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Por más que se diga que se tiene que tener memoria histórica para que no se repitan los horrores del pasado, no aprenderemos la lección. Los corazones que es dónde se forjan las guerras y las injusticias sociales seguirán engendrando los pensamientos que nos llevan a cometer los crímenes y las injusticias que se cometen a diario en todos los estamentos sociales.
Que quede constancia que soy cristiano católico apostólico y romano, pero, a pesar de ello, hay cosas de esta mi Iglesia que si no se tratase de asuntos serios y de transcendencia sería para tomárselos a humo de pajas o a chacota, pues sería conveniente y necesario que alguien explicase qué se consigue con este revisionismo histórico, quién lo promueve y qué se consigue con ello.
“Decía santa Teresa de Jesús que a Dios se le encuentra incluso en la ollas. La fundadora de la orden de los Carmelitas Descalzos, además de ser representante de la literatura del siglo de oro, inicia con esta metáfora que la Divinidad no solo resplandece en las ceremonias solemnes, sino también en los pequeños actos cotidianos, cazuelas e iglesias al margen, en las librerías".
Ha caído en mis manos un delicioso librito con este título. Su autor es un viejo amigo mío, que ejerce su vocación de sacerdote en una parroquia malagueña. Es un gran poeta, teólogo, escritor y sobre todo cura, que une su extraordinaria capacidad intelectual con su sencillez para acercarse al Evangelio.
Así empieza Llàtzer Moix su escrito Soldados de la verdad: “Cada día vemos en los telenoticias soldados y voluntarios ucranianos armados y dispuestos a defender su país. Cada día vemos en la tele periodistas que defienden la verdad con el micro y la cámara, con el boli y bloque de notas. Estos no llevan uniforme, pero también se les puede llamar – soldados de la verdad -. Su valentía no desmerece la de aquellos que empuñan armas”.
Joan Josep Omella, arzobispo de Barcelona, en su discurso inaugural como presidente de la Conferencia Episcopal Española, dijo cosas muy duras de la jerarquía católica sin llegar al fondo de la cuestión. Pidió perdón por las divisiones, incoherencias e “inconsistencias internas” y la corrupción “dentro de la Iglesia y de sus pastores que contribuyen no sin escándalo y falta de confianza en la jerarquía” de la Institución.
La columna semanal que vengo publicando desde hace más de diez años bajo el título de “el segmento de plata”, nació de la iniciativa de un periódico digital que me la solicitó. Posteriormente, años después, decidieron eliminar ese apartado. Pero ya le había cogido “gustillo” al tema y sigo intentando cada semana, poner en valor (como se dice ahora) las capacidades de los pertenecientes a este segmento de edad.
A lo largo de los últimos cincuenta años una gran parte de mi vida se centró en el “la búsqueda del inicio del camino que te conduce al encuentro con la fe cristiana”. Como consecuencia de mi contacto con el mensaje de Jesús, en cuanto podía o me dejaban, me aprestaba a transmitir esos conocimientos a cuantos estimaba que prestaban cierta receptividad al mensaje.
Ayer asistí a una Primera Comunión. ¡A finales de septiembre! Es la segunda vez. El año pasado, en el otoño del 2020 también asistí a otra. Me resulta extraña la fecha, fuera de la tradicional primavera. Nos cuesta trabajo adaptarnos a la “nueva normalidad”, pendientes siempre de lo que determinen los políticos (el gran hermano) que controlan los tiempos, los espacios y las mascarillas.
El vandalismo está de moda hoy. Solamente se necesita fijarse cómo terminan los botellones y cómo reacciona la juventud ante la policía. Las manifestaciones de protesta a menudo finalizan con enfrentamientos con la policía, quema de contenedores, destrozos del mobiliario urbano, roturas de cristales de los establecimientos… No es cuestión de que calles y plazas que no estén bien iluminadas. Se debe a la condición humana.
Los medios de comunicación y la cibernética han roto todas las fronteras para el acceso a la cultura, los estudios y el conocimiento. Pero sigue siendo preciso que alguien, por el medio que sea, les siga diciendo a los que lo desconocen que Dios les ama y que todos somos hermanos. Sigue necesario el traspaso boca a boca de las verdades del Evangelio.
Seguramente que si confiesas tu creencia en la vida eterna puedes ser catalogado de iluso por quienes te oigan, pero será mucho peor para los que nieguen la otra vida y se encuentren con ella cuando ya no tiene remedio. Podemos estar preocupados por mil cosas, ya sea nuestro éxito personal, la política y hasta la olimpiada, pero, por favor, solo Dios es lo único necesario, no lo olvidemos nunca.
La musiquilla de siempre: culpar a Dios de los males que cometemos entre todos. Es decir, convertir a Dios en chivo expiatorio al traspasarle nuestras culpas y hacerlo responsable de nuestros delitos. Cierto que Jesús cargó con nuestros pecados en la cruz en donde derramó su sangre que limpia todos los pecados y hace de los que creen en Él nuevas personas que comienzan a amar con el amor con que Él nos ha amado.
Cuando, en la actualidad, se quiere explicar lo que fue la Inquisición, se utiliza el “devenir de la historia social de Europa” como paraguas protector. Cuando, en el siglo XXI, se quiere justificar los “devaneos” de la Jerarquía religiosa, se utiliza, hipócritamente, una palabra “cuasi sacra”: prudencia comprensiva reparadora.
Después otra pérdida, y otra, hasta que se decide cambiarla.Básicamente el problema de la juventud violenta es la consecuencia de unos padres que no cumplen con su responsabilidad de instruir a sus hijos en el camino de la justicia.
Debido a este muy desagradable hecho D. Marchena se pregunta: “¿Qué pasa cuando una ley recomienda cómo pueden ser las correcciones que deben los niños recibir en casa?” El Comité de los Derechos del Niño alerta al síndico Rafael Ribó sobre un apartado de la ley catalana 25/2010 que dice.
Está presentando actualmente un programa en la 1 que me ha encantado. Un programa amable, simpático, con un elenco de actores extraordinario y un protagonismo que Rovira lleva con soltura y desparpajo. Con esa gracia malagueña que no se adquiere en las escuelas de arte sino en la leche que se mama. Da su sitio a los entrevistados y los lleva a su terreno con su juego con el guión que maneja a su gusto.
Muchos de los que se consideran progresistas desprecian olímpicamente todas las ideas que no hayan salido recientemente de los “gurús” de nuestro tiempo. A cualquiera se le ocurre una chorrada, la sube a las redes sociales y se clasifica inmediatamente como “tendencia”. Todo lo anterior es “vintage”.
¡Alto! El narcisismo es una falacia. Bajo la apariencia de una gran estima los narcisos esconden sentimientos de inseguridad, de insuficiencia que se enmascaran y se compensan con el salto a la fantasía. Subir a lo alto del podio del éxito.
El Dr. José Besora, dice: “Se está medicando el sufrimiento. La tolerancia a la angustia es mínima y se soluciona con una píldora”. La atención personalizada de la persona que sufre es cara y la sanidad pública, y más si está insuficientemente financiada como lo está hoy, opta por la opción más barata que es medicar al paciente con lo que en algunos casos se le convierte en un zombi. Aparentemente quien sufre se tranquiliza gracias a los fármacos suministrados, pero ello no alivia el dolor del alma. Todo lo contrario, se agrava. La única salida para él a tan insoportable situación es quitarse la vida.
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