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Conforme a lo establecido en el acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede en el año 1979 sobre la determinación de las festividades religiosas como días festivos, el 15 de agosto, día de la Asunción de la Virgen, es considerado como tal por Real Decreto 2001/1983.
Estoy escribiendo el 9 de agosto fecha en que se celebra la fiesta de Santa Teresa-Benedicta de la Cruz, que el Papa Juan Pablo II canonizó y nombró patrona de Europa. Quizás la Europa con la que soñaba Juan Pablo II no tenga mucho que ver con la que tenemos.
Hace bastantes años, allá por los 60-70, impartía lo que se conocía como docencia, en un importante colegio religioso de la capital. En aquellos días la docencia estaba influenciada por la situación política: educación para una buena convivencia y orientación profesional para un equilibrio personal. El sistema educativo, el que yo practiqué, estaba basado en la reflexión y en la deducción..., la memoria en los libros.
Estos tiempos de pandemia están siendo utilizados por muchos para intentar meternos goles por todas las escuadras: la Ley de la Eutanasia, la Ley de Protección del Menor, la Ley de Memoria Democrática, La Ley de Educación, La Ley de Libertad Sexual, en general todas con tintes de género, exclusivistas, restrictivas y contrarias a la libertad personal y a los sentimientos de una mayoría excesivamente silenciosa.
Hay muchos que han renunciado a toda religión y otros que tratan de construir una religión a su gusto desde la filosofía al simple capricho. Nunca los cristianos han dejado de ser combatidos desde la filosofía, la política o la historia, así que no esperemos tiempos de bonanza, pero confiemos siempre en Dios cuya voluntad se realizará así en la tierra como en el cielo.
Cuando, en la actualidad, se quiere explicar lo que fue la Inquisición, se utiliza el “devenir de la historia social de Europa” como paraguas protector. Cuando, en el siglo XXI, se quiere justificar los “devaneos” de la Jerarquía religiosa, se utiliza, hipócritamente, una palabra “cuasi sacra”: prudencia comprensiva reparadora.
Leo en la prensa la “llamativa” situación de la Iglesia en Cataluña. Sin entrar en detalles, ya a disposición de cualquier persona interesada, sí creo oportuna una breve reflexión personal, como católico y como ciudadano español.
Podemos renunciar a manifestarnos católicos o no dejarnos atrapar por el maligno. Podíamos pensar que estamos en un país católico si vemos desfiles procesionales, imágenes, cantos piadosos y música sacra en las calles y los templos, pero no creo que sea verdad. Hay noticias de próximas elecciones, aunque no se sabe cuándo.
Sirve de recordatorio de que Dios existe y que no lo ha instituido para que se dedique al ocio como se ha convertido.
La ficción como las parábolas siempre han servido para aplicar a la vida real las “convenientes y justas” formas de convivencia social.
Me llamo “YO” y, a estas alturas de la vida, tengo que reconocerte que estoy bastante cansado de todo… Me gustaría levantar la vista y ver algo que haya justificado tanta pelea… Dicen que tú tienes algunas pistas… La verdad es que no creo, sólo ha cambiado el tiempo y sus propuestas… el por qué, sigue igual.
En la misma se celebra la llegada del Espíritu Santo a los miembros de la Iglesia, refugiados y asustados tras la Ascensión de Jesús de Nazaret. Si indagamos en los catecismos de nuestra infancia podemos conocer bastante mejor al Espíritu Santo.
La Biblia es el libro que a la hora de escribirse participaron dos redactores: Los cronistas por parte humana y el Espíritu Santo por la divina. A los primeros debe saberse poner en el lugar secundario que les corresponde. Al Espíritu Santo en el lugar preeminente que le corresponde. “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1: 20,21).
Siempre he pensado que el ser más cercano a Dios es el agnóstico. Siempre estuve convencido de que la verdad de uno mismo es la duda. Esa duda lleva al agnóstico frente a la “fe” del creyente: ¿quién y por qué? o ¿por qué y quién?
Hemos olvidado a Dios y hemos caído en un “progresismo” ruinoso que está destruyendo la convivencia en estos tiempos de pandemia.
Juan Planellas, arzobispo de Tarragona en su escrito El camino de la vida que a la vez es el título de una obra de Lev Tolstoi es muy estimulante. ¿Quién no desea encontrar el camino de la vida? El arzobispo transcribe del libro del escritor ruso este texto: “Los pensamientos aquí reunidos pertenecen a los autores más diversos, empezando por la escritura brahmi, la confucionista, la budista, incluso los evangelios, las epístolas y a muchos pensadores tanto antiguos como modernos”.
Este año se celebra la 13ª convocatoria del Concurso de Relatos Escritos por Personas Mayores de 60 años. El tema: ”Este es el principio de una gran historia y tú eres el protagonista. El tema incita al narcisismo en las personas mayores. No debe olvidarse que el narcisismo consiste en la complacencia de una persona en sus propias cualidades y logros.
La brisa acaricia mis mejillas moradas por el frío, pero en mi elección he sido yo, me salió del alma, como brota el agua de un manantial, como la risa de un padre cuando ve crecer a su primer hijo (el segundo no le sorprenderá), como la recuperación tras una larga y penosa enfermedad que pudo ser… mortal.
Me pongo a escribir este artículo el 26 de abril fiesta de San Isidoro de Sevilla que vivió tiempos complicados (556-636) época de transición entre la decadencia del mundo romano y el asentamiento en España del pueblo visigodo y sus problemas religiosos: arrianismo y catolicismo.
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