| ||||||||||||||||||||||
No es un secreto que Madrid es la cuna de la restauración, contamos con una amplio abanico de restaurantes y más aún si nos adentramos en los aledaños del barrio de Salamanca… Pero entre tanta oferta lo cierto es que tan solo unos pocos han logrado sobrevivir a lo largo de los años…uno de los clásicos que perduran en el tiempo es la marisquería El Cantábrico, restaurante que abrió sus puertas allá por el año 1948, y que puede presumir de ser una de las primeras marisquerías de la capital.
Hace algún tiempo leí un ensayo —que se presentaba como un diálogo entre dos eruditos contertulios— cuyo título, Nadie acabará con los libros, zanjaba, casi pendencieramente, un debate que durante décadas ocupó un lugar central en los ámbitos consagrados a eso que, con proverbial munificencia, hemos dado en llamar cultura.
'IA generativa para dummies', de Bonaventura Di Bello, contiene todo lo que necesitas para crear contenidos con IA generativa. Bonaventura Di Bello es divulgador y formador técnico desde los años ochenta y ha sido responsable de la alfabetización informática de miles de personas a través de cursos, revistas y libros.
La lectura de algunas obras exige, en mi caso, la dedicación reflexionada que postulo, con la mano armada de lápiz y la compañía del cuaderno donde fijar apreciaciones y notas. En las más de las veces, la continuidad lectora está condicionada por vicisitudes vitales que entorpecen este tránsito.
Tuve el placer de asistir al estreno de una obra tan ligera, tan magna y tan soterrada hasta aquel momento, en el que la inasequible a todos los desalientos y soprano de fuste, Sara Viñas, en su rol de musicóloga, tuvo a bien escarbar por entre las arenas del conservacionismo patrimonial tales vestigios zarzueleros en pos de obrar su fidelísimo (pese a lo matizadamente actualizador) remozamiento, y asistí junto a otro insigne: el poeta José Antonio García Palazón.
El dinero es un vehículo muy útil para alcanzar bienes, experiencias, conocimiento, pero no es un fin último. Si se entiende sólo como algo transitorio, será más fácil darse cuenta que la prosperidad forma parte de la vida con mucha mayor frecuencia de la que se percibe. Pero ¿qué entendemos por prosperidad financiera?
Cuenta Irene Vallejo que San Agustín se quedó absolutamente perplejo al ver al obispo de Milán leyendo para sí mismo, al ver cómo “sus ojos transitaban por las páginas, pero su lengua callaba”. La anécdota la usa la escritora —siempre elegante, delicada y tensa— para argumentar que, hasta bien entrada la Edad Media, la lectura se hacía solo en voz alta, de ahí la extrañeza del filósofo, que veía, por primera vez, un lector tal como nosotros lo imaginamos.
Anarquismo no fundacional (Gedisa, 2024), de Tomás Ibáñez, se me antojó, nada más acabar de leerlo del tirón (pues su autor propicia que sea susceptible de ser transitado su luminoso escrito de tal modo), un libro llamado a ser de referencia cuando de acudir a lo que conocemos como anarquismo se trate, pues, no en vano, en poco más de cien páginas Ibáñez logra un tratado que a la vez lo es de teoría y crítica política, de historiografía, de filosofía…
En unos meses hará 75 años de la novela El festín de Babett de Karen Blixen (en 1987 fue llevada al cine por Gabriel Axel, también danés): en un aislado pueblo de pescadores de la costa noruega, la comunidad practica, en el sentido más estricto, los principios religiosos que el pastor ha predicado durante años. De pronto, Babette, una cocinera parisina que escapa de la Revolución francesa, aparece en sus vidas para cambiarlas.
No es costumbre de quien esto suscribe reseñar a pares. Pero últimamente han llegado a mi poder dos libros, ambos editados por Alfaguara, cuya disparidad, me sugiere hacerlo así. Me refiero a ‘Las hermanas Jacobs’ de Benjamin Black y ‘Bartleby y yo’ de Gay Talese.
