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Los medios de comunicación y la cibernética han roto todas las fronteras para el acceso a la cultura, los estudios y el conocimiento. Pero sigue siendo preciso que alguien, por el medio que sea, les siga diciendo a los que lo desconocen que Dios les ama y que todos somos hermanos. Sigue necesario el traspaso boca a boca de las verdades del Evangelio.
Seguramente que si confiesas tu creencia en la vida eterna puedes ser catalogado de iluso por quienes te oigan, pero será mucho peor para los que nieguen la otra vida y se encuentren con ella cuando ya no tiene remedio. Podemos estar preocupados por mil cosas, ya sea nuestro éxito personal, la política y hasta la olimpiada, pero, por favor, solo Dios es lo único necesario, no lo olvidemos nunca.
La musiquilla de siempre: culpar a Dios de los males que cometemos entre todos. Es decir, convertir a Dios en chivo expiatorio al traspasarle nuestras culpas y hacerlo responsable de nuestros delitos. Cierto que Jesús cargó con nuestros pecados en la cruz en donde derramó su sangre que limpia todos los pecados y hace de los que creen en Él nuevas personas que comienzan a amar con el amor con que Él nos ha amado.
Cuando, en la actualidad, se quiere explicar lo que fue la Inquisición, se utiliza el “devenir de la historia social de Europa” como paraguas protector. Cuando, en el siglo XXI, se quiere justificar los “devaneos” de la Jerarquía religiosa, se utiliza, hipócritamente, una palabra “cuasi sacra”: prudencia comprensiva reparadora.
Después otra pérdida, y otra, hasta que se decide cambiarla.Básicamente el problema de la juventud violenta es la consecuencia de unos padres que no cumplen con su responsabilidad de instruir a sus hijos en el camino de la justicia.
Debido a este muy desagradable hecho D. Marchena se pregunta: “¿Qué pasa cuando una ley recomienda cómo pueden ser las correcciones que deben los niños recibir en casa?” El Comité de los Derechos del Niño alerta al síndico Rafael Ribó sobre un apartado de la ley catalana 25/2010 que dice.
Está presentando actualmente un programa en la 1 que me ha encantado. Un programa amable, simpático, con un elenco de actores extraordinario y un protagonismo que Rovira lleva con soltura y desparpajo. Con esa gracia malagueña que no se adquiere en las escuelas de arte sino en la leche que se mama. Da su sitio a los entrevistados y los lleva a su terreno con su juego con el guión que maneja a su gusto.
Muchos de los que se consideran progresistas desprecian olímpicamente todas las ideas que no hayan salido recientemente de los “gurús” de nuestro tiempo. A cualquiera se le ocurre una chorrada, la sube a las redes sociales y se clasifica inmediatamente como “tendencia”. Todo lo anterior es “vintage”.
¡Alto! El narcisismo es una falacia. Bajo la apariencia de una gran estima los narcisos esconden sentimientos de inseguridad, de insuficiencia que se enmascaran y se compensan con el salto a la fantasía. Subir a lo alto del podio del éxito.
El Dr. José Besora, dice: “Se está medicando el sufrimiento. La tolerancia a la angustia es mínima y se soluciona con una píldora”. La atención personalizada de la persona que sufre es cara y la sanidad pública, y más si está insuficientemente financiada como lo está hoy, opta por la opción más barata que es medicar al paciente con lo que en algunos casos se le convierte en un zombi. Aparentemente quien sufre se tranquiliza gracias a los fármacos suministrados, pero ello no alivia el dolor del alma. Todo lo contrario, se agrava. La única salida para él a tan insoportable situación es quitarse la vida.
El desastre económico, emocional e intelectual que nace de la embestida global del covid-19 ha servido para descubrir la fragilidad del ser humano y darnos cuenta que tiempos como el presente descubren su impotencia. El cineasta Woody Allen en su autobiografía publicada coincidiendo con el desastre de la pandemia, titulada Sobre la nada.. En su obra se refiere al “caos maligno de un universo sin sentido”. El universo puede ser verdaderamente peligroso cuando no se le respeta. ¿Sin sentido? No lo creo.
El Misal Romano indica cuáles son los colores tradicionales de las vestiduras litúrgicas: blanco, rojo, verde, morado, negro y rosado. Y puntualiza que «en los días más solemnes pueden usarse vestiduras sagradas festivas o más nobles, aunque no sean del color del día». En este sentido el «color dorado o plateado pueden sustituir a los de otros colores, pero no a los de color morado o negro», nos indica la Instrucción Redemptionis Sacramentum.
Macarena Berlín, directora del taller Depresión y suicidio la realidad silenciada, dice que ha leído una nota de despedida escrita por una joven que se suicidó. Afortunadamente, dice Macarena, dejó una nota que decía: “Estoy rota…lo siento querida familia…jamás tendré paz…nadie merece vivir así…no quiero que me traten como un perro…sólo quería tener una vida normal…pero mi vida es un infierno…lo único que hago es llorar…ya no tendréis que cargar conmigo…he llegado al límite…adiós…lo siento…estoy rota”.
Personalmente asisto a diario al reparto de alimentos para miles de personas de todas las edades en nuestra querida Málaga. Curiosamente, la gran mayoría, en instituciones regidas y administradas por seguidores de ese Jesús de Nazaret que nos sigue diciendo: dadle vosotros de comer.
Para comprender esta explicación hay que ser mínimamente creyente. Con lo poquito que recordamos de nuestra instrucción catequética, entendemos que la providencia divina es la ayuda que Él nos presta para superar problemas y necesidades imperiosas.
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