísima gente con los mismos sentimientos que en el resto de España respecto a la unidad, solidaridad y la igualdad de todos los españoles.
Acabo de recibir una llamada telefónica en la que me informan de una noticia sorprendente: Puigdemont no se ha movido de su escondrijo. Todo lo que sucedió ayer (8/8/2024) fue fruto de una maniobra de Inteligencia Artificial mediante la cual el abogado y delincuente Gonzalo Boyé, (al que pronto juzgarán -y condenarán por varias causas) en su calidad de representante del delincuente Puigdemont contrató a una empresa belga.
Hace décadas surgió un entramado colectivo en Euskadi que se dedicaba a la violencia callejera. A estos grupos se les denominó “kale borroka”, ya que sembraban el pánico por allá donde ejecutaban sus horrendas acciones. Es inevitable, desde 2017, comparar a la “kale borroka” vasca con los CDR (Comités de Defensa de la República) que camparon a sus anchas por territorio catalán cuando el golpista y fugado Puigdemont huyó como un cobarde.
Supongo que, a la altura de la película en la que nos encontramos, todo el mundo se habrá dado cuenta de lo cateto que es Sánchez, el cartero de La Moncloa; yo lo percibí hace bastante tiempo cuando salieron a la luz sus plagios, sus discursos y sus “despistes de protocolo”. También, cuando fue a un país sudamericano y le tuvo que corregir la jefe de protocolo el lugar que debía ocupar ante la compañía que le iba rendir honores militares.
El problema catalán lleva ya demasiado tiempo enquistado, y eso es una pésima noticia. Desde el sector secesionista se quejan de las casi nulas aportaciones del Estado a su utópica e irrisoria República catalana: ¿qué más quieren los estafadores y golpistas independentistas catalanes?
La aprobación por mayoría absoluta del Congreso de la Ley Orgánica de Amnistía, habría encendido todas las alarmas en los despachos del 'establishment' españolista, quienes habrían preparado una trama judicial para retrasar 'in eternis' la entrada en vigor de la Ley de Amnistía e imposibilitar que Puigdemont pueda regresar del exilio belga como ciudadano libre y revestido de todos sus derechos políticos.
Los menores inmigrantes arriban a toda España. La obviedad -necesitada de recordatorio frente a los envenenadores y falsos patriotas- es que cuando los inmigrantes -menores y adultos- llegan a Canarias llegan a España, llegan a toda España. Y hay necesidad imperiosa de distribuir la acogida por el resto del territorio español.
Creo que por mi cargo público durante un tiempo, estoy en condiciones de opinar sobre el actual independentismo catalán. Sabemos que el actual nacionalismo catalán no es constitucionalista, es independentista, ¿pero lo fue la antigua Convergència? Argumento mi posición al respecto.
Cuando se comenzó a hablar de una Ley de Amnistía el expresidente Aznar lanzó un mensaje a los suyos: “quien pueda actuar que actúe”. Inmediatamente una parte de jueces y fiscales se adhirieron a tan sibilina llamada a boicotear la aún nonata ley. Un grupo de fiscales del Supremo se constituyeron en punta de lanza para impedir la aplicación de la amnistía contra la opinión del Fiscal General del Estado.
Desde tiempos de Felipe V, España siempre ha estado intentado mantener callados a los catalanes, y cuando el 1-O más de dos millones de ellos de forma pacífica votaron favorablemente una propuesta de República e independencia, desde Madrid les enviaron la policía española a apalearlos, y a los jueces, la Brigada Aranzadi, para, con unas especiales interpretaciones de la legislación, acallar las voces disidentes del pueblo catalán.
Superado su período de solipsismo, Sánchez impulsado una vez más por el llamado síndrome de Pontius, (citado en 1820 por el psicólogo estadounidense Charles Graham Pontius) y consistente en «una distorsión en la percepción del peligro que tendría su origen en el exceso de adrenalina de la persona afectada», se presentó ante la sociedad dispuesto a iniciar la cruzada contra la «máquina del fango» y los creadores de bulos mediáticos.
La denuncia del sicofante tardofranquista, el seudo sindicato Manos Limpias contra la mujer de Sánchez por "presunto tráfico de influencias", y la posterior admisión a trámite por el juez Peinado, se convirtió en todo un misil en la línea de estabilidad emocional y de resiliencia de Sánchez al dejarle paralizadas las hormonas segregadoras del arrojo político.
El próximo domingo, 12 de mayo, los catalanes acudirán a las urnas para elegir quién tendrá que dirigir la Generalitat. No es fácil predecir cuál será el resultado de unas elecciones en las que el independentismo puede perder la primacía que ha alcanzado durante los últimos años.
“Caigo yo pero caéis todos”. Confidencia. Protegiendo fuente y seguridad, solo la frase. Entrecomillada. Sin sexo, lugar de trabajo, quiénes pudieron oirla y pormenores que pongan en evidencia al confidente. La dijo Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa, a un grupo de ‘próximos’. Gritando. Con el tono que usa para dirigirse a subordinados. Se dolía de los nueve reveses del momento.
Hoy podremos ver como la inteligencia artificial (Puigdemontera) es capaz de unificar “las conciencias”, gracias a determinados conciertos económicos, que consiguen anular las individualidades, que no matar, sino comprarlas sin mirar costes.
La nueva investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno habría encendido todas las alarmas en los despachos del 'establishment' españolista, quienes habrían preparado una trama judicial para retrasar 'in eternis' la entrada en vigor de la Ley de Amnistía e imposibilitar que Puigdemont pueda regresar del exilio belga como ciudadano libre y revestido de todos sus derechos políticos.
La nueva investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno habría encendido todas las alarmas en los despachos del establishment españolista, formado por las élites financiera-empresarial, política, judicial, militar, jerarquía católica, universitaria y mass media del Estado español por lo que habrían preparado una trama para impedir la entrada en vigor de la llamada Ley de Amnistía que beneficiaría a unos 500 procesados por los sucesos del 1 de Octubre.
Carlos Puigdemont amenaza a Pedro Sánchez, alias «cum fraude» y le pide que aproveche el momento porque de lo contrario peligra «su Moncloa». ¿Qué se puede esperar de felones, mentirosos, delincuentes y mafiosos? ¿Acaso ambos no son todo eso? No había más que ver el miércoles a Carlos Puigdemont en la Eurocámara con una suficiencia inaudita y mirando por encima del hombre a todos, montado en su inmunidad que la cada vez más cutre Corte belga le otorgó.
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