Resulta admirable encontrarse con un libro que guarda sus raíces en la investigación académica y en la fusión de las pasiones por la tradición oral y la ilustración. La cantidad de datos, citas, reflexiones minuciosas, relatos, trazos y nombres aparecen de una manera tan acertada, que en conjunto configuran ese terreno seguro donde entregarnos confiadamente a la lectura.
Quizás sea porque tengo predilección por las bañeras, me parecen un elemento intrigante y está integrado en una novela no tan intrigante pero necesaria. Como a otros lectores, también me llamó la atención el título y la portada. Una bañera en la que lavar las ideas, el dolor, una vida pasada, el tormento, los fantasmas. Una bañera en la que sumergirse y soñar. Con una vida mejor.
La película del año que ha generado tanta expectación – más por la interpretación de Emma Stone que supera cualquier otra interpretación en la historia de las actrices – ha llegado a la plataforma de Prime Video bajo alquiler y he aprovechado estos días de fiesta para verla. Sabía lo que me iba a encontrar y ha sido una experiencia curiosa.
Si un anhelo nos acompaña a aquellos que escribimos, especialmente a quienes escribimos poesía, es aquel de que la palabra resulte suficiente. Que ese hilvanado de vocablos al que intentamos dar belleza y alguna clase de sentido, se levante ante quienes le dimos forma y nos muestre un trabajo terminado, eficaz en su intento de mostrar fuera de nosotros aquello que larvado, incipiente, demandaba un brote, una mutación hacia el mensaje, hacia la obra pulida y sonora.
En el poemario “Infamélica” Rolando Revagliatti emplea el desliz irónico, el doblez, el juego del pensamiento que nunca es liso, que se despliega en sus muchas dimensiones y matices para ofrecernos un compendio de la condición humana. Comulgamos de esta forma con una cantidad de perfiles expuestos en determinadas situaciones íntimas y desgajadas.
Tras medio siglo de profesión a sus espaldas, Marco Bellocchio reincide en algunos temas clave que trazan un recorrido sutil y, sin embargo, más recóndito y vasto título a título. Cada nueva propuesta se convierte en la exploración de un nuevo recoveco. El posicionamiento político siempre intuido a partir de la historia ficticia, el miedo hacia lo desconocido, los conflictos circunscritos en el ámbito doméstico y familiar, la mirada social, la presencia de figuras terroríficas en sus largometrajes…
Con Mikel me une una historia que bien podría ser motivo de novela, ambos somos escritores, nos guiamos por tramas similares y somos apasionados de la novela negra y el cine, referencias que utilizamos habitualmente. Solo hay un inconveniente en “nuestra relación”, que es de Bilbao, y yo de Donosti, la rivalidad está servida.
Cuando terminé de ver Oppenheimer supe que me encontraba ante un verdadero reto: ¿por dónde comenzar a analizar la película de Christopher Nolan? Entonces decidí aferrarme a ese sentimiento de desconcierto con el que salí de la sala de cine. Y es que la explosión de la bomba atómica en la historia del director estadounidense, si bien es el clímax, no es lo más impresionante del largometraje de tres horas.
Jordi Mollá, actor, pintor y escritor, además ha co-escrito y dirigido este “fracasado” filme. Jordi Mollá, buen actor y creador inquieto (pinta, escribe...) debuta en el largometraje, después de haber dirigido dos cortos, Walter Peralta (1993) y No me importaría irme contigo (1995), con esta película en la que también interpreta y ha colaborado en el guion.
Sin lugar a dudas nos encontramos ante una recopilación imprescindible para los amantes de las novelas policiacas y de detectives. En esta ocasión, la editorial Plutón ediciones, reúne en un solo volumen todas las obras del genial detective londinense Sherlock Holmes, creado por la pluma del magnífico escritor Sir Arthur Conan Doyle.
|